Capitulo 4

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Los tres días pasaban tan lentos como si el tiempo ni siquiera se movía, había leído una vez aquel libro y se había sentido como una completa basura por lo que estaba por hacer. Pero no podía repetir esa materia, era totalmente decepcionante hacerlo. Porque sentía que se fallaba a si mismo y odiaba esa sensación, era peor que fallarle a alguien más porque cuando te decepcionas a ti mismo no hay vuelta atrás. 

Soltó un suspiro moviendo sus hombros en un intento de calmar sus musculos, dejando su bolso en el sofá camino hacia su pequeña cocina para abrir su nevera, encontrando sobras de ayer, tomando una porción vieja de pizza y llevandosela en la boca para dar un mordisco escucho tres suaves golpes en su puerta, agradeciendo tener su casa limpia y con la pizza aún dentro de su boca abrió la puerta.

Donde un Harry con un vestido negro tan corto como para llegar a más arriba de la mitad de sus muslos le sonrió-Estoy solo y aburrido, ¿Quieres acompañarme a comer algo?-sonrió mostrando sus hoyuelos ¿por qué tenia que ser tan lindo?


Tomando a su vecino por la nuca para unir sus labios rojos contra los suyos, sus manos comenzaban a bajar hasta tomarlo por sus muslos, levantándolo mientras pegaba su espalda a la pared, sintiendo como envolvía sus piernas en su cintura y sus manos se aferraban a su nuca en un intento de unir más cerca sus labios, como si fuera posible. Comenzó a amasar su trasero para luego con su mano derecha tirar del cabello largo del menor y tironear con fuerza apartándolo de sus labios.

Su mirada verde perdida por sus pupilas dilatadas, sus labios hinchados y con labial corrido le sonrió con su respiración agitada.

-Por favor Lou-susurro intentando mover sus caderas.

En un gruñido volvió a unir sus labios a los del menor para descender lentamente hasta sus clavículas, dejando besos sobre ellas.

-Oh sí, Louis... ¿Louis?-su voz sonaba lejana, su respiración ya normal.


-¿Louis?- parpadeo tres veces rápidamente, para encontrar a su vecino aún bajo el marco de la puerta, su maquillaje intacto y ninguna marca de sus labios en su cuello. Lo vio sonreír y fruncir el ceño- ¿estas bien? te perdí por unos segundos-carcajeo acomodando sus largos rizos chocolate tras su oreja. 

-Yo... lo siento tanto-susurro nervioso, bajando más su remera hacia abajo tapando su erección sin intentar llamar la atención, pero fracasando horriblemente ya que su hermoso vecino tenía su mirada puesta en su entrepierna, ya que al parecer el karma lo odia este día- ¿qué dijiste? 

-Bueno-subió su vista hasta sus ojos azules con una sonrisa coqueta- estoy solo y tengo hambre, ¿quieres acompañarme a comer algo? conozco una pizzería exquisita lo puedo jurar-sonrió jugando con la punta de su zapato alto contra el suelo.

-Claro-figurando que tenía dinero en su pantalón y su celular en su bolsillo trasero cerro la puerta para mirar de nuevo la ropa del menor queriendo dejarla en otro lado, el suelo sonaba bien.

Sus caderas se mecian de un lado a otro como si estuviera bailando, quiza era su mente jugando con él de nuevo. Porque, era imposible que un brisa inexistente estuviera moviendo el cabello de Harry de forma lenta y no podía haber tal brillo a su alrededor mientras estaban en el apagado corredor. ¿Cierto?

Lo vio girarse hasta él, pudo ver como hablo, dijo algo. Pero toda su mente seguía mirando como al sonreír primero aparecía su hoyuelo derecho y si reía mucho aparecía el izquierdo, o como sus ojos verdes eran totalmente verde esmeralda, preciosos. Casi irreales. 

Simplemente lo siguio como un peon, queriendo tirarse sobre sus rodillas. El rizado contaba un chiste estupido y de alguna manera le daba risa, entonces le devolvia uno que otro comentario gracioso para oirlo reir en medio de la calle y en una ocasión apoyar su cabeza sobre su hombro mientras paraban de caminar ya que no podía parar de reir.

-¡Vas a hacer que se me corra el maquillaje!-carcajeo- oh, ahí esta-sonrió tomandolo de la mano para empujarlo a paso rápidos hasta una pizzeria vieja, su cartel degastasdo y en la puerta lo que debería ser una pizza sonriendo los saludaba- bienvenido a "Pizzania"-carcajeo sin soltar su mano- ¿entiendes? pizza-nia de mania-sonrió mirandolo a los ojos.

-Se ve algo...-susurro las ultimas palabras mirando el lugar vació.

-Pero la pizza te va a encantar, los lugares más sucios dan la mejor pizza Louis-sonrió- eres tan nuevo en New York, debería enseñarte un poco como lo hacemos aquí-sonrió coqueto sin siquiera darle tiempo a responder aquella insinuación cuando entro a la tienda, dejándolo solo afuera.

-¿Harry?-giro su vista ya dentro del lugar para encontrar el menor sentado en una esquina con sus piernas una sobre la otra mirándolo con una sonrisa avergonzada, a pasos lentos se sentó frente a él.

-Demoraste un rato-sonrió, ¿por qué siempre sonríe? ¿qué podía hacerlo tan feliz?- ¿cómo te esta llevando la cuidad que nunca duerme?-levanto su mano llamando al camarero.

-Pues... aún no salgo a recorrer, se que la universidad esta a diez cuadras y que el mercado a dos. No me aleje más que eso, así que no tengo mucho que decir.

-¿Estas diciendo de verdad?-frunció el ceño- eso es una locura, estas en New York, deberías estar ahora mismo en el Empire State ¿no crees?

-Prefiero estar en esta pizzería contigo que rodeado de turistas violentos-bromeó viendo como Harry sonreía también.

-Me alegra que prefieras estar conmigo...-guiño un ojo- puedo tratarte mejor que esos turista violentos. 



The Apartment / Larry Stylinson /Where stories live. Discover now