23- Una prima lejana

203 44 13
                                    

-¿Así que dices que es una prima lejana a la que no veías desde hace mucho tiempo? -Preguntó Aaron.
-Sí -Hannah se retorcía nerviosa las manos.
-¿Y viene hoy a pasar las Navidades con nosotros?
-Sí -no le iba a creer, era imposible que la creyera.
-Pues habrá que preparar la habitación de invitados. ¿A qué hora has dicho que tienes que ir a recogerla?
-A las diez de la mañana. Vendrá en tren -mintió. Hannah no salía de su asombro, era increíble que se lo hubiera creído.
-Es una lastima que no pueda ir contigo a buscarla, pero no puedo faltar más días al trabajo.
-No pasa nada. Yo iré a buscarla en cuanto deje a Anissa en el colegio.
-¿No será demasiado pronto para que Anissa vuelva al colegio?
-No ha tosido nada en toda la noche y no ha vuelto a tener fiebre. Además todos sus amigos están preparando la fiesta de Navidad y ella no quiere perdérsela.
-Bueno, entonces os veré por la tarde. Ya conoceré a nuestra invitada. ¿Sabes? Creo que te va a venir muy bien tener compañía.
-Sí, yo también lo creo.
En cuanto se fue Aaron a trabajar, Iris, tenía que acordarse de llamarla así, se dijo Hannah, salió de su escondite en el ático. Traía una picara sonrisa en su rostro infantil.
-¡Angelito! -Dijo -se ha tragado el cebo, el anzuelo, el sedal y hasta la caña.
-No te metas con él -protestó Hannah -. Es una persona maravillosa.
-No lo pongo en duda... -Hannah frunció el ceño -¡De verdad, te creo! ¡Es un buenazo! Creo que no te lo mereces.
-No creo que tú seas la más apropiada para opinar. ¡Eris diosa de la discordia!
-No soy ninguna diosa -reconoció ella.
-¿Y qué eres entonces?
-Soy...muy complicada. Dejémoslo. Cuéntame lo que sucedió en esa clínica hace una semana.
-¿Acaso no lo sabes?
-Pues no. En esos momentos estaba ocupada con unas cosillas...Ya sabes, preparando mi regreso y todo eso. Ni siquiera yo puedo estar en dos sitios a la vez.

-Creía que eras prácticamente omnipotente, ¡que desilusión!

-Touché -rió Iris -me has dejado sin palabras, un punto para la señorita.

-Señora, si no te importa.

-¡Esa es mi Hannah! Siempre peleando, hasta el final. ¿Sabes? Fuiste bastante difícil de poseer. Nunca me había enfrentado a una personalidad como la tuya, me lo pusiste muy difícil en muchas ocasiones. Estuve casi a punto de tirar la toalla y buscarme a alguien más accesible. Pero me encantan los retos y nunca me he arrepentido de conocerte.

-¿Acaso piensas que voy a darte las gracias por ello? ¡Tú, que arruinaste mi vida!

-Tocada otra vez. Estoy asombrada, has madurado mucho, Hannah, ahora me gustas casi más que antes... Bueno pongámonos a trabajar, cuéntame lo que pasó.

-Conocí a alguien -respondió Hannah.

-¿A quién?

-A un hombre.

-Puedes ser un poquito más descriptiva o se nos hará de noche antes de acabar esta conversación. ¿Quién era? ¿Qué hacía en el hospital? ¿Estaba bueno? ¿Tienes su teléfono?

-Te recuerdo que eres una cría de once años o por lo menos esa es tu apariencia, olvídate de ligar por mucho tiempo.

-¡Qué borde!

-Haber elegido otro cuerpo, cariño.

-¿Qué he hecho? ¡He creado un monstruo! -Iris se llevó las manos a la cabeza.

-Se llama, Jack y era amigo de Jason, va a ayudarme a encontrar una cosa.

-¿Confías en él? Ya sabes, siendo amigo de Jason...

-Pues...sí, creo que confio en él, es una persona muy desgraciada, tuvo un terrible accidente en el que quedó desfigurado y está sufriendo. ¿Sabes lo que es sufrir, Iris?

La jovencita no se dio por aludida.

-¿Qué es lo que está buscando para ti?

-Unas cintas de vídeo.

-¿Las famosas grabaciones que te hicieron en el Saint Joseph?

-¿Cómo lo sabes? -preguntó, Hannah.

-Te recuerdo que yo estaba allí. ¿Qué piensas conseguir con ellas?

-Quiero que me crean, que dejen de tomarme por una loca...

-Así que el bueno del doctor y el cura no te creen. Piensan que estás chalada o algo así, ¿verdad? Déjame que hable con ellos y verás como se soluciona todo.

-¡No! ¡Nadie debe saber quién eres!

-¿Por qué? ¿Tienes miedo de que me hagan daño? ¡Mas miedo deberían tener ellos! -Iris se rió y Hannah vio en sus ojos un atisbo de verdadera maldad.

-¿Recuerdas a Amanda Hamilton, Eris?

La jovencita la miró de reojo, su expresión era ahora impenetrable.

-¿Ha qué viene ahora eso? -Le preguntó. Hannah se dio cuenta de que la pregunta le había incomodado bastante.

-¿Quién la mató? ¿Fuiste tú o...fui yo?

-Fui yo, por supuesto -reconoció Iris -. Y tenía mis motivos, no te quepa duda.

Hannah pareció suspirar de alivio.

-Te sientes mejor, ¿verdad? Está muy bien saber que no eres una asesina ¿no es cierto? Yo por mi parte lo he hecho tantas veces que ya no siento nada. Esa niña, Amanda, era perversa y trataba de hacerte daño a ti y por lo tanto a mí también. Tuve que tomar una decisión. Reconocerás que lo hice de tal forma que nunca nadie sospechó de nosotras. Fue terriblemente fácil.

-¿Te jactas de ello? -Hannah no comprendía hasta dónde podía llegar la maldad de Eris.

-¿Jactarme? No, solo digo que fue un trabajo muy limpio. Muy profesional. No me mires así, no necesito tu piedad ni tu condescendencia. Hice lo que tenía que hacer y punto. Volvería a hacerlo sin dudarlo si me viera en peligro...O si tú lo estuvieras...

Hannah pensó hasta que punto era sincera Eris. Escrutó su rostro buscando alguna señal que pudiera aclararle si estaba mintiendo y no halló nada que se lo sugiriera.

Eris decía la verdad.

Eris decía la verdad

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.



Hannah. El despertar. (Terminada)Where stories live. Discover now