capítulo 21- dos realidades

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Tom es un joven de cabello castaño oscuro, tes pálida, es alto y delgado aunque tiene un porte robusto, tiene unos hermosos ojos verdes brillantes tiene una voz grave y un rostro amable.
Tom es el hermano menor de Oliver, sólo por unos meses y al igual que él tiene gran facilidad y talento para todo lo que se dispusiera hacer, es simpático y talentoso sin lugar a dudas, también es extremadamente gentil y humilde, sin lugar a dudas era el hijo perfecto... pero hay un problema, Tom era el hijo de un hombre omega.

Tom es el fruto de una infidelidad por parte del padre de Oliver y eso era obviamente un secreto que nadie conocía.

El padre de Tom era una hermoso omega que luchó con años de depresión luego de haber dado a luz, él intentó ser fuerte pero su cuerpo poco a poco se fue marchitando y así fue como murió y Tom quedó huerfano.

Tom fue criado en una casa demasiado humilde, por todos los medios su padre intentó no hacerle pasar necesidades... aunque varias veces su padre debía pasar hambre por él.

Tom era muy joven para entender lo que sucedía durante su infancia y no fue hasta que se convirtió en un adolescente que fue comprendiendo.
Cuando creció comenzó a desarrollarse como un alfa, en ese momento podía obtener el trabajo de medio tiempo que quisiera y podría ayudar a su padre... pero para entonces fue demasiado tarde.

Tom estaba resentido con la vida por haber sido tan injusta con su padre ya que era un hombre gentil y de gran corazón. Durante su lecho de muerte Tom intentó buscar al alfa que se suponía era su padre y tiempo después lo encontró.

Cuando él encontró la gran mansión Sykes una enorme cólera creció en su interior porque su padre y él habían pasado muchas necesidades mientras que su otro padre llevaba una gran vida.

Una y otra vez Tom había intentado reclamar lo que le pertenecía pero obviamente sus reclamos no eran escuchados ni tenidos en cuenta hasta esta noche en donde se había metido en grandes problemas.

-si me matas todo el mundo se enterará de quien soy y de quien era mi padre.-dijo Tom mientras iba sentado en medio de dos alfas que desprendían un olor fuerte y desagradable.

Él no era tonto, le había contado todo a su mejor amigo y le había dado pruebas que saldrían a la luz si algo le llegaba a ocurrir.

Ahora estaba viajando en la limusina del señor Sykes, de hecho estaba sentado frente a él.

Tom había cometido una locura esa noche, se hizo pasar por jefe de los empleados de servicio y entró a la mansión para poder robar.

El señor Sykes sonrió burlón.
-me agradas, me gustas mucho chico...-dijo y seguido de eso se acercó bruscamente y tomó a Tom del cuello de su camisa- ¿de verdad pensaste que podrías aparecerte convertido en un alfa esperando a que te acepte? -dijo soltandolo con fuerza cosa que hizo a Tom chocar contra el respaldo de su asiento.

Tom frunció el ceño y se movió rápidamente contra su padre pero los guardaespaldas  lo retuvieron tomandolo de los brazos y sintió como si dos pesadas rocas fueran aventadas a su cara, así sintió los golpes que recibió de esos dos alfas.

El señor Sykes soltó una risa burlón al ver al joven sangrar por la boca y la nariz.

En ese momento el auto se detuvo y Tom fue sacado a rastras por uno de los guardaespaldas y tras él salió el otro guardaespaldas y su padre.

Ahora estaban en un lugar apartado en un desvío de una ruta, a penas y estaba iluminado con una farola parpadeante, estaba rodeado de árboles y oscuridad, y el cielo nocturno era cubierto por densas nubes que poco a poco fueron liberando una pequeña llovizna.

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