Cabe resaltar que durante ese día Aaron no me dirigió la palabra, en biología ni si quiera se sentó a mi lado, estaba frustrada, ¿se habría molestado por lo que había pasado?.

Al llegar esa tarde a casa mi madre no estaba, así que tuve que ingeniármelas en la cocina para prepararme mi almuerzo, comencé a revisar el refrigerador, decidí preparar algo sencillo, saque un pan y la crema de maní, era lo único que conseguía cocinar sin quemarlo, tome un cuchillo y junte en él un poco de crema de maní para luego juntarlo en el pan, lo hice con demasiado cuidador para no cortarme ya que con mi mala suerte podía suceder. Al terminar de preparar mi no tan elaborado pero si delicioso almuerzo subí a mi habitación para recostarme en la cama y quedarme ahí el resto del día pero al abrir la puerta me encontré con Olivia utilizando mi maquillaje.

-¡Olivia!- grite asustándola un poco- ¿Que haces en mi habitación y usando mis cosas?.

- Perdón, mamá no me deja usar su maquillaje- dijo mi pequeña hermana con un hilo de voz.

- Tienes que pedirme permiso para usar mis cosas, además la pintura de labios no va en los ojos, por eso se llama pintura de labios- dije recalcando la palabra labios y soltando una pequeña risa, tome la pintura que sostenía Olivia en sus pequeñas manos y me agaché para ponerle un poco en sus pequeños labios.

- Ahí tienes, quedaste hermosa- le dije a la pequeña- Ahora ve a jugar a tu cuarto, estoy algo cansada.

Cuando al fin la pequeña salió de mi habitación me tire a la cama y tome el libro de crepúsculo para seguir leyendo.

El miércoles por la tarde mientras mi madre veía su programa favorito en la televisión de su cuarto le pregunte si podía ir a la fiesta del viernes.

- Dicen que será una gran fiesta, prometo cuidarme- comencé a rogarle para que me dejara asistir a la fiesta.

- Esta bien, puedes ir.

- Pero mamá te juro que... espera, ¿escuche bien?- hable sorprendida.

- Si cariño, puedes ir pero no llegues tarde a casa.

-Okey, estaré aquí a la... una de la mañana- le sonreí de lado, esperando que un milagro pasara y mi mamá me dejara llegar a esa hora, pero en realidad ya sabia que la respuesta iba a ser negativa. Mi madre puso el rostro serio. - Bueno okey, doce P.M.- rei.

- Esa noche yo también saldré- comento mi mamá, y me sorprendí muchísimo. - ¿En serio? que bueno mamá, ¿con quien?.

- Bueno, conocí a un hombre en el hospital- empezó a hablar despacio, con miedo, como si yo fuese a molestarme o algo por el estilo. En realidad al escuchar aquella noticia mi rostro se tenso y desvié la mirada.

- No lo haré si no quieres cielo- hablo mi madre con el mismo tono anterior solo que esta vez algo más triste.

-No, no, esta bien mamá, creo que es una estupenda idea, solo que es difícil pensar que algún día remplazaremos a papá- hable sin mirarla a los ojos.

- Pequeña eso nunca va a pasar, tu padre siempre fue un buen hombre, fue mi primer amor, es el padre de mis tres hermosos hijos y lo sigo amando con todo el alma, él nunca dejara de ser tu padre y mucho menos lo remplazaremos, pero supongo que no seria mala idea conocer gente- dijo mientras tomaba mis manos y hablaba con dulzura.

Voltee a verla y asentí.

- Creo que haces lo correcto mamá y si tu eres feliz yo también- sonreí - Estaré en mi habitación por si me necesitas- dije mientras me paraba de la cama para comenzar a caminar hacia la puerta.

Nunca me olvidesWhere stories live. Discover now