Capitulo 4.

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El metro estaba totalmente aglomerado, me sentía un tanto sofocada, pero decidí perderme en la infinita lista de reproducción de mi IPod, todo parecía ir normal, cuando de repente, sobre la gente resalto una melena rubia y rizada, se me hacía tan familiar, pero no recordaba de donde, no era de alguien a quien antes hubiera visto, trate de ver a quien pertenecía, pero el montón de gente que me rodeaba me lo hizo imposible, llegamos a mi parada y casualmente vi que esa cabellera salía por la puerta.

—     ­Con permiso. —Grite y a empujones y patadas voladoras me fui abriendo camino hasta la puerta, aunque cuando llegue al andén ya era demasiado tarde pues la melena rubia se me había perdido.

Iba caminando por el largo parque que conducía hacia mi casa pensando en donde es que había visto ese cabello, también pensaba en que tan loca estaba por preocuparme por una cabellera que bien podría ser una peluca, esto me dio tanta risa, seguía caminando por el parque, volteé a la derecha y vi mi sitio favorito vacío, era bajo un gran árbol el cual daba una enorme sombra, sin pensarlo corrí hasta allí y me tumbe boca bajo sacando mi diario de sueños de la mochila, tenía ganas de leer una de las tantas aventuras que solo en mi sueños podía tener con mi amado Sebastián… Sebastián… — Sebastián. —Grite fuertemente, ¿cómo pude olvidarlo? era obvio que por eso ese cabello se me hacía tan familiar, hablaba casi todos los días de él, era justo el cabello con el que imaginaba a mi hermoso novio.

Entre pensamientos y  risas con migo misma por la situación, y aun con el diario en la mano, levante a la vista y a lo lejos, sentado en una banca, vi algo que jamás creí ver despierta, alto, rubio, ojos azules que enamoran, piel blanca, ¡era él! lo sabía, aunque no sabía cómo, pude captar su mirada, o bueno más bien el capoto la mía, me lanzo una sonrisa de esas que me lanzaba en sueños y me derretían, haciendo que me sonrojara tanto que no pude hacer otra cosa más que bajar la mirada, y ser la persona más roja del universo, segundos después cuando subí la vista de nuevo para investigar si aún me veía, ya no estaba, no había rastro de él o de que hubiera estado ahí, sentí mi corazón romperse en 3.1416 pedazos , no entiendo muy bien por qué, pero verlo ahí, tan hecho real, para mí había sido algo tan estupendo, que pensar que solo era mi imaginación dolía tanto.

—     Eres una estúpida Isabella, estúpida, estúpida ¡mil veces estúpida! — No paraba de repetírmelo, me había ilusionado tanto con su presencia… pero de pronto a unos cuantos metros de mí, lo vi caminar me miraba con sus ojos azul cielo, y en el fondo quería que fuera real, que llegara a hablarme, que me dijera que existía, lo impactante fue que lo hizo...

—     Hola. — Me saludo levantando una mano y mirándome extrañamente, Isabella ¿estás loca? es la primera vez que lo miras y ¿ya te estas derritiendo?, pero oigan ¿cómo evitarlo? si tantas veces he soñado con esos ojos que ahora están mirándome, a mí, solamente a mí. 

—      Si es un mal momento me voy. — Dijo soltando una encantadora sonrisa, ¡Estúpida Isabella! Se te va a ir reaccionaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.

—      No disculpa… está bien… ¡HOLA! — Dije tan rápida y cortadamente que seguramente debí parecerle retrasada o algo por el estilo, me ruborice tanto que hasta el señor que vende tacos a 5 calles más al norte lo noto, pero el tan caballeroso y amablemente lo ignoro, me sonrió y dijo.

—      ¿Puedo sentarme contigo?

—     Claro el parque es libre. — Sonreí tontamente, ¿porque me cuesta tanto hablarle? si hablo con el todos los días, bueno casi, ósea hablo con él en mis sueños y les juro que es muchísimo más fácil todo.

—     ¿Cuál es tu nombre?

—      Isabella. — Respondí rápidamente, venga señores aquí viene la pregunta del millón. — ¿Y el tuyo?

—     Mi nombre es Sebastián. — Respondió con una amplia sonrisa en su cara, y mi corazón rodo como de la punta del monte Everest hasta el piso del mismo, ¡TIN TIN TIN! tenemos un ganador, estaba tan emocionada que no pude evitar que en mi rostro se formara una sonrisa enorme.

—     ¿Qué pasa? ¿Te gusta mi nombre o te recuerdo a alguien? — Dijo el, soltando una pequeña carcajada, pero muy elegante, me ruborice al notar que no podía ocultar mi felicidad, ¿Por qué me ruborizo tanto? Tengo que parar ya.

—  No es solo que… bueno si me recuerdas a alguien, y mucho. — Dije un tanto apenada, clave mi mirada en sus ojos hechizantes, en los que debo de admitir ya me había perdido desde que se había sentado frente a mí, después vi sus labios, tan perfectos, esos labios que incitaban besos candentes, me perdía en mis pensamientos cuando de pronto...

*Ring, Ring*

— Disculpa es el mío.- dijo. — ¿Si Clara?... ajam… a si en un momento estoy en tu casa… discúlpame es solo que me entretuve un poco en el parque por….- me miro y una sonrisa se dibujó en su cara. — Por nada en un momento te veo.

*Isaaaaaaaaaaa* se escuchó que alguien grito a lo lejos, volteé para ver quien me llamaba y solo escuche un que Sebastian decía.

—  Me tengo que ir.-  tan pronto volteé ya había desaparecido, así como la primera vez, de la nada, ya no estaba, y tenía ganas de que volviera, tenía tanto que admirarlo, y muchas cosas que preguntarle, sentí que alguien jalo mi brazo, pero yo estaba perdida escaneando el parque completo con la esperanza de encontrar a mi príncipe azul, cuando reaccione y vi quien era quien me zarandeaba fuertemente porque yo no reaccionaba, me desilusione un poco, tenía la esperanza de que fuera Sebastian, pero era Marco.

—     Isabella te he estado buscando en donde estabas metida.

—     He estado aquí todo el tiempo, oye ¿no viste a donde se fue el chico que estaba conmigo?

—     ¿De qué hablas Isa?, estabas sola cuando te mire.

—     No Marco, había un chico, junto a mí, ¿no lo viste?

—     No Isabella, te digo que estabas sola, ¿te sientes bien? — Pregunto, vi como la preocupación se aparecía en su rostro, a pesar de a veces ponerse insoportable, Marco era increíble y sabía que se preocupaba por mí, también podía ver que realmente me quería, solo que yo no sentía lo mismo por él, siempre lo había visto como mi mejor amigo y me era difícil cambiarlo de perspectiva.

—     Si estoy bien, es solo que... Olvídalo, ¿me acompañas a mi casa ya que estas aquí?

Marco me dejo en mi casa y siguió su camino a la suya porque tenía cosas que hacer, tome un biscocho de la alacena y subí corriendo a mi habitación me encerré con llave y me tire a la cama, ¿qué había pasado hoy?, ¿realmente había hablado con Sebastian? o ¿solamente fue mi imaginación?, si era así vaya que me sorprendía, porque esta vez había llegado a un grado altamente extraño de trabajar, realmente no sé qué paso hoy, solo sé que me encanto que pasara.

GRACIAS POR LEER

-itzaYana'lOpez

¿Como llega el amor?Where stories live. Discover now