Capítulo 9: E-mail de desahogo social.

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Kate, Kate, Kate, Kate. Sabía que había sido ella la de la nota en mi casillero, pude darme cuenta luego, mientras estábamos en la clase de Cálculo, sus ojos se mantuvieron siguiendo cada movimiento que yo hacía, inspeccionándome, espiándome, o simplemente esperando a que saliera corriendo intimidada. No, no estaba intimidada, la nota de Kate no me asustó, solo me preocupó, ya que sabía que ahora “la pequeña cara de rata” que estuvo en la fiesta con Ryan anoche, sería la atracción de las miradas el día de hoy.

Y no quería eso, para nada.

Salí del aula tan pronto la campana sonó. Las miradas me agobiaban. Literalmente, todos en la clase estuvieron examinándome con la mirada las dos horas completas. Podía leer sus mentes: “¿Quién se cree que es esa para andar involucrándose con Ryan?” “¿Cómo ella puede ser la nueva chica de Ryan?” “Kate la hará pedazos, de seguro” “Su cara de rata es en verdad horrible. Pobre chica”. Triste, pero probable.

Las porristas pueden actuar intelectualmente pobres en muchas situaciones, pueden fingir ser tontas para los estudios, para conseguir chicos y para hacer caso omiso de ciertas cosas. Menos para la venganza y la humillación. Para la venganza y la humillación, pueden llegar a ser tan astutas y hábiles que asusta.

Como en el momento en el que quise encaminarme hacia mi casillero, y Libby Murphy “accidentalmente” colocó su pie en mi camino e hizo que mi cuerpo saliera disparado hacia delante y mis libros cayeran sobre el suelo, junto a mí.

Un coro de risitas femeninas hizo que frunciera el ceño, sin moverme, ni mirar a nadie. Empeoraría las cosas si mirara a alguna de ellas, no quería confrontación, por lo que me quedé muy quieta.

—Nina, ¿qué pasó? —Escuché a Duckie decir cerca de mí, más esperé que se inclinara y me ayudara para poder mirarlo a la cara.

—Tropecé —mentí, tomando mis libros de sus manos—. Estoy bien.

—¿Segura? —preguntó mirándome con preocupación.

Asentí con la cabeza, levantándome del suelo una vez que recogí todos mis libros.

—Bueno... vine porque necesito hablar contigo de algo —dijo, comenzando a caminar junto a mí por el pasillo. Ignorando las miradas de la gente—. Sé que tienes tiempo, una hora, para ser exacto.

Tenía razón, una hora libre, para ser exacta. Olvidaba que él sabía mi horario y el de las chicas de pies a cabeza.

—¿Acerca de qué quieres hablarme? —le pregunté curiosa.

La verdad es que ya tenía una idea de por dónde iba esto. Duckie es lo suficientemente predecible como para saber que lo que quería hablar conmigo trataba de Ryan Hamilton, o algo relacionado con él.

—Ryan —me contestó, empujando sus lentes de nuevo en su lugar—. Nina, no quiero que lo tomes como “un gesto desesperado de Duckie para que me dé por vencida con Ryan”, quiero que lo tomes mejor como... “un gesto cuerdo de Duckie para recordarme el propósito de mi otra identidad”.

Detuve mi paso, y me volví hacia él, incitándolo a que continuara.

—Bien, he... —Él se acomodó el peso de su mochila con nerviosismo—. He estado dándole vueltas en Computación, y lo que te quiero decir es que, sé que no te gusta llamar la atención, y que creaste a BG porque precisamente no querías llamar la atención, así que, Nina, quiero que pienses un poco, ¿sí? Mira lo que pasó solo porque te vieron hablando con Ryan una noche, esas chicas te enviaron una nota amenazante, y sé también que no te acabas de “tropezar”, sé que fueron ellas. Estoy preocupado por ti, ¿bien? Piensa, sabes que tengo razón cuando te digo que si no te alejas ahora de ese chico, hasta la identidad de BG estará en peligro. No creo que un chico sea más importante que lo que has venido construyendo desde hace tiempo, ¿o sí?

XOXO, Blogger Girl ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora