15. Diciembre

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—Bien... A mí me tocó una chica increíble en todos los aspectos.— Alberto hablaba mientras yo tragaba saliva de una forma poco usual, estaba nerviosa.
—Me tocó Lían.— se dirigió a mí para darme un abrazo fuertísimo, entregándome mi carta y una pequeña bolsa de regalo.

Reí a primera instancia de nervios, y luego mencioné a Santi, entregándole su carta con unos chocolates de almendras, para que luego el le entregará a Valentina. Todos les hicimos burla de tal escena romántica, no cabe duda que este estaba siendo uno de los mejores intercambios que he tenido y no por los regalos, más bien eran las personas que formaban parte de el.

—A mí me tocó Tony, pero en este caso sería Manu.— Valentina con euforia total dio su pequeña carta a Manu, en realidad ¿Qué podría decir su carta? De igual manera Val reparte amor por igual.

—Eso significa que a André y a mí nos tocó mutuamente.— mencionaba Acacia con una sonrisa muy inusual en ella. Se le miraba alegre y divertida al igual que André, se dieron sus respectivos detalles.

Todos reíamos en medio del campo de fútbol, el cual se encontraba totalmente vacío, el cielo despejado pero con un ligero viento, las ramas de los árboles se agitaban y unos cuantos estudiantes estaban sentados en las gradas.
Un momento perfecto que guardaría en mi memoria, los chicos que consideraba totalmente inalcanzables e indispuestos se encontraban frente a nosotras disfrutando y compartiendo nuestro tiempo y nuestras risas.

En el trascurso de los minutos decidimos tomar una foto navideña que plasmara el recuerdo de esta pequeña tarde, pues era el momento de la despedida, ellos irían a casa de Alberto y nosotras a algún restaurante que encontráramos en el camino.

—¿Saben? Deberíamos de salir mañana, serán dos largas semanas de vacaciones y no podremos vernos.— explicaba Sebas mientras todos apoyabámos su idea.
Las vacaciones de invierno es más de pasarla en familia, se nos complicaría vernos.

—Me parece una excelente idea ¿Qué les parece chicas?— pregunta Alberto, a lo que nosotras respondimos un determinante SI.

Nos despedimos todos, con muchos ánimos por el día de mañana. Cada quien tomó su respectivo camino, así que mis amigas y yo nos dirigimos a un pequeño bar para comer, ya había pasado un buen rato desde el convivio.

—¡Me muero de ansias por leer nuestras cartas!— tomando asiento en una silla maderosa decía Dani emocionada.

—¡Yo también! ¿Creen que ellos estén leyendo las nuestras?— continuaba Vivian colocando su bolso en el perchero de la mesa.

El lugar era fresco, plantas colgantes en las paredes del bar con un par de fotografías vintage y un tragaluz en el techo. Los asientos muy cómodos por cierto.

—Y bien Li... ¡Abre tu carta!— Val me daba un pequeño empujón en mi hombro incitando a que la abriera.

—¡Si! Li ¿Qué dice? Nos morimos por ver lo que el queridísimo Alberto escribió para ti hee.— Acacia insistía en tono burlón echándo una mirada lujuriosa, las demás seguían su plan mañoso.

—¡Está bien! ¡Esta bien chicas! Pero primero la leeré yo he.— finalicé riendo y abriendo la carta que se encontraba en un sobre verde pastel.

—¡¿Qué dice!?— en coro gritaron las chavas para llamar mi atención tras ver mi rostro inexpresivo.

Se las mostré, y cuando cada una terminó de leerla quedaron sin palabras al igual que yo. No había mucho que comentar, tal vez uno toma inspiración y al momento de escribir deja plasmado sus sentimientos y emociones.
Sin más que decir empezamos a comer y brindamos por nuestra gran amistad.

Antes De Decir AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora