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Un hombre de brazos fornidos y de contextura masculina ataba los brazos de Scherlott a cada lado de la pared.

—¿Qué haces?¿no es suficiente con encerrarme a aquí? —. No hubo respuesta. Y el silencio continuó así, hasta que el voz baja comentó:

—El tiempo se acaba —, dijo eso y salió cerrando la gran puerta de metal tras de si. Nuevamente sola. No podia moverse.

El disparo que Scherlott lanzó en dirección a Emily falló, y ella nunca fallaba. Emily había esquivado la bala con rapidez miestras sujetaba a su enemiga del torso haciéndola caer. Emily obtuvo ventaja y golpeó a la rubia dejándola inconsciente. Zedequiel intentó entrometerse pero sólo logró que un hombre que lo doblaba en altura y fuerza lo sujetaba para después golpearlo sin piedad hasta dejarlo sumergido en la inconsciencia dentro del bosque. Manchando la blancura de la nieve con su roja y espesa sangre. Emily arrastró a Scherlott por la nieve dejando huellas de sangre hasta llegar nuevamente a la cabaña que ahora estaba rodeada de hombres de gran altura y cuerpo fornido.

Scherlott al despertar sintió su cuerpo estremecer, mientras sus brazos ardían al ser cortados por ese asqueroso hombre de mirada perdida. No podía detenerlo, seguía inmovilizado.

La rubia tirando al blanco, miraba en la lejanía de la casa a su hermano siendo perseguido por otra pequeña niña de coletas que juntos corrian de un lado a otro. No sólo eran celos, sentía un gran rencor dentro de su corazón.

Una pequeña Emily corría a alcanzar a su hermano mayor. Sujetó de su pequeña manita no dejó que fuera con Lotti. Eyden la miró confuso.

—No quiero que estés más con Lotti —, sus labios formaron un pequeño bulto adorable. Eyden negó y liberó su agarre para seguir corriendo tras su mejor amiga.

Emily bajo su rostro y limpio con su sudadera rosada las lágrimas que molaban sus regordetas mejillas. Corrió a esconderse debajo de la mesa y lloró a mares. No entendía porque su corazón se sentía molesto con la cercanía de Scherlott a su hermano. No tenía que ser así, Eyden debía ser de ella, no de esa niña presuncioda, pensó.

Pronto Las lágrimas se terminaron intercamviandolas por una expresión sería y neutra.

Scherlott miró sus heridas y reprimio sus lamentos. Detrás de ella sintió un incómodo borde. No podía levantarse ya que las cadenas están atadas a sus extremidades. Debido al silencio que reinaba la habitación poco iluminada logró captar un sonido agudo de segundo a segundo soñaba cada vez con más intensidad.

Su corazón se aceleró al sentir el aparato debajo de ella. Una bomba. Una bomba que no tardaría en estallar.
Dije llorando como si no hubiera mañana, le dí una fuerte patada a la pared. Y paso lo que no pensaba que pasaría, al dar la patada la silla se callo rompiéndose, vaya, que débiles son las sillas de ahora.  De la silla se noto un pequeño aparato.

—La bomba.

De las esquinas se comenzó a liberar un olor asfixiante. El cuerpo de Sxherlott perdía fuerza.

En sólo horas el artefacto cumpliría su función destrozando todo a su paso. Y eso la incluía.

𝕽𝖊𝖎𝖓𝖆 𝕸𝖆𝖋𝖎𝖆Where stories live. Discover now