Capitulo 15

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-¿Qué guardas aquí, Malfoy? –pensó colocándola en la mesita mientras examinaba con la vista el pequeño baúl de fina madera. Sacó su varita y la abrió con un simple Alohomora- ¡Vaya!... –exclamó sorprendido de que la caja se abriera sin mayor problema- estabas seguro de que nadie la encontraría ¿eh Malfoy?

Sin saber qué clase de cosas podría encontrar adentro, la abrió sintiendo mucha curiosidad y emoción al pensar que podría descubrir algo que los ayudase a encontrar el paradero de Voldemort, algo que fuese de gran importancia para aquel ser tan abominable.

Lo que vio fue un montón de pequeños frascos, unos vacíos y otros llenos de una vaporosa sustancia plateada, tomó uno examinándolo más de cerca reconociendo que eran recuerdos, después la dejó en su lugar y tomó otro frasco, esta vez de plástico con una etiqueta impresa en la que se leía la palabra "Diazepam", había otros frascos de píldoras como "Lexatin, Valium"

-Vaya... tal parece que descubrí abastecimiento personal... -musito alzando otro frasco con poción para dormir sin sueños.

Regresándola a su lugar, procedió a examinar toda la caja buscando algún compartimento secreto sin encontrar nada más que los frascos de recuerdos y los de medicamentos. Tomo el pequeño baúl y con él en las manos fue a sentarse en la polvosa cama, miró los recuerdos pensando en cual tomar.

-Necesitare un pensadero... -pensó rascándose la barbilla- ¡Accio pensadero! –exclamó alzando su varita pensado en que ahí debería haber uno, pero el pensadero llego de quien sabe que habitación, pues de esa no salió nada.

Pensando en que era raro que ahí no hubiera un pensadero dado que Malfoy tenía esos recuerdos almacenados, tomo el pequeño recipiente y lo colocó en la mesita que había puesto frente a sí.

-Veamos... ¿Cuál veré primero? –susurró pasando un dedo sobre los frasquitos decidiéndose cual tomar.

Tomó uno al azar y lo vertió en el pensadero, y con aire decidido hundió el rostro en el.

Se encontró en una habitación en la que Draco Malfoy se quitaba la mascara mostrando su pálida faz, vio como otros tres hombres más le hacían señas; caminó junto a él cuando el rubio comenzó a moverse; abrió la boca sorprendido al ver quiénes eran las personas que Malfoy espiaba.

-¡Es el ministro Kingsley y su esposa! –pensó atónito preguntándose si estaría a punto de ver el mismísimo momento de la muerte del hombre y su mujer.

Intrigado siguió observando lo que ocurría dentro de la sala en la que el ministro Kingsley leía el diario y su esposa tejía mientras conversaban.

-Edna sigue angustiada porque el pequeño John pronto recibirá su carta de ingreso a Hogwarts, no deja de insistirle a su marido que mejor lo envíen a Durmstrang a pesar de que ya pasó casi un año del ataque al colegio y de que se ha reforzado la seguridad, no está convencida aun.

-No podemos culparla, la situación es muy difícil –respondió el ministro de magia dándole vuelta a la pagina- el colegio cerró sus puertas unos meses y aunque ya está en funcionamiento muchos no regresaron a pesar de que McGonagall ha hecho un trabajo estupendo como directora, aun hay mucho por hacer, Lucy ¿podrías traerme mi poción para la acidez por favor? No recuerdo donde la dejé... ¿Lucy? –añadió al no oír respuesta de su esposa, por lo que abriendo la boca para volver a hablar bajó el diario para encontrarse con la imagen de la mujer viendo con ojos muy abiertos la silueta negra que estaba de pie en el umbral de la puerta justo atrás de él.

EL CASTILLO DE LA SOLEDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora