49. Hay manera de salir de aquí

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─ Muero de aburrimiento, Adam. No hemos encontrado nada relevante en ese estúpido libro y ni siquiera se para que sigues leyéndolo ─ ya estaba harta de todo esto.

─ ¡Silencio! Escucha esto ─ leía el libro muy atento. ─ "Sección Ángeles Guardianes."

─ Eso llama mi atención, sigue.

Los Ángeles Guardianes son como la palabra lo dice ángeles encargados con una misión muy especial: cuidar a sus humanos asignados con su vida. Se dice que aquellos humanos que necesitan cuidados de un ángel son porque la amenaza de muerte en su vida es inminente, aún así si el humano llegara a morir, no se culpara al ángel por su muerte. Una de las exigencias más grandes es que jamás un ángel puede enamorarse de su asignado y si es así, se arrancaran sus alas y se exiliará al mundo de los muertos hasta que el humano muera. Son muy radicales ─ dijo Adam algo sorprendido. A mi cabeza vino Will y en la decisión que yo había tomado, ahora creo que es la mejor que pude tomar por su bien.

─ ¿Hay algo más?

─ Si, dice que son pocos los ángeles guardianes que existen, ya que no a cualquier ángel se le da ese cargo y es por eso que aprecian tanto cuando se los dan ─ explicó Adam.

Luego siguió leyendo.

Hace mucho tiempo hubo un ángel muy apreciado por los demás excepto por uno que fue exiliado. Su nombre era Daniel. Daniel fue un ángel guardián que se enamoró de su asignada y resultado de eso los arcángeles tomaron las medidas necesarias. Finalmente cuando el humano murió, Daniel volvió a la tierra como un ángel caído, atormentando la vida del respetado ángel guardián. Cuyo nombre no sale aquí, ¡genial! ─ exclamó Adam ─ pero, escucha esto...

Daniel prometió venganza para los arcángeles, atormentando cada vida humana a cargo de los guardianes. Creó un mundo anti ángeles, capaz de encerrar cada alma humana cuidada por los ángeles guardianes, dejando consigo en sus cuerpos una marca en forma de cruz. Dicha marca queda grabada en el pecho de los humanos, dejándolos inconscientes meses para luego enloquecer.

Me acerqué hasta él y miré el libro, la marca estaba dibujada en el centro de la página.

Hasta el día de hoy se desconoce que alguien haya podido escapar de ese mundo ─ leí y no lo podía creer ─ y es posible destacar que ningún humano que no sea protegido por un guardián pueda llegar a aquel mundo.

─ Will era un ángel, ¿no? ─ dijo Adam confundido.

─ Era más que eso, Adam. Era mi ángel guardián ─ estaba preocupada ─ eso significa que ese tal Daniel me puso aquí. Eso explica la marca y el tiempo que estuve inconsciente, pero ¿por qué tú?

─No sé, pero eso quiere decir que hay una manera de salir de aquí ─ dijo él.

─ Según el libro nadie ha podido escapar, ni siquiera puedo hacer portales porque literalmente solo nuestras almas están aquí.

─ ¿Qué rayos? ─ gritó él.

El libro en sus manos comenzó a brillar y el lugar comenzó a moverse.

─ ¿Cómo es posible que hayan terremotos aquí? Esto ni siquiera existe ─ grité afirmándome de un sillón al igual que Adam.

Él había soltado el libro y cuando lo vi en el suelo, este se evaporó dejando en su lugar un polvo azul.

Un ruido estruendoso se escuchó por todos lados, como si el lugar se fuera a caer por completo. Como pude caminé hasta Adam y lo abracé fuertemente. No es momento de morir o ¿sí?

Los Caídos #1 - Ángel guardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora