𝕽𝖊𝖎𝖓𝖆 𝕸𝖆𝖋𝖎𝖆

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Kimberly

Dejando de lado el rencor que siento y que se que seguiré sintiendo por Scherlott y Logan, quiero que sean felices, no quiero intervenir mas en su amor, sé que Scherlott es una mujer sincera y que si no quisiera a logan ya estaría muerto. Sin embargo no estoy conforme, sigo sintiendo mucho amor por Logan pero al mismo tiempo lo odio. 

Caminando por las calles de Londres tranquilamente choco con alguien. Es un chico, es atractivo a decir verdad, el chico me mira y levanta mi bolso que había caído.

—Toma—, me dice frío.

—Gracias, disculpa—, le contesto de la misma manera. Extiendo mi mano derecha en forma de saludo. —Soy Kimberly —, él después de un tiempo dudando estrecha mi mano con la suya.

—Jenner.

—Un gusto conocerte, aunque mi bolso no dice lo mismo—, sacudí mi bolso.

Él ríe un poco sarcásticamente.

—Pues siento haber chocado con el señor bolso.

Lo miro analizando su apariencia. Es un chico realmente guapo, no debe pasar de los quince años, aunque es un poco mas alto que yo solo por unos centímetros.

—¿Qué? Tengo algo, o, ¿por qué me miras tanto? Ya se que soy bastante guapo pero no es necesario que me mires como si fueras a comerme —, dice egocéntrico, sacándome de mis pensamientos.

—Claro que no—,  le respondí, cortante.

—Ojala sea así—, comentá, cortante—. Tu no estas nada mal, pero no salgo con ancianas. —Dice entre risas burlándose.

—No soy una anciana—, digo ofendida—, tengo veintidós años, no estoy vieja.

—Pues para mi que si—, dice aun riendo—,  yo tengo quince para tu información.

—No estoy buscando nada contigo, además no eres mi tipo, eres muy niño—,  le contesto mirando mis uñas.

—¿Así?—, responde acercándose a mi buscando ponerme nerviosa y lo logra.

—Sí, y me voy por que  soy adulta y tengo cosas que hacer—. Realmente logro ponerme nerviosa estando tan cerca de mi.

—¡Como quieras anciana!

Me doy vuelta caminando a la dirección contraria de donde debería ir.

—¡Es por allá!—, me giro y camino en la dirección correcta ahora.

Él ríe lanzando un beso con la mano y con la otras diciendo adiós.

¡Que egocéntrico para tener quince años!