Capitulo 11.

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— Luces preciosa Isabella. — Dijo viéndome de pies a cabeza, yo solo reí en negación, él en cambio se miraba majestuoso, como siempre, con unos jeans azul oscuro y una playera al cuerpo amarillo canario que le resaltaba el color de ojos, los cuales me hipnotizaron en cuantos los vi, tome aire conté hasta tres y por fin pude contestarle.

— Lo adulador nunca te abandona, pero me vi al espejo antes de salir  guapo y no puedo concordar contigo. — Dije sonriendo. — Por otra parte, tu sí que has tenido tiempo de maquillarte y todo. — Dije pasando una de mis manos por su pelo revolviéndolo un poco.

— Bueno sucede que yo me levante muy temprano para ir a la universidad, y tenía pensado pasar por una chica hermosa a su instituto, pero resulto que la muy floja se  quedó dormida en su casa. — Dijo poniendo una mano en su barbilla haciendo ademan de que pensaba lo que decía, yo solté una carcajada.

— Bueno pues como le he informado antes, un apuesto joven, muy parecido a usted por cierto, me ha desvelado, y ha sido imposible despertar por la mañana.

— Qué raro…

— ¿Qué raro que?

— Pues, que por tu respuesta, asumiste que eras tú a la chica que iba a pasar a buscar y yo nunca dije eso. — Dijo en un tono de voz indiferente, me quede perpleja y el al ver mi reacción entro en un ataque de risa.

— ¡Eso es venganza! — Grite, cruzando mis brazos y poniendo cara de enfado.

— Tienes razón, pero tienes que perdonarme, pues cuando tú me lo hiciste a mí se rompió mi corazón, tu solo te has enfadado. — Dijo un tanto serio, yo lo mire no podía creer lo que me decía, el cruzo su mirada con la mía, tenía una expresión indiferente que no pudo sostener luego de dos segundos mirándome fijamente. — Bueno la verdad es que luces hermosa cuando te enfadas. — Dijo ya en un tono más relajado.

—     Eres un tonto. — Dije en tono amable y acto seguido le abrace, no se lo esperaba por que sentí su cuerpo tensarse pero en pocos segundos se relajó y me abrazo también.    

Caminamos tomados de la mano, mientras reíamos de todo lo que pasaba alado de nosotros, a cada persona le encontrábamos algo gracioso, y nos moríamos de la risa por esa situación, llegamos a un café, era agradable, un establecimiento pequeño pero acogedor, no había más que dos personas frente a nosotros para pedir y en cuanto llegamos la cajera nos atendió.

—     Buenos Días, bienvenidos a Antara, ¿que desean tomar?

Mire el menú y me decidí, pero deje que el pidiera primero.

— Yo voy a tomar un Expreso y un Sándwich de pavo, por favor. — La cajera no quitaba sus ojos de él, lo miraba como lo que es, una hermosa aparición, y después me miro a mí, examinándome muy bien, con cara de confusión al no ver nada espectacular en mí, esto ya me había sucedido antes, en la pizzería después de la feria, solo espero con toda mi alma que esta vez no termine como esa.

— Yo quiero un Frappe y un emparedado de jamón con mayonesa, por favor. — Dije con el tono más amable que podía salir de mí, y sonreí.

— Con mucho gusto en un momento les llevan sus pedidos, y pagan al final al mesero, gracias por su preferencia, y ¡VUELVAN CUANDO QUIERAN¡ — Dijo esta última frase más para Sebastián que para mí, yo solo rodé los ojos y camine enfadada a la primera mesa que encontré, el me siguió de cerca.

— ¿Te gusta el lugar?

— Si, es encantador. — Dije un tanto irónica volteando a ver a la cajera, que aun observaba a Sebastián desde su puesto, al darse cuenta de que la había atrapado, aparto la mirada y fingió leer el periódico.

— Qué bueno que te guste, vengo aquí muy seguido.

— ¿A si?

— Si, con mis compañeros de la uní, es qué aquí hacen el mejor café del mundo.

— A bueno eso dices por que no has probado el que hago yo. — Dije en tono ofendido pero divertido, obteniendo una de esas sonrisas que derriten como respuesta.

— Tienes toda la razón, me gustar…. — Su frase fue interrumpida por el timbre de su móvil “Solo una vez he vencido la distancia de tus labios, y yo solo una vez he sentido el incendio de tu piel”, miro su móvil y acto seguido su rostro cambio al que siempre mostraba cuando le llamaban. — Permíteme un segundo tengo que tomar esta llamada. — Y sin que pudiera contestarle algo, se levantó y se alejó, yo lo miraba atentamente, su cara mostraba irritabilidad, me miro y enseguida aparto su mirada y asintió con la cabeza, paso sus manos por el cabello, justo como cuando estas desesperado o frustrado, ¿se tendrá que ir ya?, su mirada se dirigió a la entrada, la mía igual y lo que vi fue a una chica con el móvil en la oreja entrar, era hermosa, tez blanca, cabello chino color negro, largo hasta la cintura, el cual resaltaba más su color de piel, unos ojos grandísimos color celeste, y su cuerpo era para morirse, bien torneada, alta, envidiable, colgó el móvil y busco con la mirada a alguien, que encontró rápidamente y que a mí me dolió tanto conocer también, él la miro y después a mí, ella noto su reacción y dirigió su mirada también a donde me encontraba, sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo cuando sus enormes ojos se posaron en mi persona, en su rostro se formó una sonrisa triunfal, ¿será su novia?, Ella volvió a dirigir su mirada hacia él y asintió, para después acercarse a donde él se encontraba, los vi hablar unos segundos, me sentía muy incómoda, solo quería irme de ese sitio ya mismo, mi concentración se cayó cuando el mesero llego y dejo nuestros pedidos, dije un pequeño gracias que creo que no escucho, sin pensarlo voltee a ver a la cajera, que miraba como Sebastián hablaba con esa chica, y parecía afligida creo que pensaba lo mismo que yo, que contra esa mujer nadie podía competir, movió su cabeza en forma de negación y siguió leyendo su periódico.

— Discúlpame. — Su voz me saco de todos mis sentidos, pensé que se había ido con ella y me había abandonado, pero no, estaba ahí mirándome y con ella a un lado, la cual me observaba atentamente como si fuera yo un bicho raro o  algo por el estilo, él se notaba algo incómodo por la situación, ¡YA ESTA! es su novia y ahora me va a echar.

—     No te preocupes. — Dije levantándome y agarrando mi móvil para irme, el me miraba con precaución.

Muy bien Isabela no querías que esta cita terminara como lo anterior, pues felicidades esta ha acabado mucho peor, miro a la chica de la caja, que ahora me mira con pena, ambas sabemos que ya no encajo en este sitio, le doy una pequeña sonrisa cuando se percata de que la veo y me convenzo  a mí misma de marcharme lo antes posible.

 ¡GRACIAS POR LEER!

-itzayana lopez<3 

 

¿Como llega el amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora