44. Un juego peligroso

155 33 6
                                    

—Definitivamente, no sé de qué me esta hablando, Hannah, pero creo que está usted muy equivocada.
Jack había hecho intención de cerrar la puerta, pero Hannah se lo impidió.
—¿Por qué no me dices la verdad? Creía que aún te seguía gustando, pero tu sólo deseas matarme.
—¿Está loca? —Jack estaba bastante nervioso —Yo no soy Jason...
—Te conozco, Jason. Supe que eras tú desde el primer momento. Siempre me gustaste...
Hannah seguía adelante con su plan aunque empezaba a sospechar que se había equivocado y que Jack no era Jason.
—¡Eso es mentira, Hannah!—Gritó él —¡Nunca te gusté! ¡Nunca me hiciste el menor caso! ¡Siempre te creíste superior a mí! Pero esta vez seré yo el que te humille.
Hannah había retrocedido un paso al darse cuenta del cambio tan súbito que se había operado en el joven. Era él, al final lo había admitido.
—¿Jason? ¡Sabía que eras tú!
—No Hannah, no lo sabías. Esto es cosa de ese monstruo tuyo. ¿Dónde está ahora? ¡Seguro que espiando en las sombras! ¿Verdad?
—No se ha quien te refieres, esa niña es mi prima. Solo ha venido a pasar las navidades con nosot...
La bofetada retumbó en su cabeza como si la hubiesen golpeado con un martillo. Hannah notó como un hilo de sangre salía de su nariz manchando su vestido.
Iris había salido de donde se ocultaba y avanzó por el pasillo en dirección a la puerta, pero cuando estaba a punto de llegar, Jason metió dentro del domicilio a Hannah de un empujón y cerró la puerta en sus narices. La jovencita aporreó inútilmente la puerta.
—¿Qué se siente al ser la víctima, Hannah? —le preguntó Jason —¿Y al saber que estás sola con tu asesino?
Hannah había caído al suelo a causa del empujón y se había lastimado la rodilla al golpearse con una silla.
—Jason...yo sólo quería...
El no la dejó hablar. De nuevo la abofeteó, está vez con más fuerza.
—¡No quiero escucharte! —Le gritó —.  Empezaré contigo, no era mi plan, porque quería ver la cara que ponías al contemplar a tu marido y a tu hija muertos, pero ya que no hay más remedio.
Jason abrió uno de los cajones de un viejo mueble de madera bastante desportillado y sacó de su interior una pistola.
—Antes de matarte, Hannah. Mi dulce y loca Hannah, me encargaré de Eris. ¿Te preguntas cómo lo sé? Fue fácil después de aceptar su existencia. Me he vuelto un estudioso del asunto y he descubierto un mundo que desconocía por completo. Un mundo donde hasta lo más extraño puede suceder.
Jason levantó a Hannah del suelo y la apuntó a la cabeza con la pistola.
—Avisa a ese pequeño diablo de afuera —le dijo en el oído, a lo que Hannah se negó — hazlo o te mataré aquí mismo.
—¡Matamé! ¡No dejaré que le hagas daño a ella!
Jason le golpeó con la pistola en el rostro y ella se dio cuenta de la equivocación que había cometido. Había esperado hacerle entrar en razón pero eso era imposible. Jason estaba completamente loco.
—¡Te juro que te mataré si no la llamas! ¡Es sólo un monstruo! ¿Qué puede importarte?
—Es...una niña.
Jason le dio un tremendo puñetazo en el estomago y la dejó sin respiración. Hannah boqueaba tratando de llevar algo de aire a sus pulmones.
—¡Ella o tú, Hannah! ¡Tú decides!
No pudo contestar.
—¡Entonces serás tú!
Jason estaba dispuesto a todo. Su rostro, lleno de quemaduras sonreía. Unas quemaduras que él mismo se había provocado con la intención de evitar que pudieran reconocerle. Y había dado resultado.
—¿Sabes lo que tuve que hacer, Hannah? Yo mismo me desfiguré con la ayuda de un soplete. Ahora voy a hacer lo mismo. Cuando terminé contigo, ni tu marido ni tu hijita te reconocerán.
Jason agarró por el cabello a Hannah y la arrastró al otro extremo de la habitación. Allí la sentó sobre una destartalada silla y la ató utilizando cinta americana.
—Esto es para que no se oigan tus gritos —le dijo mientras sellaba su boca con otro trozo de cinta —, porque gritarás, ya lo creo que vas a gritar.
Jason salió un momento de la habitación y al cabo de un instante volvió arrastrando una bombona de oxígeno a la que iba acoplado un soplete.
—Nunca experimentarás un dolor tan atroz como este —le dijo y encendió el soplete, regulando la llama hasta que esta se puso completamente azul.
Jason tomó el soplete y lo acercó al rostro de Hannah, ella pudo notar el calor abrasador de la llama muy cerca de su piel y cerró los ojos con fuerza.
Iba a morir, no tenía ninguna duda, pero Iris correría a avisar a Aaron y podrían escapar antes de que Jason fuera a por ellos. Por lo menos estarían a salvo.
Jason se detuvo de golpe. Parecía mirar a todas partes a un tiempo como si hubiera escuchado algo.
—Está aquí...¡Ese demonio está aquí! —repetía mirando hacia la puerta —¡Está dentro...!
Jason arrojó a un lado el soplete y empuñó la pistola, apuntando a las sombras.
—Sal de donde te escondes, demonio...
Era Iris, de eso estaba segura. De algún modo había logrado entrar en el apartamento.
"Tranquila, Hannah, voy a ayudarte".
Al escuchar esas palabras en su mente, Hannah soltó un suspiro de alivio.
En su mente formuló una respuesta, esperando que Iris alcanzara a leerla: "Ten cuidado"
"No te preocupes, tendré cuidado".
Hannah sonrió al saber que la había escuchado.
Jason disparó una vez contra las sombras. Sonó a ruido de cristales rotos, pero allí no había nadie.
Un golpe se dejó oír al otro lado de la habitación y Jason volvió a disparar con idéntico resultado.
—¡Sal, monstruo!
—¡No soy ningún monstruo! —La voz sonó muy clara justo detrás de Jason.

—¡Sal, monstruo!—¡No soy ningún monstruo! —La voz sonó muy clara justo detrás de Jason

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Hannah. El despertar. (Terminada)Where stories live. Discover now