– No tengo tiempo para sus asuntos de marido y mujer – espeto con un tono amargo arrancando el motor. 

– ¡Aria! ¿Qué está sucediendo? – exigió Dylan de nuevo, me tomo de los hombros y me sacudió con cuidado. Yo lo aparté de un golpe.

– ¡Ni yo sé que está pasando Dylan! – estalle, mis ojos picaban, los cerré con fuerza para evitar que las lágrimas cayeran – Luke solo apareció en mi casa cuando me estaban atacando ¿está bien? Yo nunca le dije nada a nadie. Ni siquiera sé porque puedo hacerlo ¿entiendes? Soy un fenómeno – gemí asustada. Nunca lo había dicho en voz alta y siempre que creía aquello, alejaba esos pensamientos.

Mi mejor amigo me detalló sorprendido, su expresión se suavizó  y me abrazó. 

– No eres un fenómeno Aria – susurro – Eres genial. Eso fue increíble, Aria uno, chicos malos cero. – retiro mi cabello de mi sudado rostro. 

Ahí estaba mi Dylan de vuelta sacándome una sonrisa entre toda esta confusión y caos. 

Camino a la residencia de Luke nadie habló, solo mirábamos fijamente la carretera, lo único que cortaba el silencio era una canción del cd de John Mayer que le había regalado Dylan en su cumpleaños.

Miles de preguntas me abrumaban pero no sabía cuál de todas plantear, mi mente era un caos ¿qué sucedería ahora? 

Llegamos a un pequeño edificio sencillo y angosto, de color ladrillo y ventanas blancas. Luke se estacionó frente a un cercado bajo y negro. Me abrió la puerta del coche y ofreció su mano, se encontraba más relajado que hace unos instantes, la acepté mientras Dylan se bajaba del otro lado. 

Cuando entramos a su pequeño hogar note que las paredes blancas estaban desnudas, nada las adornaba, parecía un enorme lienzo que pedía ser pintado. 

No había casi mobiliario, sala abría paso a la cocina, a una puerta con un letrero que dictaba "BAÑO" y una escalera igual de pálida que supuse llevaba a su habitación.

Luke se dirigió a la cocina abrió la nevera y me ofreció helado de menta, yum, mi favorito, me distraje por un instante de todas mis preocupaciones y tomé una cuchara del fregadero, pero antes de probarlo la realidad me golpeo, decidí que eso era más importante que un postre, me interpuse entre él y su refrigerador. 

– Tenemos que hablar Luke. – dije mientras el frío me calaba los huesos. 

– Lo sé – tomo un mechón de mi cabello suelto y lo coloco detrás de mi oreja, cuando vio la barrita negra de mi oreja comenzó a jugar con ella, pero frustrada aparte su mano. 

– Ahora – exigí, tomo mi mano y me subió por las escaleras hasta una habitación, cerró la puerta pasando el seguro, aislándonos y dejando a Dylan abajo. 

Su cuarto también estaba vacío, a excepción de ropa amontonada en el suelo, una maleta negra en su cama, un sobre amarillo y un collar en una pequeña mesa cerca de la ventana.

Él no vivía aquí, esto era su residencia de paso.

– ¿Quién eres? – estaba confundida, me senté en el borde de la cama devanando mis sesos. 

– Mi nombre es Luke Hemmings – contesto devolviéndome a la realidad – Puedo controlar la vegetación y soy tu buscador. – Rodeo su cama para tomar el collar plateado y me lo ofreció, tenía una placa de metal  grabada que citaba «Luke Robert Hemmings. Australia. 15 de Septiembre de 2009. Control de la vegetación» 

– ¿Qué demonios? ¿Tú qué? ¿Mi qué? ¿Ah? – estaba aturdida, imágenes de lo ocurrido anteriormente torturaban mi cabeza. 

– Tu buscador, me enviaron para encontrarte – dijo sentándose a mi lado sin mirarme a los ojos.

– ¿Quiénes? ¿Por qué? ¿Quién nos perseguía? ¿Qué está pasando? – estalle, todas esas preguntas rondaban mi mente pero había una respuesta que quería escuchar más que ninguna otra, baje mis ojos a mis pequeñas manos – ¿Qué somos? 

Él volteo a verme, ese azul tan hermoso me hipnotizaba. Noté como su mente trabajaba para escoger las palabras correctas.

– ¿Alguna vez has visto X-men? – dijo sacándome del trance.

– ¿Estas jodiendome, verdad? – espete cortante, no estaba de humor para bromas o hablar de comics y caricaturas. Pero él río, algo que no me había molestado hasta ahora. 

– Estoy hablando muy enserio – y mordió su arito negro. 

– ¿Estás insinuando que somos una especie de mutantes?

– Algo así, todavía no estamos seguros – se encogió de hombros. – Ninguno de nosotros sabe solo se manifiesta cuando nacemos y ya, pero estamos investigándolo, las probabilidades de que sea hereditario son de uno en un millón aproximadamente, eso es todo lo que tenemos.

Esto era un jodido chiste quería golpear su linda cara, me levante y recogí mi cabello en un moño, estaba sucia, llena de pintura y necesitada de una ducha.

– ¿Enserio? ¿Y que sigue? ¿Me dirás que hay una academia para aprender a usar nuestros poderes y es dirigida por un profesor calvo en silla de ruedas llamado Xavier? – dije tajante, inconcientemente agité mis brazos en el aire.

– Que rápido captas las cosas – dijo emocionado mientras sonreía – Aunque nuestro director se llama Kurt y camina muy bien – puede oír el respeto en su voz. 

Estaba hablando muy enserio, me paralice, trague grueso y creo que empalidecí aun mas. 

– Espera – dije colocando mi mano frente a mí. Tenía que procesarlo todo poco a poco. 

–  Aria...

– Que te esperes – lo interrumpí y le señale con mi dedo.

Junte todo lo que había oído y entendí lo siguiente:

Somos una especie de mutantes, por eso tenemos poderes, pero no sabemos el porqué.

Hay un lugar especialmente para nosotros.

Y Luke vino para llevarme con él.

Magnetic. | 5sosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora