23: 𝑉𝑒𝑟𝑑𝑎𝑑𝑒𝑠 𝑜𝑐𝑢𝑙𝑡𝑎𝑠

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Capítulo 23:

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Capítulo 23:

—Verdades Ocultas—
߷

Me volteo directo a la voz. Todo me da vueltas, siento que el suelo bajo mis pies retumba, algo que me provoca migraña.

—El jefe no nos permite decirlo—ahora es la mujer quien habla—Sabemos que descubriste la verdad. Pero no te imaginas lo que tiene preparado para ti...

Spencer. Hablan de él.

Algo toma una de mis piernas. En mi intento por alejarme, algo me golpea por detrás y caigo de boca al suelo. Siento el sabor amargo y metálico de la sangre, que baja rápidamente por mi cuello.

—¿Qué mierda haces? —pregunta el hombre—Recuerda que la necesitamos para la Luna Sangrienta.

—Me lo debe—dice ella. Apoyo las manos sobre mis rodillas y me incorporo con todo el dolor del mundo—me ha llamado traidora cuando sabe que di todo por esto.

Amber. Es ella. No cabe duda.

—Recuerdas cuando te dije...—hablo yo, pero mi respiración entrecortada no me deja modular bien—cuando hablamos en el cuarto—silencio de su parte. Me volteo hacia un lado, siempre dando vueltas en la oscuridad, la lluvia que comienza a caer de nuevo—que podías dañarme todo lo que quisiera, pero que si tocabas un pelo a la gente que...

—¡Cállate! —grita ella.

Siento el movimiento por mi espalda. Retrocedo lo más rápido posible.

—No funcionará si no te controlas—dice el chico—¿Quieres que Spencer también te crucifique?

Amber permanece en silencio.

—Te dije que si le hacías daño a alguien importante para mí, no tendría piedad contigo.

Ella larga una risita de burla.

—No te tengo miedo, Caperucita Roja.

—Pues deberías—digo entrecortadamente. Creo que me ha bajado la presión, siento ganas de vomitar y la cabeza me duele allí donde me he golpeado—Soy más fuerte que tú.

—¿Más fuerte que yo? —pregunta irónicamente. Una risa de parte del chico. Mierda, ¿de dónde lo conozco? Se escucha de otra manera, como si su voz estuviera mucho más grave. Algo me empuja por la espalda—Solo eres una niña humana. Eres débil y morirás como lo hicieron tus padres.

Escucho a Amber gritar.

—¡Espera! —grita el chico—¡No la mates! El Rey de Plata la quiere viva...

—No ha dicho nada sobre la tortura. Además...el jefe se ha retirado.

Cierro los ojos por un momento. Tengo que concentrarme en encontrar a Demian, pero las probabilidades son de uno en un millón. Entonces hago lo único que puedo: corro recto hasta dar de nuevo con la extraña pared que me ha hecho volar lejos. Mi cuerpo lo siente. Es un campo magnético que, al estar cerca, hace que mi figura se pegue más. Dejo de correr, sintiendo a los dos sujetos siempre cerca mío. Levanto las manos para tratar de no llevarme ninguna sorpresa, hasta que mis palmas tocan algo sólido e, instantáneamente, una onda de electricidad recorre toda la superficie del campo magnético. Es una fina onda de luz dorada que va subiendo hacia el cielo, y que ilumina a mi alrededor lo suficiente como para poder darme cuenta de que estoy encerrada en una especie de esfera gigante, un domo magnético. La luz sigue subiendo y veo hacia la otra dirección, donde su mitad también sube hasta que se encuentran ambas y llegan a la cima para desaparecer.

✔ 𝐿𝑎 𝐻𝑖𝑗𝑎 𝑑𝑒 𝐶𝑎𝑝𝑒𝑟𝑢𝑐𝑖𝑡𝑎 𝑅𝑜𝑗𝑎 1» Eʟ DᴇsᴘᴇʀᴛᴀʀDove le storie prendono vita. Scoprilo ora