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—Kookie.. — jadeó abriendo sus ojos con la poca fuerza de voluntad que le quedaba para la situación, ignoró que su cuerpo tembló a causa de sus palabras, a causa de su presencia misma  —no digas eso... — pidió en un débil y tenue susurro, siendo abducido por las sensaciones que Jungkook le provocaba.

Intentaba pensar en algo qué decir, algo qué contestarle sin otra vez lastimarlo, intentaba mandarle la orden a su cerebro de que se levantara y huyera de ésta situación, pero eso sólo lo intentaba. Se suponía que debería responder, pero estaba tan asustado de que alguien estuviese enamorado de él, de que Jungkook lo hiciera. No se sentía el tipo de persona capás de enamorar a alguien, pero eso no le quitaba ese derecho de sentirse emocionado y ligeramente sorprendido, la sensación en su pecho no era falsa, y mucho menos podía serlo la mirada dulce de Jungkook.

—No tienes que decir nada más ahora, hyung... — susurró, dándose cuenta de la mirada tan llena de pensamientos y vergüenza en el rostro de Yoongi. Aprovechó la situación a todo esto, y se tomó su tiempo, descendiendo del cuello de Yoongi hacia más abajo, por su cuerpo. Su boca y nariz acariciaron el abdomen del mayor sobre la fina tela de su camiseta en su recorrido, captando su aroma y sintiendo sus temblores en el acto.

—Está bien... — logró decir, cerrando sus ojos y tomando una amplia bocanada de aire al sentirlo. Sus palabras no eran una respuesta, sus palabras no era acordes a la situación, sus palabras ni siquiera estaban dirigidas a Jungkook, eran para él, intentando ver que todo eso estaba bien. Viajó sus temblorosas manos y se pusieron sobre la cabeza de Jungkook, tocando su cabello con suaves caricias, mientras éste se encargaba de levantar poco a poco su camiseta y descubrir su blanca e intacta piel.

Jungkook con sus manos, terminó de levantar la camiseta color negro de Yoongi hasta su pecho, sin minimizar la cercanía de sus labios contra la piel del pelinegro, quien ansiaba discretamente por algún roce. Un beso sencillo sobre su abdomen fue el que depositó, sintiendo entonces las manos del mayor jugar suavemente con su castaño cabello. Levantó la mirada para encontrarse con el rostro de Yoongi sumido en un propio mundo, con los ojos cerrados, las mejillas rojas, y los labios rosados. Sonrió satisfecho de su obra, y entonces dirigió sus manos hasta el cierre del pantalón de Yoongi y lo desabotonó; comenzó a bajarlo, siendo consciente del bulto notablemente húmedo que le interponía el acto. Empezó con ligeros toques por la zona sensible, recibiendo a cambio movimientos de cadera involuntarios por parte de Yoongi, decidiéndose por deshacerse de la prenda con cuidado y lentitud en sus movimientos.

—Espera, Kookie... — Yoongi habló antes de que su ropa desapareciera por completo y actuó más rápido de lo que Jungkook estaba preparado para notar en esa situación. Los movimientos fueron ágiles y las manos firmes, de repente quien estaba sobre la cama era él y no Yoongi, su mente le jugó una mala partida y se encontró buscando recuperar el aliento perdido.

Jungkook jadeó cuando algo que sintió como los labios de Yoongi rozó contra su erección, mandando una vibración a todo su cuerpo. Se tomó un momento para percatarse de que Yoongi actuaba rápido y de que él ya no tenía su pantalón ajustado puesto; cerró sus ojos también, adaptándose a la realidad. Las sensaciones eran casi como las que sintió la primera vez que lo hicieron. Sólo casi, porque esto era mucho mejor, pues, de tan sólo imaginar que era el rostro de Yoongi el que estaba allá abajo, su cuerpo se alteraba de sobremanera.

Yoongi ejerció una suave presión con sus labios sobre la parte mas necesitada del cuerpo de Jungkook frente a él y mientras el menor jadeaba y suspiraba ansioso por su presencia, él se dedicó a su tarea y comenzó a bajar el bóxer por el elástico. Primero un poco, dejando al descubierto la pelvis del contrario, en donde dejó besos incoherentemente inocentes, sólo para generar anticipación,  y después seguir hasta dejar la tela que le obstruía sobre sus muslos. Reprimió un jadeo ante la visión. Las manos de Jungkook se dejaron caer a los costados de su cadera, abandonando toda voluntad existente en su ser.

crecer  ❨ kookgi ❩Where stories live. Discover now