Capitulo 12.

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— Isabella ¿a dónde vas? ¿Al baño? — Me dijo Sebastian justo cuando estaba girando para marcharme, su pregunta me saco un poco de onda, no entendía por qué me detenía, mientras más rápido me fuera menos seria la vergüenza. — Bueno no importa, antes de que vayas, quiero presentarte a una amiga de la universidad. — ¡DINDINDINDINDIN! ¡UNA AMIGA! ¡DIOS MIO GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS! mi cuerpo se relajó completamente en ese instante, como si desde que llego esa chica alguien hubiera puesto un elefante sobre mi espalda y en este momento el elefante hubiera decidido bajarse, la mire y le estreche la mano.

— Mucho gusto mi nombre es…

— Isabella. — Me interrumpió ella, no podía cargar mi cara de asombro de tanto que pesaba, ¿Cómo es que ella parecía conocerme y yo no tenía ni chucha idea de quién era?, al parecer noto mi sorpresa — ¿Qué sucede? Venga no te sorprendas,  Sebastian me ha hablado mucho de ti. — Dijo mientras este la miraba con cara de enfado. — ¿Qué? Vamos es verdad, me has hablado mucho de ella. — Dijo en tono divertido, pero más para ella que para nosotros. — Bueno es un gusto conocerte al fin Isa, ¿te puedo llamar Isa?

— Emmm… si no hay problema. — Respondí atolondrada.

— Genial, por cierto mi nombre es Clara, mucho gusto. — Dijo mientras me ofrecía una amplia sonrisa, que lucía más maligna que el infierno, así que esta es la tal CLARA que siempre se lo lleva, digo para mí misma, pues esta por más que me pele los dientes no me termina de caer. 

— Bueno pues ya está, que bueno que se conocieron, lo siento Clara, pero justo estábamos a punto de desayunar, y me imagino que tú tienes muchísimas cosas que hacer. — Dijo Sebastian sorprendiéndome, ella asintió.

— Si no hace falta que me corras. — Dijo dándole ahora a él su blanca sonrisa. — ya me retiraba de todos modos, de nuevo  un placer haberte conocido Isa. — Dijo dándome una última revisada de pies a cabeza, moviendo su cabeza en forma de afirmación. — Nos vemos en Clase Sebas. — Esta le dio un beso en la mejilla y se marchó.

—     Interesante tu amiga. — Dije en tono seco. — Ya vuelvo ahora si voy al baño.

Vaya situaciones las que me tocan con este chico, entre en el sanitario, moje mi rostro y lo seque con una toalla de papel, sí que me había presionado al límite para controlarme haya afuera, ya estaba lista para enfrentar lo que siguiera, me mire en el espejo, ¡Dios! no era la gran cosa, pero tampoco estaba nada mal, mis caderas cada día estaban formándose más y ahora que me ponía atención iban por buen camino, tome aire y salí, devuelta a la realidad.

— Se nos está enfriando la comida. — Dijo Sebastian en tono de desaprobación.

— Si, espero ya no tener más interrupciones, me gusta mi sándwich caliente. — Dije indiferente mientras me sentaba, el me miraba atentamente, estaba poniéndome nerviosa. — ¿Que? — Dije soltando mi emparedado y mirándolo fijamente.

— ¿Estas enfadada?

— ¿Tendría que estarlo?

— No lo sé por eso mismo te lo pregunto.

— Pues no, no lo estoy. — Dije tomando de nuevo mi comida y dándole un gran mordisco, ya que lo pensaba, ¡SI! si estaba molesta y no porque esa chica hubiera llegado, tampoco porque me hubiera comido desde que llego como la víbora que es, y lo más importante tampoco era porque hubiera hecho que mi emparedado se enfriara, que eso déjenme les digo es un pecado mortal, lo que altero mis nervios fue ESE ULTIMO BESO que le dio, ¿porque lo besaba? ¿Que no está enterada de que él es mío?,  recién la conocía y ya la estaba detestando más que a Johanna y eso queridos amigos es decir mucho.

— Bien. — Dijo tomando su emparedado también y dándole un mordisco, el móvil sonó de nuevo y no pude evitar soltar mi lonche enfadada, para después ponerme roja, al darme cuenta que era el mío, “Madre” era lo que se podía leer en la pantalla, vi el reloj las 11:38, Dios santo ¿qué le digo ahora?

¿Como llega el amor?Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt