20. Mi ángel

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─ ¿Vas a matarme en este horrible callejón?  ─ lo encaré.

Realmente quería golpearlo.

─ Basta, Camille. No soy ningún extraño y mucho menos un asesino ─ se quitó el delantal de mesero que llevaba.

─ Entonces, ¿qué quieres de mí? ─ dije.

Me miró y tiró con rabia la prenda hacia un lado.

─ Nada. Entiéndelo ─ se acercó a mí.

─ ¿Por qué te acercas a mí? ─ di un paso atrás.

─ Porque quiero cuidarte.

─ Eres un humano inútil, ¿cómo vas a cuidarme? ─ escupí con rabia.

Ni siquiera sabía lo que decía, creo que el típico ego de nefilim estaba naciendo en mí.

Dio una sonrisa de medio lado. Egocéntrico.

─ Tú no sabes nada de mi, Camille. Sabes lo que yo quiero que sepas. Ni siquiera sabes que tan peligroso es este mundo.

─ No eres vampiro. ¿Qué rayos eres?

─ Algo que no te imaginas. Realmente algo bueno para ti, Camille, por favor. Entiéndelo de una vez  ─ dijo enojado. Siempre vi sus dulces caras, pero se está mostrando como es realmente. ─ Ee todo de ti aunque no lo creas. Sé que eres nefilim, que tu amiga está muerta, que tu otra amiga fue la causante de su muerte y bueno lo otro me lo has contado tu misma, aunque ya lo sabía de antes.

─ ¿Qué tipo de psicópata eres? ─ estaba asombrada, asustada, quería gritar, llorar y correr a la vez, pero él podía hacerme algo.

Se acercaba cada vez más a mí y yo me alejaba, pero la estúpida pared se interpuso en mi camino.

─ Por favor, no tengas miedo ─ acarició mi mejilla, pero yo aparté su mano inmediatamente.

─ No me toques ─ dije.

Mis ojos ardían, tenía un nudo en la garganta y mis manos temblaban, ya que el miedo se apoderaba de mí.

Puso sus manos contra la pared a los costados de mi cabeza para así no escapar.

─ Por favor, Will ─ la primera lágrima salió y las demás no pararían.

─ Eres la única razón por la que estoy en este mundo, Camille, para cuidarte. Si algo te pasa, ellos me matarían ─ limpió mis lágrimas.

─ ¿Quiénes? ─ Lo miré a los ojos. Aún estaba asustada, pero al menos ya lo estaba controlando.

─ Eso no importa.

─ Dime que eres y no volveré a desconfiar de ti.

─ Soy tu ángel guardián, Camille. No temas de mi – se alejó hasta quedar en medio de ese callejón ─ Ven aquí, te mostraré.

Estaba realmente confundida y enojada, ¿acaso está burlándose de mí? Es imposible que él sea mi ángel guardián, ya que de ser así, lo sabría. No sabía cómo reaccionar, estaba paralizada y mi cuerpo no quería responder. Es como si no tuviera control sobre mi misma, ya que era demasiada información para procesar en tan poco tiempo.

El sueño de aquella noche; aquel ángel y aquella voz se parecía mucho a él pero jamás pensé en Will en ese momento. Quiero creerle, pero algo en mi me dice que no debo.

─ Si eres mi ángel guardián, ¿dónde estuviste las veces que esos asquerosos demonios quisieron matarme? ─ dije.  

No tenía excusa para eso.

─ Adam cuidaba de ti. Él cuida de ti Camille, más de lo que te imaginas ─ estiró sus manos. ─ Ahora déjame mostrarte, por favor.

Me acerqué atenta a cada movimiento que pudiera hacer. ¿Dónde estaban mis amigos cuando los necesitaba? ¿Cuánto tiempo había pasado?

Will tomó mis manos y cerró los ojos. Su piel tomo un ligero brillo y detrás de él una luz se expandió iluminando aquel oscuro callejón. Un par de alas se extendieron en su espalda, unas muy conocidas. Era impresionante el brillo que transmitía.

De pronto aquella luz desapareció al igual que sus alas. Algo en mí se removió, no sabía que decir además de esa difícil palabra. ''Perdón''. Tenía muchos sentimientos encontrados, sentí esperanza, felicidad y alegría. Mis sentimientos y emociones estaban a tope.

Él abrió sus ojos lentamente y me sorprendí al ver que habían tomado un color muy particular.

─ Tus ojos ─ susurré ─ su color.

─ ¿Qué tienen? ─ susurró mientras sonreía.

─ Están dorados ─ dije asombrada.

─ ¿Dorados?

─ Si ─ sonreí.

Él volvió a cerrar los ojos y cuando los abrió nuevamente, ya estaban de ese lindo color miel que lo caracteriza. Fue como un susurro de esperanza.

─ Lo siento ─ susurré ─ por pensar mal de ti.

─ Siempre te cuidare, Camille ─ sonreí instantáneamente. ─ Prométeme que jamás le dirás de esto a nadie.

Sus ojos eran de súplica.

─ Lo prometo.

De pronto escuché unos gritos que eran los chicos  buscandome. Todos nos miraban sorprendidos, especialmente Adam quien miraba nuestras caras y luego nuestras manos.

¡Trágame tierra! Era un tomate en ese instante.

─ Debemos irno,  Camille ─ Blas habló muy serio ─ ahora.

─ Claro, voy enseguida ─ toqué mi oreja nerviosa.

Cuando ellos se fueron, volteé a mirar a Will y ambos comenzamos a reír.

─ Cuídalo como si fuera tuyo, Cami.

─ ¿A quién?

─ A Adam ─ dijo. Lo miré confundida y asentí ─ Él te necesitara.

─ ¿Cómo lo sabes?

Él me regaló una sonrisa de medio lado.

─ Adiós, pequeño ángel ─ reí mientras apretaba su mejilla.

─ Adiós, pequeña Camille ─ ambos reímos.

Después de todo seguía siendo mi pequeño Will.

Los Caídos #1 - Ángel guardiánWhere stories live. Discover now