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Yoongi no debía tomar decisiones sin escuchar las dos partes de la historia, ya estaba demasiado embelesado por Jungkook, pero Jimin también le importaba. Y estaba allí, por esa razón, y porque quería que su sentir fuese inocente, sin culpa. Porque si tenía la ligera sospecha, de que él estaba siendo el hombre más idiota del mundo, necesitaba asegurarla con la verdad, y Jimin tenía esa verdad.

—Hyung... — Jimin había hablado con voz lúcida, mostrando en su rostro una clara expresión de felicidad por ver a Yoongi. Y algo como eso no podía fingirlo, él de verdad estaba feliz porque Yoongi estuviera de regreso, porque lo quiso siempre, porque después de todo nadie tiene la culpa de los amores no correspondidos.

—Hola, Jimin — Yoongi tampoco se había esforzado mucho en sonreírle, porque ver a Jimin seguía causándole unas inmensas ganas de sonreír él también.

Ahora quizá resultaba un poco doloroso, pero podía controlarlo si el menor reía y hablaba sobre todo lo que había hecho en esos ocho años de distanciamiento con tanta naturalidad, con tanta libertad y confianza.

Yoongi disfrutó de cada detalle en las anécdotas de Jimin, el cómo se ponía serio de repente o se avergonzaba por haber dicho algo que se supone no debía decir, pero al final, reía con él porque le gustaba ver cómo Jimin no había cambiado lo suficiente, como para hacerlo sentir lejos del niño que conoció.

Yoongi en realidad, quería escuchar y saber más, y sabía que si no lo preguntaba no lo obtendría. Y sin mucha contemplación a su incomodidad, decidió preguntar, preguntarle a Jimin sobre Jungkook.

Jimin entonces había aminorado su sonrisa y hecho a un lado su vaso de capuchino vacío. Era normal, pensó, que su hyung quisiera saber de ellos dos, y él no estaría en disposición de negarle algo a Yoongi, aunque eso lo inquietara de una sutil forma, al tan sólo pronunciar el nombre de Jungkook.

—Él y yo, estamos muy bien, hyung... — era difícil hablar, por supuesto que lo era, porque estaba seguro de que Yoongi no sabía lo que ocultaba, y tenía miedo de perder esa consideración hacia su hyung. El amor unilateral que había estado cuidando ya no era suficiente para seguir deteniendo su vida, Jungkook ya había tomado una decisión, y esa era alejarse de él. Jimin ya no tenía oportunidad u opción alguna, más que aceptarlo.

Yoongi le había pedido a Jimin sinceridad cuando éste había hecho una pausa al quedarse sin palabras. No necesitaba escuchar cosas que ya había escuchado, quería sólo, terminar de sentirse tan miserable como para convencerse de su hermoso error, y hacer algo por ello. Estaba tal vez, ¿mal buscar algo así en Jimin? Quería resignación, quizá una aprobación silenciosa, un aliento doloroso pero veraz, que le permitiera aceptar lo que sentía por Jungkook, y eso era algo que sólo Jimin podía darle.

—Jungkook... — Jimin se permitió tomar aire al hacer una pausa, sentía a Yoongi tenso frente a él, la mesa en la que estaban sentados de repente se sintió incómoda y el frío se hizo más fuerte —está enamorado de ti, y eso es lo único que debe importarte...

Yoongi bajó la cabeza suavemente, cuando Jimin esquivó su mirada, sus ojos se entrecerraron y con nostalgia trajo a su mente todos los recuerdos que logró recuperar. De repente estaba sentado al frente del pequeño Jimin de nueve años, de repente él era joven de nuevo y de repente Jungkook estaba en su casa, solo.

—Eso no es... — Yoongi afrontó una pena fugaz, porque la mirada de Jimin se había vuelto valiente hacia la de él, y ahora él se sentía el menor.

crecer  ❨ kookgi ❩Where stories live. Discover now