Capitulo 14

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Abrí los ojos y una gran luz me ilumino, parpadee de manera rápida y poco a poco todo comenzó a ser más claro. Reconocí aquella habitación de paredes blancas de inmediato. Había regresado al hospital.

- Esto no esta pasando- me dije a mi misma.

El único sonido que se escuchaba era el bip de la maquina que se encontraba conectada a mi cuerpo. No había nadie en la habitación, estaba completamente sola. No sabia ni que día era, ni cuantas horas habían pasado desde que me desmaye, tal vez sean pocas o tal vez podrían ser días.

Todo se mantuvo en silencio hasta que escuche la voz de el doctor David proveniente del pasillo y al parecer hablaba con mi madre.

- Mia ha recaído, es posible que tengamos que exponerla a una cirugía para extirparle el bazo- hablo David.

- Pero estará bien ¿cierto?- escuche la voz preocupada de mi madre.

- Lo más seguro es que si Alice, no es una cirugía riesgosa pero si es necesario que sepas que la perdida de este órgano seria mas que un simple inconveniente, las personas sin este órgano tienen mas riesgo a morir tempranamente pero existe la gran posibilidad de que su hija se cure.

Al escuchar esas palabras mi corazón empezó a latir mas rápido, lo supe porque el pitido de la maquina se acelero incontrolablemente, empec

para poder calmarme, cerré los ojos intentando contener las lagrimas, sentí como aquel nudo se formaba en mi garganta y supe que en cualquier comento iba a romperme en llanto. No quería morir en lo absoluto, ya había pasado por esta situación antes, el sentir que no habían esperanzas y que iba a morir... la única diferencia es que la vez anterior era yo la que lo pensaba y ahora David ha dicho que existen las posibilidades.

Esa tarde nadie entro a mi habitación por lo que estuve sola todo el tiempo. No podía moverme ya que varios tubos estaban conectados a mi cuerpo y el dolor me lo impedía. A la mañana siguiente una enfermera a quien nunca antes había visto me llevo el desayuno a la cama. No tenia apetito así que deje aquella bandeja en la pequeña mesa que se encontraba a mi lado. Lo único que podía hacer en esa absurda habitación era respirar ya que ni siquiera tenia mi teléfono para comunicarme con alguien.

Al pasar unas horas el doctor David apareció en la habitación.

- Ya era hora- hable irritada.

- Hola Mia, siento no haber venido antes pero estaba un poco ocupado, tengo que hablar contigo- dijo mientras se acercaba lentamente hacia mi.

- Ya se lo que vas a decirme- respondí cortante y grosera.

- Tranquilízate Mia ¿tu crees que yo quiero esto para ti? Por supuesto que no, eres una niña buena, pero a veces Dios nos pone este tipo de retos y hay que ser valientes.

- Yo no creo en Dios- grite- Si Dios existiera nada de esto pasaría.

- Te equivocas Mia, pero respeto tu opinión, ahora por favor tranquilízate y déjame hablar.

Asentí.

- Tendremos que operarte, en cuanto antes mejor, estarás internada un par de meses aquí para que tu cuerpo pueda estabilizarse y apenas estés mejor podrás salir, pero tienes que estar preparada para todo lo que se venga y tienes que ser valiente. Yo solo puedo operarte, depende de ti si te curas o no... Tienes que luchar- hablo despacio.

- ¡Un par de meses! Apenas soporte una semana, no aguantare estar aquí encerrada un par de meses- hable frustrada y llevándome las manos a la cabeza.

- Pasaran rápido Mia- dijo David.

Salió de la habitación dejándome sola de nuevo. Quería gritar, estaba frustrada de estar encerrada en esta habitación. Entonces tome la almohada y la coloque en mi cara, la apreté fuerte y grite con todas mis fuerzas, después las lagrimas se resbalaron por mis mejillas.

Nunca me olvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora