crecer ❨ kookgi ❩

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El suspiro que emitieron sus labios fue largo y conciso, y fue reflejo de la larga línea de pensamientos que estaban cruzando por su cabeza justo en ese momento tan irreal. Su mente no entendía las cosas que su corazón sí podía, y por ende no encontraba la manera de expresarlas, de darlas a conocer a los demás para que lo compadecieran.

En ese momento estaba pasando eso, su mente lo asustaba con todas los posibles escenarios en donde faltaría Jimin y cosas malas pasarían, pero su corazón palpitaba en calma porque estaba consiente de que Jimin merecía todo lo que él quisiera sin ninguna objeción, y de que la forma en la que Jimin lo miraba, pidiéndole sin hablar que fuera su soporte y lo apoyara en sus decisiones o se derrumbaría de una vez por todas, era grata de ser aceptada.

"Él lo merece, claro que lo hace". El castaño frunció sus labios rosas en una tierna sonrisa que adquirió un tono de sinceridad conforme se imaginaba a Jimin estudiando lo que le gustaba hacer, saliendo con nuevas personas que se convertirían en hermanos durante su camino, riendo y sonriendo por cualquier cosa como cuando con amigos estás, incluso enamorándose de alguien que fuese lo suficientemente bueno como para merecerlo, también frustrándose por todas las tareas y los proyectos, pero entonces esforzándose y haciendo que todo valiera la pena al final. "Yo no puedo sentirme triste por su felicidad, de verdad no puedo hacerlo."

—Está bien, sinceramente deseo que todo lo que quieras hacer te salga bien, lo mereces en verdad, Jimin. — lo que Jungkook decía no carecía de ningún sentido de veracidad, era real lo que deseaba. Él mejor que nadie sabía que Jimin era merecedor de que todo lo que quisiera se le diera y se cumpliera, era un joven capaz, amable e independiente, y estaba listo para cualquier cosa. Jungkook dentro de todo, podía sentirse bien por él sin ninguna connotación de falsedad. —Me siento feliz por ti.

Jungkook intentó con todas sus fuerzas pensar en algo, en una verdad que alguna vez le contó con voz dulce y amorosa la madre de Yoongi durante una de las noches en las que escapó de su casa para refugiarse con quién fuera lejos de allí, quién fuese y pudiese lastimarlo menos que su propio hogar: las cosas sólo estarán así por un tiempo, todas las cosas malas que sentía dentro de él, con el tiempo se desvanecerían y se convertirían en un recuerdo amargo de traer, que tal vez sólo le robará una pequeñas lágrimas de cristal que limpiará con una sonrisa boba, y un "cuánto tiempo" en voz nostálgica. Las cosas tristes siempre son cuestión de tiempo, de algo que no existe pero sin embargo nos acorrala siempre. Porque al final todo cambia y tiende a perecer, pero todo para que vuelva a surgir progresivamente y renovarse. No es algo que podamos entender en un instante, consecuentemente llegamos a sentirlo, y de nuevo lo comprende el corazón, no la mente.

—No tienes idea de lo bien que me hace escucharte decir eso, Kook... — Jimin dejó ir un aliento liberador, destensando su postura y volviendo a verse como alguien que fue perdonado. Se sintió tranquilo en un nivel que no lograba reconocer, en el que la aceptación y el apoyo de Jungkook eran suyos y entonces podría dormir con paz en la noche, sabiendo que las cosas estaban bien y a la mañana siguiente también lo estarían. —Porque, de verdad quiero llamarte todas las noches y contarte todo lo que hice en el día. De verdad necesitaba tu apoyo, y no porque impidiera mis decisiones, sino porque me deja verdaderamente tranquilo saber que cuento contigo aquí y en donde sea.

Jungkook sonrió, como alguien totalmente satisfecho de hacerlo, alguien que se percataba de que detrás de todas la nubes grises y cargadas de tormentas relampagueantes, había un sol, uno terco y orgulloso; de que era sólo cuestión de esperar para que su luz le rozara el rostro y así pudiese dejar de tener tanto frío. Tal vez sería una semana nublada, y de verdad no podía entender qué tan molesto estaría ese sol para ocultarse de él durante tanto tiempo, pero sabía que Jimin era un valiente rayo de luz que se había atrevido a colarse entre las nubes para hacerle sentir bien. Y eso por el momento, podía ser suficiente si encontraba la manera correcta de ocultar su tristeza debajo de su paraguas.