Capítulo 7: "Chica Rebote".

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El chico que nos abrió la puerta no lo había visto nunca en mi vida, pero nos recibió como si esta fuera su propia casa y nosotros fuéramos sus mejores amigos, deduje que se trataba del alcohol que definitivamente ya se encontraba en su organismo e intenté mantener la calma mientras las chicas me empujaban hacia la locura.

—¡¿Ves?! ¡No es tan malo! —Tessa tuvo que gritar en mi oído para que pudiese escucharla.

Me estaba tomando el pelo. A mi alrededor no había nada más que adolescentes bebiendo alcohol de sus vasos, riéndose muy alto, bailando, coqueteando, besándose vulgarmente, jugando con cosas que estoy segura no deberían estar jugando. El típico caos de una fiesta abierta al público.

Un caos del cual no estoy familiarizada.

—Busquemos a Ryan.

Me sentía encarcelada, tenía a Tessa tomándome de un brazo, y a Duckie del otro, haciendo que descartara la opción de huir a un lugar tranquilo y esconderme hasta que las chicas se quisieran irse a casa.

—La oxitocina es casi visible en todo el lugar —comentó Duckie mientras nos movíamos cautelosamente entre la gente—. Es difícil para mí creer que esto puede llegar ser divertido para alguien. Tomar demasiado alcohol solo deja como consecuencia un tremendo dolor de cabeza. La energía que se es gastada hoy en bailar, besarse y en tener sexo, mañana no estará presente, lo cual no es recomendable, ya que mañana es lunes y todos tienen que asistir a la escuela. Díganme, ¿quién hace una fiesta así un domingo? Mañana tengan por seguro que veremos The Walking Dead en vivo y en directo desde la comodidad de nuestras aulas de clases...

—Ya fue suficiente —gruñó Tessa irritada—. Nina, tú ve y busca a Ryan, nosotras nos llevaremos a Duckie por ahí. Si sigue diciendo estás cosas, probablemente los Guepardos lo tomarán como balón de fútbol.

Sí, no creo que los Guepardos vayan a soportar tal discurso de una persona que apenas conocen.  No quería que le hicieran daño.

Por otro lado, de ninguna manera iría por ahí yo sola, la multitud me abrumaba.

—No pueden dejarme sola  —les reproché abriendo mucho los ojos.

—Bien, yo iré contigo —se ofreció Penny Lane poniendo los ojos en blanco—. ¿Puedes controlar tu impulso de golpear a Duckie por unos minutos, Tessa?

Ella se quedó un largo rato pensativa.

—¡Ah, qué va! Ustedes vayan, yo me encargaré de él —rezongó, despegándolo de mí lado—. Tú, rarito delgaducho, vienes conmigo.

—¿Qué? ¿Por qué? ¡¿Qué haces?! ¡No puedo dejar a Nina! —Él se resistió mientras que mi amiga lo arrastraba a otra habitación.

Nos deslizamos entre unas dos parejas besuqueándose en medio del camino y entramos a lo que creo yo era el comedor, habían personas sentadas encima de la mesa y las sillas al parecer habían desaparecido de su lugar. Traté de no alarmarme y pensar en cómo Kevin sería capaz de limpiar el desastre luego de que la fiesta acabara sin que sus padres se dieran cuenta. Yo estaría muerta de miedo.

Penny giró a la izquierda y nos encontramos con un grupo de chicos con cabellos largos sentados en el suelo fumando porros. Tapé mi nariz al instante, el olor era insoportable.

—Deben estar afuera —me comentó mi amiga señalando unas puertas de cristal que daban al patio trasero—. Ya vimos toda la casa, tienen que estar afuera.

Nos acercamos y echamos un vistazo. Ella tenía razón. Afuera se encontraban un puñado de chicos usando las chaquetas color vinotinto de los Guepardos, junto con unas pocas chicas del equipo de porristas. Pude distinguir a Adam y a Kevin entre los jugadores que entablaban una animada conversación, y claro, a Ryan lo reconocí al ver el número 9 en la espalda de su chaqueta.

XOXO, Blogger Girl ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora