20. Febrero

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Parada, dando mi mejor versión con unos jeans, blusa de tirantes de terciopelo rosa, con una chaqueta de cuero y cabello totalmente lacio, a lado mío estaba Vivian quien venía con un chongo sutil y un vestido casual negro, mientras mirábamos como Alberto bajaba las escaleras del lugar, Vivian dijo que a última hora el y Pepe decidieron comprar el boleto para la fiesta de la planilla.

Sería una gran mentira si dijera que no se veía guapo, porque en realidad se veía guapísimo, como siempre, digno de el. Si no fuera poco la canción de Jungle suena nuevamente en mi cabeza mientras logro apreciar su gran estilo para caminar y vestir, trae puesta la chamarra negra que tanto me gusta, sus jeans y bueno el resto del outfit está demás por el simple hecho de ser él, era lo que valía la pena, cada instante.
Se acercó hacia nosotras, al parecer iba a darnos un gran abrazo como es su costumbre y que por supuesto, evitaría a toda costa, después de todo, debía mantener mi postura de indiferencia, sus acciones no han sido las más congruentes últimamente, tal vez le debo mi actitud a los celos que han surgido en mi tras estos días.

—¡Hola amigas!— dijo alegre mientras nos daba un beso en la mejilla a cada una. Al parecer yo estaba actuando como la chica más inmadura al ignorarlo. Un "nos vemos a dentro" fue lo que simplemente dijo al darse cuenta del rostro de Vivian y mio, frío, indiferente, ¿Grosero? Perplejo, saludó a los demás que se encontraban fuera del lugar para luego meterse a la fiesta.

—No tienes que ignorarlo si no lo deseas, es un asunto entre el y yo. Sé que te duele ignorarlo de esta forma.— Vivian me aconsejaba al ver mi cara de consternación. Y aunque ella creía que lo hacía por amistad, muy aparte de eso, era un asunto que no podía tolerar.
¿Por qué hago esto? Tan solo somos "amigos" y lo que haga o deje de hacer no me debería de importar.

Pasó un rato, veíamos quien llegaba a la fiesta mientras esperábamos a qué Valentina llegará, saludamos a unos cuantos conocidos, saludé a las chicas del equipo de básquetbol, en especial a Cindy, es un año menor que yo y ya es toda un alma de las fiestas, muy divertida y ¿Loca? Luego de un rato de espera y resignación al no ver llegar a Valentina entramos a la fiesta.

El club era obscuro, tenía pinta de estar construido con ladrillo, era un estilo Hacienda, muy lindo, rústico también muy amplio, el DJ y sus luces neón eran lo único que iluminaba el lugar, el ambiente apenas comenzaba, algunos ya estaban en la pista bailando, otros cuántos bebiendo mientras Vivi y yo quedamos paradas por un momento pensado que hacer pues las mesas se habían acabado, todas ocupadas, no pudimos apartar una todo por tardar en entrar y lo que aún era más vergonzoso, sin bebida.

Para nuestra buena suerte Valentina cómo siempre fue la salvación.
Nos saludamos con un abrazo triple, detrás suyo estaba lo que parecía ser su novio que le doblaba la edad y aunque eso no nos extrañaba, tenía pinta de buen muchacho.

—Niñas el es mi novio Paul.— entusiasmada nos decía Val mientras dábamos un saludo a su galán y ¡WOW! Era más bien que recibido, traía unas botellas de alcohol, refresco y hielos, no es que seamos borrachas, pero traer bebida a la fiesta te da un plus para que sin problema te den una mesa, ridículo pero real.

Intenté buscar unas cuantas sillas con la mirada dando un giro de 360° al salón pero lo único que encontré fue a Alberto sentado en la barra dirigiendo su mirada hacia mi. Era momento de demostrarle que el ni los otros son indispensable en nuestras vidas. Pues en estos últimos días se sienten que son lo más importante y que el mundo gira en torno a ellos, pero no, ¡No es así!

Luego de que ese pensamiento pasará por mi mente, en una esquina del salón habían unas cuantas sillas y luego de que los encargados corrieran a un par de chicos que estaban sentados en una mesa sin bebida, nos asignarán una mesa a nosotros, pusimos los hielos, vasos la botella para preparar las bebidas.

Antes De Decir AdiósWhere stories live. Discover now