Veinticinco

9.1K 1.1K 390
                                    

La información había caído en mi como agua fría. Lo vi esconder su rostro por un momento. Termino por limpiar el resto de sus lágrimas con el dorso de su mano.

La corriente fría que corría por el lugar abierto nos envolvió a ambos. Cuando alzo su rostro de nuevo me observó. Sus labios formaron una débil sonrisa. Sabía que esta no era de aquellas sonrisas que yo había visto y que perfectamente conocía. Era falsa.  Una de sus manos  se pegó a mi mejilla.

—YoungJae.–llamó.—Yo no lo sabía, de verdad, fue aquélla vez donde entre a tu casa y lo vi. Los recuerdos de hannie volvieron y actué en la manera en la que lo hice. Solo, solo quiero que me entiendas y no te vayas de mi lado. Es por ello que intentaba mantenerte alejado lo mas pasible de ahí. No quería decirte a cerca de mi pasado porqué no sabia como ibas a reaccionar. Tenía miedo de que te fueras.

Aunque estaba escuchando mi cabeza se encontraba en un lugar lejano. Mis ojos no miraban un lugar fijo. Asenti débilmente.

Respiro profundamente una última vez para alzar su rostro en alto y mirar la luna, solo podía ver su perfil. Ahí fue donde supe que estaba destrozado totalmente por dentro. Sus ojos se veían cristalinos, su boca estaba entre abierta, y las pequeñas gotas de lágrimas se deslizan por sus mejillas. Podía ver aquel campo que poco a poco se iba desintegrando. Yo podía pararlo.
Lo único que tenia que hacer era estar a su lado, lo único que quería era que la historia no se repitiese.
Ya había puesto mucho en riesgo por mi, ahora era mi turno.

Con mi mano derecha limpie la lágrimas de su mejilla. Cerro los ojos con fuerza. Y un suspiro escapó de su boca.
Sus ojos oscuros pero a la vez brillantes se clavaron en los míos.

—No voy a dejarte. –asegure.

Sus grandes manos acunarón mi rostro y sentí su frente pegarse a la mía.

[...]

La semana había transcurrido y aún no sabía si YoungJae ya le había dicho a su madre donde se encontraba aunque de no ser así la policía ya estuviera buscándolo.

Hace unos días atrás también ya me habían entregado resultados de nuestros exámenes médicos. Yo estaba bien, pero YoungJae había salido un poco mejor de lo que yo esperaba. Sus defensas eran muy bajas. Estaba por debajo de su peso normal. Así que el doctor me recomendó que guardara reposo y que le diera sus comidas a sus respectivas horas. Y debes en cuando uno que otro bocadillo no estaría mal.

Viernes por la noche, ya habían transcurrido los días desde que vivía aquí temporalmente. Ahora se encontraba durmiendo.

Observaba la oscuridad de la noche al pie del gran ventanal, pegue mi mano al vidrio. Buscando.
Hasta que la vi, y aún no entendía el porqué la luz ya no brillaba. Solo había dos y la otra ya empezaba a perder brillo. ¿Porque tenía que ser así? Mordí mi labio nervioso.

Mi celular comenzó a vibrar. Lo tome y en la pantalla aprecio el nombre de YoungJae. Conteste al instante.

—¿Qué pasa?

—¿Estas en casa?

Estoy al final del pasillo.

Ven.

Fue lo último que dijo y colgó la llamada, una pequeña sonrisa de felicidad se formó en mis labios.
Camine de regreso hasta el cuarto.

En estos cuatro días desde que el llegó, nos habíamos besado numerables de veces tanto que ya había perdido la cuenta. Aunque solo fueron besos inocentes por parte de YoungJae, yo me sentía feliz por eso. Empezaba a tenerme mas confianza. Y al principio pensaba que nuestra relación empeoraría después de haberle contado aquella vez sobre SungHwa.

Me adentre al cuarto. Donde YoungJae yacía acostado abrazando una almohada. Llegue hasta acomodarme a su lado, y lo vi sonreír. Podría jurar que mi corazón latía más rápido después de sufrir pequeños infartos a causa de él.
Se acercó a mi, y me beso.

Aparte de los besos, no lo habíamos hecho, siempre llegamos aún punto donde yo decidía detenerme porqué simplemente después de tocarlo lo sentía nervioso en sus movimientos.

Le doy un beso casto y él lo regresa.
Me coloco encima de él, mis codos quedaron a los costados de su cabeza y su manos se afirmaron a mi cintura. Mis besos son suaves y delicados al tocar sus labios, es como si mi vida dependiera de ellos.
En el momento que me separó para dejarlo respirar,  cierra sus ojos, pegó mis labios a su mejilla. Siento su piel suave sobre mis labios y la punta de mi nariz.

Mis manos están entrelazadas con las suyas, la fuerza es tanta que las venas de mis manos se empiezan a notar. Es este momento donde él comienza actuar de manera nerviosa. Y sus ojos ya no ven punto fijo, si no que viajan de un lado a otro.

Bajo de él, y vuelvo a mi posición aún lado suyo, inmediatamente se aferra a mi cuerpo y yo lo cubró con mi brazo. Beso su frente y dejó escapar un suspiro.

No necesitó hacer el amor con YoungJae, puedo esperar todo el tiempo del mundo. Soy feliz mientras este a mi lado.

—¿Ya le has dicho a tu madre que estas aquí?.–preguntó mientras aún lo tengo abrazo. Asiente.

Un par de besos más y ambos caímos profundamente dormidos.

YoungJae llora desconsoladamente, atravieso unas puertas blancas e inmediatamente corre abrazarme. Repite una y otra vez -el fue, ya no esta- no entiendo lo que me quiere decir, varias personas pasan de un lados a otro sin prestarnos atención.

Mis ojos se abren pesadamente, y veo la luz de la luna entrar por la ventana, YoungJae aun me abraza.
¿Que había sido? ¿Fue un sueño?
Era la primera vez que soñaba algo así, para ser sincero, nunca tengo sueños con personas conocidas. Aunque dicen que los sueños aveces pueden ser una promoción. Niego lentamente y vuelvo a cerrar los ojos para dejarme llevar por la corriente de sueños




Padrastro [2jae]Where stories live. Discover now