Capítulo 9

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Capítulo 9

En cuanto Micah tuvo en sus manos la pequeña caja, alivió recorrió su cuerpo. Un plato con tostadas, huevos y bacon fue puesto delante de él. Su estómago gruñó en anticipación, los olores que habían conseguido pasar inadvertidos por la tensión anterior cobraron vida inundando su sentido del olfato. Tenía hambre pero se debatía entre comer o llevarse sus cosas a un lugar seguro.

Alek se percató de la incomodidad del chico, podía ver claramente los pensamientos del omega, no porque pudiese leer su mente, si no porque esos expresivos ojos verdes delataban al muchacho reflejando cada uno de sus pensamientos.

"-Come, guardarás tus cosas después" -Micah no luchó contra la orden, al contrario se relajó casi instantáneamente, claro que esa era la naturaleza de un omega, no podía empezar a imaginar el esfuerzo que tenía que hacer el chico para ir constantemente contra esa naturaleza. Sentado a su lado, vio como el cuerpo del joven se adelantó cubriendo el plato, codos en la mesa como si tratara de proteger su comida. Alek sospechó que era precisamente eso lo que hacía, le recordó a los sintecho que había visto en el comedor social del albergue al que su padre le llevaba cuando era un niño, para aprender a empatizar con los humanos. De pronto imágenes de un Micah más joven y hambriento teniendo que defender un plato de comida de otros o quedándose sin alimento, llenaron su mente y viendo lo delgado que estaba el chico no resultó una imagen muy difícil de conjurar. Una sensación fría se instaló en su pecho mientras se preguntaba qué clase de vida había llevado el chico. Alek había rebuscado en sus cosas, sin remordimiento, él era el Alpha y Micah era suyo, así que no le importó vaciar su mochila y mirar lo que contenía. Ropa vieja, camisetas de diferentes restaurantes de carretera o cadenas de comida rápida, otro par de tejanos desgastados por el uso y ropa interior. La misteriosa caja de latón y una vieja libreta que, por supuesto, había abierto. La libreta estaba llena de recortes de recetas. Fotografías realmente, ninguna anotación. Alguna palabra garabateada con lo que parecía la caligrafía de un niño de cinco años y dibujos reproduciendo los pasos a seguir para realizar el plato. Estaba claro para él, Micah no sabía leer ni escribir. El reconocimiento empujó más frío en su interior. De pronto no podía soportar la idea de que el chico no había recibido educación. Preguntándose desde cuando había sido abandonado a su suerte, más imágenes de un Micah hambriento y abandonado, sólo, sobreviviendo en las calles, siendo ignorado por todos llegaron a su mente. Y entonces recordó las cicatrices. El frío se convirtió en ira llamando a su lado salvaje, despertando su sed de venganza. El recuerdo aún fresco en su mente de la espalda y el pecho del dulce hombre lleno de cortes, azotes, las marcas del horror en el que había vivido. Él quería matar a todo el que había negado el alimento a SU omega. Él quería desgarrar a todo el que había negado una educación a SU omega. Él quería despellejar vivo a todo el que había mancillado la piel de SU omega. Su lobo quería arrancar el corazón de todo el que había hecho daño.A.Su.Omega... Suyo. Su omega.

Un ruido hizo que levantase la cabeza, recuperando algo de claridad a través de la espesa bruma en que la sed de venganza de su lobo salvaje le había empujado. Vio a Wild saliendo de la cocina llevándose a Cam con él. Lees retrocedía sin apartar sus ojos de él, mientras mantenía a Micah a su espalda. Estaba tratado de alejar al chico de él. Y eso no iba a pasar. Se dio cuenta entonces que sus manos habían cambiado a garras al igual que sus dientes a colmillos, el cambio parcial era una característica de los alphas. Alek se levantó con tanto impulso que la silla cayó al suelo y se dirigió hacía su Beta, el chico aún estaba detrás suyo y él lo quería de vuelta. En ese momento Rolo y Dom entraron en la cocina tratando de interponerse entre él y lo que era suyo. No lo iba a permitir. Vio como Dom sujetó el brazo del chico dispuesto a llevárselo y eso fue todo lo que pudo aguantar. Su lobo salvaje se hizo cargo, empujado por la ira que le provocaba la vida de sufrimiento que tan injustamente había llevado el joven omega, a partir de ahora él lo cuidaría, pero no podía permitir que huyese de él, su mente confusa conjuraba imágenes en las que Micah era llevado de su lado, imágenes de Micah siendo abandonado, siendo abusado... el fino hilo que mantenía su control se rompió. Se adelantó hacía ellos, sintió como Less trataba de sujetarlo, una parte de él sabía que no debía hacer daño a ese hombre, que era su amigo, su hermano, pero la rabia era como una niebla espesa que bloqueaba esa parte de su cerebro, empujando hacía el derramamiento de sangre. Alek gruñó en advertencia, lo único que quería era que le devolviesen a su omega y si no iba a ser por las buenas, sería por las malas. Lanzó un zarpazo en su dirección, Less esquivó el ataque, no lo suficientemente rápido como para salir ileso, pero sí para evitar la mayor parte del daño. Rolo se unió al Beta tratando de bloquear su avance. Muy dentro de él, sabía que esos hombres no eran los culpables, pero ahora se estaban interponiendo en su camino, él tenía que llegar a su omega para poder protegerlo, para poder cuidarlo. Se quitó de encima a Rolo empujándolo como si el hombre fuese un muñeco de trapo. Un rugido salió de su garganta y el aire en la habitación se estremeció por la violencia que desprendía. Vio a Rolo tratar de ponerse en pie y volver a caer ante la abrumadora energía que había liberado, también vio a Less cambiar a su lobo. La voz de Rolo se abrió paso en la bruma de su cerebro. Le decía algo sobre no dañar al omega."Dañar?" Quién iba a dañar a su omega, él lo mataría. Su cabeza giró buscando al chico que parecía tener su propia lucha con Dom. Mientras su ejecutor trataba de sacarlo de la cocina, el chico se había agarrado al marco de la puerta tratando de permanecer ahí. "Chico listo." Eso agradó a su lobo, pero lo que vio en los ojos del hombre más pequeño le clavó al suelo. Miedo. El chico tenía miedo. Había estado tranquilo comiendo y en un instante él había perdido el control y había tratado de atacar a su familia. Y ahora el chico tenía miedo. Él había hecho eso. Tan rápido como todo había empezado acabó. La lucha le abandonó, dejó caer sus brazos, él había puesto el miedo en sus ojos. Él era un monstruo. Vio el lobo de Less abalanzarse sobre él, pero estaba bien, no iba a defenderse. Un grito lo detuvo todo.

ManadaWhere stories live. Discover now