Capítulo 8

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La semana estaba volando, en un abrir y cerrar de ojos ya era 24 de diciembre, hoy era la cena de navidad aquí en mi casa, vendrían mis tíos, primos y David, porque él era ya como de la familia. Nos juntaríamos unos 17, así que durante la mañana me dediqué a arreglar el salón con ayuda de David. Mientras limpiábamos todo, mi padre y Regina llegaron de hacer las compras.

Ahora me toca hablaros de Regina, una mujer bajita pero con un corazón enorme. Se casó con mi padre hace dos años, aunque llevaban saliendo 7. Cuando la conocí yo tenía 13 y sinceramente no me gustaba la idea de que mi padre la quisiera más a ella que a mí, aunque eso no era cierto. No entendía el concepto de que hubiera otra mujer, y desde el primer momento que pisó esta casa nunca me cayó bien, pero a los 17 debido a mis problemas de adolescencia ella estuvo ahí para ayudarme, y entonces nuestra relación cambió por completo, ahora es como mi madre y la quiero muchísimo.

Cuando decidí que todo estaba listo subí a relajarme un rato en mi habitación. He de decir que siempre me ha gustado estar con gente, pero me gusta aún más estar pensando en mis cosas, sin nadie hablándome sobre mi peinado en los British Awards o preguntándome cuál iba a ser mi próximo destino para cantar. Me gusta oír música, leer, cerrar los ojos, escribir y en definitiva estar sola. Mi perro Jack entró conmigo y se tumbó a los pies de mi cama. De todos mis perros él es el más cariñoso y a donde voy yo va él.

Me tumbé en la cama y me puse a leer noticias y comentarios en Instagram. No me gusta leerlos, más que nada porque tengo como 10.000 en cada foto, y la mayoría son chorradas, pero de vez en cuando hecho una mirada. Cientos de mensajes de cariño, algún que otro de odio por parte de gente maleducada y presuntuosa. Me cansé y me puse a leer un libro muy interesante sobre la vida y cómo vivirla. Me ayuda mucho a pensar y a mantener la concentración en momentos de nervios.

A las 19:00 me metí a darme una ducha porque sobre las 20:30 llegarían los invitados y quería ayudar en la cocina. Me puse unos pantalones cortos con medias y botas altas, y un jersey verde; y bajé a la cocina.

-¿Necesitas ayuda papá?- dije mirando a mi padre muy atareado colocando el marisco en platos de porcelana.

-No me vendría mal, si me haces el favor de colocar esto con hojas de lechuga y limón- dijo sacando la lechuga del frigorífico.-Y luego preparas los platos para el cordero, te estaría muy agradecido, me voy a cambiar- dijo saliendo de la cocina y subiendo las escaleras.

Hice lo que me pidió y coloqué algunas últimas decoraciones en la mesa, encendí las luces y avivé la chimenea, puse villancicos navideños y me puse a hacer el tonto con el gato de Regina. Una de los muchos que tenemos, habrá unos 7 dentro de casa y 10 fuera. Se los trajo cuando decidió venirse a vivir con mi padre. Siempre me han encantado los animales, y la verdad es que no me desagrada estar rodeada de ellos.

Las 20:30 habían llegado, y mi familia empezó a llegar con bolsas y gritos, abriendo estas fiestas navideñas.

La cena fue muy entretenida, hablamos de política, economía, caballos y algunos acontecimientos recientes. En todas las reuniones familiares advierto de que no saquen nada relacionado conmigo, no me gusta hablar de mí, o de qué concierto ha sido mejor, o de que si en esta foto de esta revista salgo con el pantalón arrugado o sin maquillar.

Esos temas prefería dejarlos apartados y ser yo misma con las personas que más me quieren, las que de verdad están conmigo por quien soy, la verdadera Irina, no por lo que soy.

Piezas de puzzle (Fazza)Where stories live. Discover now