─ Por favor, Camille, necesitas dejarlo ir.

─ No puedo ─ por un momento casi grité. ─ Mo quiero verte sufrir Will y mucho menos a él. Por eso quise que estuviera con Cristal para que se olvidara de mí, pero luego llegas tú a conquistar mi corazón y así no puedo. No me arriesgaré a que algo malo te pase, siempre me adviertes y es momento de tomar aquello de manera seria.

─ Camille...

─Ya basta, no quiero decepcionarte más ─ tomé mi bolso y me giré hacia la puerta.

─ Hay algo importante que debes saber.

─ ¿Qué cosa? ─ aún estaba de espaldas porque no quería que me viera tan vulnerable. Las lágrimas no demorarían en llegar y no quiero que me vea así.

─ Este será nuestro secreto. Puedes compartirlo con tus amigos, pero de ahí no puede salir.

─ ¿Por qué siempre me dices lo mismo ?─ dije. ─ Solo dilo por favor.

─ Yo soy tu ángel guardián ─ dijo sin más─ si los ángeles de mayor rango que yo o los arcángeles se llegan a enterar de que me enamoré de ti, me cortaran las alas y me exiliaran para siempre.

─ Pero solo serías un caído, ¿no? ─ dije asustada.

─ Los caídos, son ángeles que se enamoraron de humanos y como castigo les cortan las alas, dejándolos por siempre aquí en la tierra, pero si un ángel guardián se enamora del humano al cual cuida, le quitan sus alas,y lo mandan al mundo de los muertos hasta que el humano muere. Es ahí cuando te dejan volver a la tierra, pero vuelves como humano, dejas de ser ángel por siempre. Que te asignen un humano para cuidar es el regalo más grande que los arcángeles pueden darte, es un tesoro Camille, tú eres mi tesoro y no soportaría alejarme de ti por siempre. ─ Su respiración era acelerada. ─ Por lo pronto, no está prohibido que interactuemos siempre y cuando sea como amigos

─ Nadie se enterara de esto, lo prometo ─ giré la manilla de la puerta y salí lo más rápido posible de aquel lugar.

***

Volví a casa y los chicos estaban esperándome. Aún no me creía todo lo que había pasado. Él seguía siendo mi ángel guardián, pero no quería que nada más pasara.

─ ¿Cómo estuvo todo? ─ dijeron ambos al verme entrar.

─ Muy bonito ─ sonreí forzadamente. ─ Gracias.

─ Fue un placer ─ dijo Blas distraído y Mia me miró algo extraña.

─ Fue un asco ─ solté sentándome al lado de ambos.

Las lágrimas comenzaron a caer sin parar y no me daba vergüenza llorar frente a ellos porque me habían visto miles de veces así.

─ ¿Qué pasó? ¿Qué te hizo el idiota? Lo voy a matar ─ dijo Blas algo enojado.

─ Lo último que necesita es que te pongas así, Blas. ─ lo regañó Mia.

Le conté a los chicos acerca de todo y les advertí que nadie más que nosotros podía saber esto. No quería que algo feo sucediera, no con Will. Ellos me consolaron por supuesto, como los buenos amigos que son. Realmente no sabría que hacer sin ellos. Si, estaba sentimental.

─ ¡Oh, por cierto! ─ Blas tomó unos papeles y me los pasó ─ Tristán dejó esto para ti.

─ ¿Qué es? ─ los miré extrañada, ya que eran hojas.

─ La curiosidad me mataba, pero Mia me golpeó para que no los viera ─ rodó los ojos.

─Gracias, Mia ─ me paré ─ iré a mi cuarto, ¿si, chicos? Gracias por todo.

Los Caídos #1 - Ángel guardiánWhere stories live. Discover now