12: 𝑒𝑙 𝐶𝑎𝑧𝑎𝑑𝑜𝑟...𝑐𝑎𝑧𝑎𝑑𝑜

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12-El Cazador, cazado-🐺

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12
-El Cazador, cazado-
🐺

—¿Qué sabe de mi madre?

—Poco. Historias...leyendas...solo la vi una vez. Fue una semana antes de su desaparición.

—¿Y cómo...cómo era ella? —la voz me falla.

Robert me sonríe.

—Igual a ti. Cabello oscuro...ojos grises...me haces acordar mucho a ella—se me escapan unas cuantas lágrimas—Siento mucho lo que te está pasando, Lana. Todos lo hacemos. Debes entender que eres especial para nuestro...tú mundo. Nunca has sido humana. Siempre tuviste la Visión, por tu cuerpo corre sangre real. Por eso debemos protegerte.

—Pero yo...no sé qué hacer. Esto es mucho para mí. Hace una semana volvía aquí y entonces...todo se puso patas arriba.

—Lo entiendo. Todos lo hacemos.

—La cuestión aquí es mantenerte a salvo—habla Carter—No puedes protegernos si nosotros no te protegemos antes.

No sé qué decir. Me mantengo callada en la silla. Ya no tengo hambre. Todo lo que quiero es dormir y descansar, ver a Hellen, asegurarme de que está bien. Y luego...luego podré continuar.

Demian se levanta.

—Necesita descansar.

Me ayuda a levantar también.

—Tiene mantas en el cuarto de visitas—dice Laila—L cama ya está hecha. Si tienes frío, Lana...puedo encenderte la estufa.

—Estaré bien—susurro apenas—gracias.

Y así, Demian me toma de la mano y me conduce escaleras arriba. Todo lo que escucho ahora son sus palabras dándome vueltas en la cabeza una y otra vez.

Tranquila. Robert solo quiere ayudar.

De pronto, una voz conocida se abre paso por mi mente. No sé cómo sentirme con eso, es...extraño. Siento que mi campo mental se expande y algo se une a mí. Una electricidad hace vibrar mi cuerpo. Me detengo en medio del pasillo, porque de un segundo a otro mis piernas se aflojan y Demian me sostiene.

—¿Qué fue...qué fue eso?

—Solo yo—explica—Tranquila...solo sentirás la invasión una sola vez. Ahora estoy en tu mente...y tú en la mía.

Teniendo eso presente, me conduce hacia la habitación. Es pequeña, una cama llena de almohadones, ventana con cortina, un placar al fondo, una lámpara y una mesita ratona. Demian se encarga de sacar más mantas del placar. Mientras que yo recorro el cuarto, él se pierde por el pasillo y vuelve con algo entre sus manos. Es un pijama.

—Te irá grande, pero es lo más chico que tengo.

Me quedo de pie en la punta de la cama. Ahora lo estoy viendo. Aparta los almohadones a un lado, abre la cama para hacerme un lugar. ¿Cómo pude dudar de él? No es un mal chico. Me dijo la verdad, esperó a poder decírmelo. Y yo todo lo que hice fue dudar de él.

✔ 𝐿𝑎 𝐻𝑖𝑗𝑎 𝑑𝑒 𝐶𝑎𝑝𝑒𝑟𝑢𝑐𝑖𝑡𝑎 𝑅𝑜𝑗𝑎 1» Eʟ DᴇsᴘᴇʀᴛᴀʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora