Confidencial [5]

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: : 20 años atrás : :
(1996)

La luz que se filtraba por la ventana de la sala fue suficiente para cegar al pequeño Haner en cuanto fue liberado del sótano.

Su estómago se revolvía y él mismo se sentía incapaz de oír algo más que los sonidos que éste provocaba.

Con un fuerte dolor de cabeza, el niño se dirigió al baño, tratando de recorrer el camino de memoria más que depender de sus dañados ojos castaños.
Tras entrar apresuradamente a la habitación, cerró torpemente la puerta con seguro, sus manos temblorosas al saber que alguien eventualmente lo encontraría y haría continuar su tortura.

Sacudió su cabeza, impidiendo que el miedo le hiciera perder más tiempo.

Contando sólo con la iluminación que brinda la luz proveniente de la calle, Brian se las arregla para llegar hasta el lavabo en busca de su cepillo de dientes.

Sin embargo, su padre se ha encargado de aquello, dejándole no otra opción más que encontrar otra cosa que le ayude a quitar el sabor y el hedor de su boca.

Tras abrir presurosamente la puerta debajo del lavabo y hacer algunas botellas a un lado, encuentra un gran cepillo de mango largo.

Recuerda haber visto a su madre tallar el piso con él, lo cual le produce asco.

Así que destapa una botella de las que descartó previamente y, pensando como lo hace un niño de 5 años, vertió un poco de su contenido sobre las sucias y duras cerdas del objeto.

Sin más, el pequeño se dispuso a tallar febrilmente cada milímetro de su lengua.
Debajo de la misma, incluso.
No se enfocó tanto en sus dientes, ya que siempre procuró no masticar la carne y tragarla cual agua.

Por ello, todo su miedo, su asco, su desesperación lo desahogó al cepillarse incansablemente la lengua hasta que no pudo sentir más las cerdas rozar el interior de su boca, ni su estómago revolverse ante los recuerdos, ni sus manos tibiarse con cálida sangre que resbaló por el mango del cepillo.








: : Noviembre del 2016 : :

El frío aire obliga a la joven Wackerman a tomar un sorbo de café.
Mientras su lengua saborea el amargo sabor, la chica recuerda a la persona que le atendió en la cafetería hace no más de 40 minutos.

El broche plateado sobre su uniforme color verde oscuro indicaba que su nombre era Cristina.
A pesar de que realizaba su trabajo a la perfección y parecía una persona amigable, Sydney tuvo un mal presentimiento desde que la vió.

O tal vez se sentía así porque no obtuvo la cálida bienvenida que un par de ojos esmeralda le suelen brindar cada vez que va ahí.

De cualquier forma, ella no se ha sentido cómoda desde que salió de aquel lugar.
Y mucho menos ahora que se encuentra en medio de la oscuridad, con sus pies hundiéndose cada vez más en la fría arena frente al mar.

Trata de despejar su mente al pensar en todas las excusas que Zacky pudo haber tenido para no trabajar el día de hoy.
Porque, tal vez, él habría tenido la capacidad de calmarla un poco, de asegurarle que todo está bien.

Pronto, el rechinar de madera hace que toda su atención se enfoque en el muelle sobre ella.
Un par de voces se escuchan a la lejanía, pero no puede identificar alguna.
El silencio crece hasta cuanto el mar lo permite.

Wrecker | Syn Gates ✔️Where stories live. Discover now