Capítulo 10: A veces el que no arriesga, también gana.

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Amiga 1: Bien, entonces... creo... bueno, eso haré.”

Esto tiene una X bien roja por todos lados, ¿ahora se entiende mi punto? Esta Amiga 2 no parece ser la mejor consejera del mundo, pero como Amiga 1no tiene ni idea, confía en que el consejo Amiga 2es efectivo. Nuestra manera de pensar no es siempre la misma. Yo puedo decir que es azul, pero tú puedes decir que es turquesa, cuando en realidad es verde claro, ¿me entiendes?

Vaya, creo que me alejé demasiado del tema, perdón por eso, me dejé llevar por mi explicación, espero que esto no haga aburrido el e-mail, o que no haya resuelto o satisfecho tus preguntas/dudas.

Dejaré de escribir antes de que haga todo un testamento.

Me despido.

Nos veremos por ahí, Sr. Hamilton.

Espero leer más e-mails furiosos de ti (quizá no tanto),

Cuídate mucho,

Blogger Girl.

Me sequé las lágrimas, apagué la laptop y salí de la habitación para unirme a mis padres. Ya no podía soportar estar sola, y aún menos cuando me sentía tan deprimida.

Es bastante peligroso contarles algo importante a Tessa y a Penny Lane mientras se está en un experimento de Química. Simplemente no se me pasó por la cabeza que en un momento de desconcierto Tessa vertiera más vinagre de lo necesario a la sustancia y el tubo de ensayo se desbordara. Y que por eso, todos tuvimos que abandonar el aula, y no pudimos terminamos la tan importante práctica.

—Bien hecho, genios —nos gruñó Judith, la presidenta de la clase, rodando los ojos y uniéndose con su pulcro grupo de apoyo moral.

Me encogí de hombros y desvié la mirada, avergonzada.

—Lo que sea —Tessa puso los ojos en blanco, para luego volverse hacia mí y poner sus manos en mis hombros con tanta fuerza que me asustó—. Nina, dime por favor que simplemente no desperdiciarás esta oportunidad que tienes con Ryan por algo que Duckie dijo.

—Tessa, cálmate un poco —la reprendió Penny Lane—. Duckie tiene un punto.

Ella resopló y obedeció a Penny, quitando sus manos de mis hombros, con los ojos cerrados.

Duckie esta vez tiene la razón —le expliqué a Tessa—, si sigo acercándome a Ryan, la gente querrá saber más de mí.

—Y querrán saber más acerca de lo que hace —añadió Penny—, con quien se junta, y cómo es que de repente apareció, ¿entiendes lo que queremos decir, mi querida Greenlaw?

Mi otra compañera puso los ojos en blanco.

—Claro que entiendo —dijo, un poco más calmada que antes—, pero, Nina, has llegado tan lejos —Sus hombros cayeron con decepción—, Ryan te ha gustado desde antes que se convirtiera en alguien a quien alabar en este lugar, y ahora han hablado, lo conoces, te conoce... ¿No crees que sea algo que valga la pena arriesgarse?

Bajé la cabeza, sintiéndome algo aturdida por todo el asunto. Tessa también tenía un punto bastante convincente. Me gustaba Ryan incluso mucho antes de que estuviera con Kate, o antes de que hiciera las pruebas para el equipo de fútbol americano y quedara.

Me gustaba Ryan, desde aquel día en séptimo grado, cuando llegó a la tienda de mi madre junto con la suya, su familia acababa de mudarse a la ciudad y estaban conociendo los alrededores, su madre y la mía comenzaron a entablar una conversación acerca de cómo se habían instalado y adaptado bien en su nuevo  vecindario, y que alguien les había mencionado que la tienda de pasteles era la más concurrida, así que habían decidido pasarse. Yo estaba escondida tras del mostrador, leyendo a Jane Austen, cuando lo vi. En aquel entonces no creerías que fuese a ser un jugador tan talentoso como lo es ahora, él era delgado, de facciones bastante delicadas y suaves, su castaño cabello muy peinado para su edad y tenía su mirada metida en un libro de Sherlock Holmes.

XOXO, Blogger Girl ©Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt