Capítulo 13

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Capítulo 13


Alek observaba cada mañana al pequeño omega sentarse en el patio. Micah le había explicado que lo que hacía era un pequeño ritual de invocación para conectar con los espíritus que vivían en el bosque. Le había dicho que lo hacía para sentir su compañía y porque era correcto vivir en armonía con ellos. Los espíritus aportaban paz y equilibrio. También le dijo que ellos eran los responsables de esa sensación placentera que te embarga en ocasiones, como cuando contemplas un atardecer y te llena de paz. Esos eran los espíritus en armonía con la naturaleza y el alma. Al contrario, también podían causar esa sensación de malestar cuando ellos se alteraban por algo. Por eso era importante realizar el ritual y vivir en armonía con ellos. Alek, no sabía nada sobre eso, ni recordaba a ninguna omega haciendo algo parecido, pero no parecía peligroso y hacía feliz a Micah. Era sorprendente como el chico se había metido bajo su piel. Parecía no poder apartar sus ojos de él, y se encontraba luchando contra la necesidad de tocarle más veces de las que le gustaría reconocer.

Como se prometió estaba buscando información sobre todo el tema de los espíritus. La calidez en la mirada del omega cuando hablaba de ellos le hacía querer saber más. Por lo que le había dicho Micah, los consideraba sus amigos, los llamó "sus únicos compañeros de viaje durante mucho tiempo"... y eso hacía que su corazón doliese, de nuevo preguntándose qué clase de vida había tenido que llevar. Había revisado la biblioteca, viejos libros con la historia y las costumbres de su pueblo... pero nada que hiciese referencia a espíritus, rituales o los dones de los omega... ahora que lo pensaba había muy poca información escrita sobre ellos. No se había preocupado nunca ya que era una tradición que pasaba de forma oral entre las omegas de la manada. Se encontraba en un callejón sin salida. Su instinto le decía que podía confiar en el chico, que no le engañaría, pero muy dentro de él, oía esa voz, esa parte que seguía aferrándose a la locura y le gritaba que no debía fiarse de nada, que no debía fiarse de nadie, que los omega eran seres taimados y traicioneros. Esa parte era lo que quedaba de ese lobo salvaje con sed de sangre y venganza y le molestaba no poder silenciarlo del todo. Él podía sentirlo arrastrándose en su interior. Había mejorado, sin duda, desde que Micah estaba en la casa. Era como si el chico hubiese bajado el volumen de esa voz, y contuviese a esa parte enferma. No, no solo contener, era como si estuviese sanándolo de alguna manera. Sin embargo en ocasiones, siempre que el chico no estaba a la vista, esa parte aprovechaba para asomar la cabeza y morder su cordura.

"-Alpha, me ha llamado?" -Alek sabía que Less había estado viajando durante mucho tiempo antes de llegar a su puerta. Quizás supiese algo más al respecto.

"-Less, quiero saber. Antes de llegar aquí estuviste en otras manadas. Dime, viste alguna vez a la omega hacer algún tipo de ritual o invocación? O sabes algo acerca de pequeños espíritus viviendo a nuestro alrededor?"

A Less la pregunta le pilló por sorpresa, había visto al Alpha revisar viejos libros en los últimos días, pero lo sentía tranquilo así que no le importó. Alek había mejorado mucho. Estaba muy cerca de volver a ser el hombre justo y equilibrado que había conocido. Parecía mentira que el pequeño omega hubiese conseguido eso en el poco tiempo que llevaba en la casa. No dejaba de agradecer a la diosa por habérselo enviado.

"-Estuve viajando mucho tiempo, es cierto. Pero nunca vi o oí nada parecido a eso." -lamentaba no poder ayudar a su amigo con lo que fuese que estuviese buscando. "-Las omegas son muy celosas de su tradición y yo era un beta extraño... nadie confiaba en mi" -el recuerdo de aquellos días de soledad eran una espina en su corazón.

Alek suspiró decepcionado. Pensó que quizás el Beta pudiese arrojar algo de luz a su búsqueda.

"-Pero en mi manada de origen, sí escuché una vieja leyenda. Pensé que era un cuento para dormir a los cachorros, hasta que la encontré escrita en un viejo libro años después, en una de las manadas del oeste, y pensé que si había recorrido tanta distancia quizás tuviese algo de cierto. La historia que escuché en mi vieja manada y la que leí era básicamente la misma salvando pequeños detalles..." -"o no tan pequeños." Pensó Less.

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