Los Caídos #1 - Ángel guardián

27. Jodida mierda

Adam

Cuando estaban todos aquellos vampiros a punto de atacarnos, un grito descomunal se extendió por todo el parque. El piso vibro y los chupa sangre se taparon las orejas, cayendo al suelo de rodillas. Nosotros volteamos a ver de dónde provenía el grito y era Mia, quien se encontraba un par de metros más allá. Se escuchó el sonido de vidrios romperse y todos los vampiros desaparecieron rápidamente de allí, ya que Mía vino corriendo hacia nosotros.

─ ¿Están bien? Paso algo extraño. Cuando estaba en casa, una sensación de muerte recorrió mi cuerpo. Pude escuchar aquellas horribles voces susurrando sus nombres, así que fui a buscarlos pero dijeron que estaban en una misión. Por eso vine hasta aquí y recordé cuando aquel brujo tapó sus orejas por mi grito. Supuse que los vampiros tendrían la misma reacción, considerando que su oído es más sensible que el nuestro ─ dijo rápidamente ─ y solo grité lo más fuerte que pude.

Que inteligente, pensé yo.

─ Tenemos que descubrir lo que eres Mía ─ dijo Camille.

─ Eso fue asombroso, amiga ─ dijo Dan asombrado.

─ Estamos cada vez peor, cada vez más débiles ─ dijo mi hermana decepcionada

─ No es eso. Es solo que las últimas semanas, muchas cosas malas han pasado. Jamás habíamos visto algo así ─ la consolé.

─ Esto es peligroso. Las academias tendrán que tomar medidas más extremas ─ dijo Cam.

─ Hay otras maneras, Camille ─ Blas al igual que los demás tenía una expresión seria.

***

Había movimiento en la academia, ya que todos estaban vueltos locos con todo lo que estaba pasando. Demonios por aquí y vampiros por allá, solo faltaba que los zombies realmente existieran y se apoderaran de la ciudad. Después de un día tan ajetreado, quise acompañar a Cristal hasta su habitación para que no se sintiera... ¿rechazada? tal vez.

─ Ten linda noche – sonreí.

Ella se acercó a mí de una manera bastante extraña, dejando en bandeja sus intenciones y no voy a mentir, ella es linda.

─ Será más linda si te quedas conmigo ─ dijo sonriendo.

Tenía una sonrisa bastante linda.

─ Yo... yo ─ tartamudeé, ya que me ponía bastante nervioso. ─ No creo que sea buena idea.

Hizo caso omiso a mi respuesta y me tomó del brazo llevándome directo dentro de su habitación. Me besó bruscamente, muy apasionada si puedo decir. Me quedé sin palabras y por un segundo no supe cómo reaccionar. Pasé mis brazos por su cintura y caminé hasta que caímos a la cama. Ella jamás dejó de besarme, ni yo a ella.

Quité mi camiseta mientras ella bajaba su traje hasta la cintura. Estábamos tan concentrados hasta que alguien abrió la puerta.

─ Cristal, necesito... ─ Camille se quedó en silencio.  ─ Lo siento, debí tocar.

La puerta dio un fuerte golpe, dejándome junto a Cristal sorprendidos. Todo mi ser y mi corazón gritaba para que fuera con ella, pero mi orgullo me decía que solo éramos amigos y que si iba persiguiéndola solo me llevaría decepciones.

Me quedé con Cristal lo que quedaba de la noche porque después de todo no tiene culpa alguna. Estaba todo muy callado. Mi cuerpo estaba aquí con ella, pero mis pensamientos y mi corazón estaba con aquella mujer: Camille.