22- Iris

203 42 15
                                    

—Jason está muerto —Recalcó Hannah.
—Te equivocas. No murió —contestó la jovencita.
—Salió en los periódicos y en todas las cadenas de televisión.
—Eso no importa. Te puedo asegurar que no llegó a suicidarse. Lo planificó todo para que se creyera así;  el incendio, su cadáver irreconocible, todo fue una argucia. Utilizó el cuerpo de alguien para que pensaran que se trataba de él.
—La policía comprobaría su ADN cuando le hicieron la autopsia.
—Y lo hallaron. Su ADN estaba por todas partes. ¿Cómo lo hizo? Eso no lo sé, pero puedes preguntárselo cuando le tengas delante, aunque no creo que sea una buena idea.
—¿Y cómo sabes tú todo eso?
—Sé muchas cosas, Hannah. También sé que me has echado de menos estas últimas semanas.
—¡Eso es mentira!
—¿Estás segura de ello? Yo se que ha sido así. Cuando creíste que al fin te había abandonado, te sentiste...vacía...
Hannah reconoció que así había sido, pero no pensaba decírselo.
—No puedes esconderme nada, Hannah, nuestro vinculo es demasiado fuerte, además puedo leer tus pensamientos con tanta facilidad como si leyera un libro. Sé que me has añorado porque yo he sentido lo mismo por ti.
Hannah no pensaba dejarse ablandar.
—¿Por qué has tomado esta apariencia?
—Son demasiadas preguntas para una sola noche, Hannah. Pregúntate tú qué vas a decirle a tu marido sobre mí. No puedes contarle quién soy...él nunca lo entendería.
—No vas a quedarte aquí con nosotros, Eris...
—Ahora mi nombre es Iris. Es bonito ¿verdad? Además, se parece mucho al otro.
—Tienes que marcharte y olvidarte de nosotras...
La jovencita movió lentamente la cabeza de un lado al otro, su rostro tomó una expresión muy adulta, sobre todo para una niña de once años.
—No me estás escuchando, Hannah. Yo no voy a ir a ningún sitio. Me quedaré aquí contigo...quién sabe, a lo mejor algún día puede que llegues a apreciarme.
—Lo dudo.
Iris chasqueó la lengua.
—Tendrás que inventar una historia que la mente de tu marido pueda llegar a creer. Si me dejas ayudarte, seguro que encontraremos algo creíble. Tampoco será muy difícil engañarlo...¡Ya lo tengo! Puedes decirle que soy una prima lejana a la que no habías visto desde hacía un montón de años...
—No tengo familia y tú lo sabes tan bien como yo —dijo Hannah malhumorada.
—Ya, pero Aaron no tiene porque saberlo. Creo que el pobre apenas te conoce, le has ocultado un buen montón de cosas.
—Lo hice para protegerle —aclaró Hannah.
—Lo hiciste porque no tenias valor para contárselo todo. Esa es la verdadera razón. Hasta hace muy poco, tu misma creías haber sido la causante de la muerte de toda tu familia y...¿quién te protegió del verdadero asesino? Fui yo, la tía Eris ¿no?
—¿La tía Eris?
—Sí, es el nombre por el que me conocen ciertas personas que se creen a salvo en el anonimato, mientras leen estas lineas cómodamente sentados en sus hogares y a los que visitaré en su debido momento. Recordad, no me he olvidado de vosotros —Iris o Eris hizo un guiño mientras sonreía maliciosamente. (1)
—No te entiendo.
—No es nada. Es un asunto entre ellos y yo. Lo que estaba diciendo es que me necesitas, Hannah. Ahora más que nunca. Entre las dos podremos detener a Jason de una vez por todas. ¿Sabes que ya ha vuelto a matar? Su sed de sangre es insaciable. Él es el verdadero monstruo y no yo. Mírame, te parece que pueda llegar a hacer daño a alguien con esta carita tan dulce —Se rió y su risa también fue muy dulce.
Hannah había empezado a claudicar. A pesar de todo el miedo y de todo el daño que Eris le había llegado a producir a lo largo de su vida, tenía que reconocer que también le había cogido un poco de afecto. Era verdad que ella le había salvado la vida en varias ocasiones y que siempre la protegió de aquellos que querían causarle algún daño y a pesar del desmesurado precio que tuvo que pagar, en el fondo la quería. Sólo un poco eso sí.
—Es lo más bonito que nunca ha pensado nadie sobre mí, gracias, Hannah.
¿Son lagrimas lo que veo brillar en sus ojos? Pensó Hannah. Ya no podía fiarse, y menos a estas alturas.
—Yo también tengo mis sentimientos —dijo la jovencita —.  Aunque los ignore la mayoría de las veces.
Hannah, derrotada, dio por pérdida la batalla.
—Está bien, le diré a Aaron que eres una prima mía y que ni yo misma conocía de tu existencia y que te quedarás algún tiempo con nosotros.
—¿Y crees que se tragará semejante estupidez? —Iris meneó la cabeza con resignación.
—¡Fue idea tuya!
—¿Mía? Con eso de leerte la mente ya no sé si son ideas tuyas o mías...es un verdadero lío.
Hannah hasta se sonrió, aunque trató de evitarlo.
—Te caigo bien, ¿verdad? ¿Puedo pedirte algo?...¿Me darías un abrazo?


...

(1) Lo siento,amigos lectores, no he podido evitarlo. Eris es la que manda. Quería mandaros personalmente este mensaje a todos vosotros. Pero no hagáis caso, no es tan mala como puede parecer y salvo que esta noche os despertéis de madrugada y veáis a alguien a los pies de vuestra cama, mirándoos fijamente, no tendréis nada que temer...creo.

creo

Ups! Gambar ini tidak mengikuti Pedoman Konten kami. Untuk melanjutkan publikasi, hapuslah gambar ini atau unggah gambar lain.
Hannah. El despertar. (Terminada)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang