Capitulo 15

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Unos minutos después recibí varios mensajes de Tyler, no los conteste, me dolía hacerle esto pero era lo mejor. Me la pase pensando en él toda la noche por lo que no pude dormir bien.

Al día siguiente Tyler volvió a aparecer en el hospital, lo supe ya que Dorota me informo de ello.

Y así fueron pasando los días, Tyler venia diario a obtener información sobre mi. Todos los días me dejaba un mensaje a pesar de que yo no los contestaba. Hasta que un día él ya no volvió.

Mi vida se había convertido en un enorme agujero negro del cual no encontraba una salida. No tenia sentido seguir viviendo y para ser sincera morir no era una mala idea.

Llevaba ya un mes en el hospital. No sabia nada de mis amigos. Tampoco sabia nada de Tyler. Me había convertido en un cuerpo inmóvil, mi aspecto cada vez era peor y con cada segundo que pasaba el deseo de morir aumentaba. Mi vida era una rutina insoportable. La palabra esperanza para mi ya no existía. Había dejado de luchar varias semanas atrás y solo esperaba el momento en el que mi corazón dejara de latir. No sabia que iba a pasar conmigo después y ni siquiera me importaba. Todo había cambiado tanto en tan solo cuatro meses. Me sorprende como la vida te arrebata todo e

en mi cama, no podía salir de esta, era como si mi mente se hubiese dado por vencida, no veía un futuro, simplemente ya no quería estar más aquí.

Mi madre fue a mi habitación como todos los días. Ella era la única persona que podía verme.

- Hola cariño- dijo entrando a la habitación.

- Hola mamá- musite.

- Tyler vino hoy.

-¿Lo hizo?- dije tratando de no sonar sorprendida.

- Así es, ¿quieres verlo?.

- No quiero saber nada de él ni de nadie.

- ¿Por que te haces esto? te estas haciendo daño tu misma y estas acabando con tu vida- dijo con tono de decepción.

- Mi vida ya esta acabada, no quiero que nadie sufra cuando yo muera y no puedo dejar que eso pase.

- ¡No vas a morir!- grito.

- Si lo hare mamá, tienes que entenderlo y dejarme ir... quiero morir- dije agotada.

- Cariño no digas eso- respondió acercándose a mi.

Las lagrimas salieron de sus ojos.

- Vete por favor.

Ella asintió y salió de la habitación con la cabeza agachada, cuando lo hizo una pequeña lagrima corrió por mi mejilla. Era la primera vez que lloraba desde hace un mes.

Nada cambio en lo absoluto después de eso, los días siguieron pasando. Y día a día el vacío que sentía en mi interior era más grande. Me sentía perdida y no había nada ni nadie que pudiese hacerme sentir mejor. Solo quería que todo acabe y no encontraba la manera de hacerlo.

Al despertar David entro a mi habitación y me entrego el desayuno, lo que me extraño ya que nunca antes lo había hecho.

- Mia tu cuerpo ha mejorado muchísimo y creemos que es tiempo de que regreses a casa.

Por alguna razón al escuchar esto no me emocione. Sabia que era una gran noticia pero no me había causado ninguna sensación.

-¿Cuando?- pregunte intentado sonar emocionado.

- Esta misma tarde tu madre vendrá por ti.

Al llegar la tarde mi madre llego. Ella y David me ayudaron a salir de el hospital. Al poner un pie fuera de aquel lugar me di cuenta de lo mucho que me estaba perdiendo. El cielo tenia un azul hermoso, el sol brillaba como nunca antes lo había hecho, pude escuchar el canto de las aves, la brisa hizo que mi pelo se alborotará y una pequeña sonrisa habito mi rostro. Mi madre al notar esto sonrió. Junto con ella camine hasta el coche. Sabia que no debía crearme ilusiones ya que en cualquier momento podría recaer y tener que volver a ese horrible cuarto de hospital y aunque una parte de mi me decía que no me ilusione, la otra me gritaba que debía regresar a mi vida y disfrutarla sin importar lo que pase.

Nunca me olvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora