20: 𝑙𝑎𝑠 𝑚𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟𝑎𝑠 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒𝑛 𝑝𝑎𝑡𝑎𝑠 𝑐𝑜𝑟𝑡𝑎𝑠

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—¿Lana? —una tercera voz se alza en el aire. No me lleva mucho tiempo reconocerla. Un segundo Demian aparece en el pasillo, con una carpeta entre las manos y unos granes ojos azules abiertos de par en par al verme. Se detiene un segundo para ver a su doble. Deja caer la carpeta al suelo—Aléjate de él.

—¿Qué...qué está pasando? —pregunto yo y retrocedo.

El Demian frente a mí actúa igual que el Demian que ahora corre hacia nosotros. Ambos se enfrentan y se miran de arriba abajo. Sin idénticos. ¿Qué ocurre?

—Lana, escucha—dice el Demian a mi izquierda, el que me dio el expediente—Esto es importante. No dejes que...

—Te está engañando—dice el segundo—Él no es Demian. Él no es yo—vuelvo a retroceder— ¿Lana?

—No lo escuches. Hace todo esto porque quiere controlarte. Así funcionan los Cambiaformas—explica el otro—Juegan con tu cabeza, imitan la apariencia del otro para que caigas en su trampa.

Cambiaformas. Con que estoy viendo a un Cambiaformas. Uno de ellos es el Demian real. El otro es solo un ser mágico. Pero ¿por qué habría uno aquí? ¿Acaso es alguien que custodia esta biblioteca?

No sé pelear. No tengo la más mínima idea de cómo defenderme, pero si por mis venas corre la magia, entonces podré usarla ahora. Incluso sin saber cómo...

—No soy el impostor—afirma el otro Demian, el de la derecha.

—Todo impostor diría eso.

—Escúchame, Lana...—insiste Demian, el segundo—nos encontramos en la fiesta, en mi casa, ¿recuerdas? Te llevé a casa.

—¡Yo lo hice! —exclama el otro— ¡Fuimos en mi auto porque tu amiga te había dejado!

—Puede leer mis recuerdos. Tomar la apariencia del otro implica adueñarse de todo. Los recuerdos, pensamientos, incluso hasta de su vida. Debes creerme, ¿si? Yo soy el original. Él es...

Solo hay una forma de saber quién es el verdadero, y tengo una clara idea de quién podría llegar a serlo. Tomo la carpeta sobre la mesa entre mis manos, rápidamente. Ambos me miran ahora.

—Llevaré esto con Spencer—informo yo—Él podrá decirme lo que hacer.

—¿Qué?

—Es lo mejor que puedes hacer—habla el Demian a mi derecha—Él nos puede ayudar. Él...

—No lo hagas—insiste el otro—Nadie puede saber que estuvimos aquí. Si Spencer se entera, entonces...

Bingo. Jamás el Demian real me diría que confiara en alguien como Spencer. Después de lo que pasamos en la sala Dorada, y luego de las experiencias malas que tuvo con él, no creo que confiar en alguien como Spencer sea lo adecuado. Pero hay algo más, más allá de aquel hecho. Solo puedo sentir en mi mente al Demian verdadero.

—Tenemos que irnos de aquí—hablo yo. Ambos Demian asienten—Si Spencer lo sabe, estamos acabados—aprieto la carpeta contra mi pecho. Mis ojos se clavan en el Demian segundo—Vámonos.

En cuanto Demian pone un pie delante y yo lo tomo de la muñeca para irnos, el Cambiaformas emite una sonrisita de lado. Ya sabe que yo sé que él no es el verdadero. Demian y yo retrocedemos, mientras que el ser mágico comienza a invadir nuestro espacio.

—Sabía que de todas formas me descubrirían—habla entonces—cuando tienes un hombre lobo Emparejado, el trabajo se vuelve mucho más difícil. Pero al menos logré confundirte, ¿no crees, Caperucita Roja?

—¿Cómo sabes de mí?

El Cambiaformas se detiene a medio camino. Mi espalda choca con algo duro. Demian a mi lado me sujeta fuertemente la mano.

✔ 𝐿𝑎 𝐻𝑖𝑗𝑎 𝑑𝑒 𝐶𝑎𝑝𝑒𝑟𝑢𝑐𝑖𝑡𝑎 𝑅𝑜𝑗𝑎 1» Eʟ DᴇsᴘᴇʀᴛᴀʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora