Capitulo 92

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            Draco se estremeció al sentir primero la lengua y después toda la boca de Harry, lamiendo y chupando e introduciendo la punta de su lengua lo más posible, nunca había sentido nada igual y en cuestión de minutos estaba empalmado de nuevo.

-¡Oh Harry!... –gimoteó estrujando las sabanas, deseando de alguna manera que Harry entrara más profundo en él, pues esa boca había encendido un fuego en su vientre que deseaba saciar.

Harry lo supo, por lo que lo puso boca arriba.

-Sería más cómodo hacerlo en la posición en que estabas pero quiero que cuando entre en ti me mires a los ojos.

Draco asintió en silencio confiando en Harry ciegamente, por lo que cuando el moreno se agachó para tomar nuevamente su mochila, le tocó un brazo diciendo:

-No es necesario... si no te molesta, yo...

-¿Sí?

-No tienes que usar condón conmigo.

-¿En serio Draco?

-Ajá... a menos que tú te sientas más cómodo así –añadió apenado.

-Yo estoy encantado de hacerlo sin nada, pero pensé que tú te sentirías mejor si lo usaba.

Draco negó en silencio y luego alzó el rostro para besarlo, luego Harry se separó y le puso un cojín debajo de la cadera, tomó más lubricante para untarlo en su pene y luego se acomodó entre las piernas abiertas de Draco.

-De todos modos te dolerá –dijo masturbándolo- pero cuando digas que pare, lo haré.

Draco asintió y luego miró el pene de Harry, tan erecto y grande.

-Tranquilo.

Sonrió viendo el rostro sudoroso de Harry y asintió, entonces Harry se inclinó y acerco la punta a la rosada entrada que se estremeció al sentir la cercanía y tomándolo con su mano comenzó a empujar lento mientras que con la otra le acariciaba una pierna y Draco cerró los ojos mientras fruncía el ceño.

-Hey... mírame -Draco abrió los ojos y miro a Harry, quien le sonreía tierno- No quiero que me pierdas de vista.

Draco volvió a asentir pero al cabo de unos instantes Harry dijo:

-Intenta relajarte... no puedo entrar.

Draco tragó en seco y asintió, no era fácil permitir que alguien más entrara a su cuerpo de nuevo aunque se tratara de Harry, su cuerpo reaccionaba por si solo con miedo.

El moreno tomó de nuevo su pene y comenzó a empujar de nuevo sintiendo esta vez como su miembro comenzaba a vencer la resistencia del recto de Draco, quien se quejó mientras se tapaba la cara.

-Draco... hey Draco mírame...

Pero Draco negó con la cabeza en silencio sin descubrir su rostro, por lo que Harry siguió adelante con la penetración sintiendo como Draco se tensaba al punto de cerrar los puños sobre su rostro y encoger las piernas; cuando se la metió hasta tocar su pubis con sus nalgas respiró profundo para no correrse en ese mismo instante, y lo que hizo después fue quitar las manos del rostro de Draco encontrando sus ojos anegados de lagrimas.

EL CASTILLO DE LA SOLEDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora