3: 𝑎𝑙𝑔𝑢𝑖𝑒𝑛 𝑠𝑎𝑏𝑒 𝑑𝑒 𝑡𝑖

Beginne am Anfang
                                    

—Negocios familiares—al final responde.

—¿Tus padres?

—No...mi tío. Digamos...que no estamos pasando un buen momento. Perdimos algo...hace unos años y bueno...debemos encontrarlo antes de que sea tarde.

—¿Qué cosa?

De nuevo, se me queda mirando, analizando. Sabe que yo sé que todo lo que dirá a continuación será todo lo que mi interés en él. Y en efecto, lo hace.

—No me creerías si te lo dijera.

De golpe, cae la lluvia contra el auto. Se escucha fuerte. El semáforo cambia a verde y enseguida Demian ya está pisando el acelerador para ir a casa.

—¿Cómo sabes que no te creeré? —pregunto luego y él no responde—¿Es algo malo? ¿Trabajas para alguien...? ¿Acaso tú...?

Su celular comienza a sonar. Ve la pantalla. Un nombre aparece en él, pero deja que la llamada termine. De nuevo, una segunda vez y una tercera.

—¿No atenderás?

—No. Carter puede ser un grano en el culo muchas veces.

—¿Tu hermano?

Él asiente. Cambia de tema justo cuando llegamos a casa. La lluvia se largó con todo, así que no me queda otra que esperar unos minutos. Aquí dentro se siente realmente cómodo con la calefacción y el olor a limón en el aire. Demian hace funcionar el limpiaparabrisas y allí nos quedamos los dos, escuchando la lluvia caer.

—¿Tú? —pregunta luego—¿Por qué volviste?

A veces, querido niño bonito, no hay un por qué. No puedo decírselo, además...no creo que entendería mi situación. Es un completo desconocido, alguien que se ofreció a llevarme a casa. No tengo que explicarle nada, así que solo me limito a decir un:

—No me creerías si te lo dijera.

Se ríe. Me está mirando ahora, y yo solo puedo ver sus ojos color azul y la manera que tienen sus ojos al achinarse en cuanto sonríe. Se le forman hoyuelos a los costados de los labios. Sus brazos son grandes, sin tatuaje alguno, lisa y quizás, solo quizás, suave.

—Asuntos familiares—agrego luego—Debo arreglar un asunto pendiente.

—¿Con tu tía?

—Mis padres.

Automáticamente, algo se pierde en él. Deja de sonreír. No sé si lo que acabo de decir tendrá algún significado para él, o realmente parece consternado y duda de si preguntar si mis padres están muertos o no. Y la cuestión es esa justamente: ni yo lo sé. Por eso estoy aquí, para saber la verdad. Si mamá y papá fueron asesinados, si les pasó algo y murieron en el camino o si simplemente...desaparecieron.

La lluvia amaina. Demian no vuelve a preguntar más nada, pero yo la verdad quiero saber de él. No lo sé, es la extraña sensación que descubrí esta noche, con él y con nadie más. Me resulta...familiar, como si ya lo hubiera visto antes, mucho pero mucho antes. O....simplemente estoy cansada y necesito dormir.

Así que abro la puerta de la camioneta. Estoy a punto de salir, pero Demian me sujeta de la mano y pronuncia un:

—¿Te veré de nuevo?

Se me escapa una sonrisa. Pero no digo más nada. Simplemente me suelto de su agarre y le sonrío.

—Gracias por traerme...Demian Wood.

Cierro la camioneta y corro rápido al porche de casa. El auto queda unos minutos frente a mí hasta que se aleja por la calle.

Durante la mañana siguiente la lluvia persiste. Hace mucho frío, incluso con medias hasta las rodillas, pantuflas y un pijama de mangas largas. Me duele la cabeza así que Hellen me da algo para que se vaya. Desayunamos juntas a eso de las nueve de la mañana. No podía dormirme, de verdad. Estuve con ansiedad lo que restó de la noche, algo no me dejaba dormir bien. Así que cuando vi que ya no podría descansar me levanté e hice el desayuno. Si este iba a ser mi primer día oficial como habitante de FallStreet, tenía que comenzar bien.

✔ 𝐿𝑎 𝐻𝑖𝑗𝑎 𝑑𝑒 𝐶𝑎𝑝𝑒𝑟𝑢𝑐𝑖𝑡𝑎 𝑅𝑜𝑗𝑎 1» Eʟ DᴇsᴘᴇʀᴛᴀʀWo Geschichten leben. Entdecke jetzt