Encuentra tu destino en el corazón de un hombre lobo...
Lana Paterson vuelve a su pueblo natal, Fallstreet, con un solo objetivo en mente: descubrir la verdad detrás de la desaparición de sus padres...Sin embargo, los recuerdos de una vida pasada la...
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18 -El Concejo de hombres lobo-
Cuando doy el paso adelante, las puertas doradas comienzan a abrirse. Las baldosas blancas y negras cuadradas sobre el suelo no se rayan. Doy una mirada rápida hacia los demás. Hacia un Robert que me afirma que todo estará bien, y a un Carter que, por primera vez, parece nervioso.
Delante de mí queda una pared alta, de más de veinte metros, de donde cuelga un enorme cuadro: en él se ve pintado la figura de una mujer en llamas, desnuda, sobre lo que parece cuerpos humanos. En su mano derecha sostiene una espada resplandeciente, en la otra la cabeza sangrante de un mortal. El cielo y el fondo se funden en oscuridad, nubes grises y rayos. La mirada de la mujer se clava en mí, y aunque solo es una pintura renacentista, siento que me sigue con la mirada incluso cuando Demian y yo seguimos al hombre y nos hace tomar la entrada derecha. Las puertas se cierran por detrás de nosotros. Nos quedamos en la oscuridad por unos cuantos segundos, hasta que nos detenemos frente a una cortina bordó.
—Te harán preguntas, ¿de acuerdo? —pronuncia el hombre—No tengas miedo.
—¿Por qué siento que debo tenerlo?
El hombre no responde. Hace a un lado la cortina y nos deja pasar. La luz blanquecina del salón frente a nosotros me ciega por un momento. A medida que vamos avanzando, siempre tomada de la mano con Demian, lo puedo ver todo: hay un estrado sobre una tarima elevada a cinco centímetros por el suelo, en donde se ubican doce asientos que bien se podrían asemejar a doce tronos. Allí también hay doce personas, hombres y mujeres, que hablan sobre ellos. Varios de los hombres son jóvenes, al igual de las mujeres, pero solo uno de ellos se ve viejo. Lleva una larga barba blanca con una túnica negra encima. Detrás de ellos, cuelgan banderas con diferentes símbolos raros.
El Consejo, me explica Demian en mi mente, todos ellos son Lobos. Allí, la que está sentada a la derecha del Ancestro, es Renata, la ex esposa de mi tío.
¿Qué son esos símbolos?
No son símbolos. Son las banderas de las manadas Ancestrales. Cada una de ellas representa algo importante para nuestra historia. Allí...la que puedes ver al fondo, del lado derecho...fue la bandera de mi manada. El Ojo que todo lo ve.
Así que toda la historia de los hombres lobos está aquí, en esta inmensa sala.
—Ancestral—pronuncia el hombre a nuestro lado. Hace una reverencia hacia el hombre viejo—Se la he traído, como prometí—su voz hace eco en el cuarto—Aquí está la hija de Caperucita Roja.
Todas las miradas recaen en mí. Siento un gran peso ahora mismo, una responsabilidad que me da ganas de vomitar. El cuerpo me tiembla por completo. Demian se mantiene a mi lado, firme y dispuesto a protegerme.
—Nunca he dudado de ti, Spencer—asegura Ancestral. Tiene una voz profunda. Spencer, el hombre de blanco, se aleja de nosotros y sube al estrado para ubicarse en su asiento, a la izquierda de Ancestral. Lo sigo con la mirada hasta que la sonrisa en su rostro se esfuma y solo queda oscuridad—Eres más joven de lo que creíamos.
