Capítulo 5: La conversación del cabello de Penny Lane.

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Ya para el final del tercer período, todo el mundo sabía de la gran ruptura de la capitana de porristas y el mariscal de campo estrella. Les digo, la mayoría se lo tomó como si de Brad Pitt y Angelina Jolie se tratara. Era patético, muy patético y lamentable ver a ciertas personas afligirse por la terminación de una relación ajena a la de ellos.

  Poderoso e influyente trono de popularidad...

  El almuerzo y las otras últimas clases se pasaron entre chismorreos, murmullos e hipótesis de las personas acerca de cuál había sido la razón de la ruptura.

Yo solo estaba preocupada por cómo esto afectaría a Ryan, ya que muchas personas lo culparon de todo a él. Por supuesto, Kate se encargó de esparcir el rumor de que Ryan la quería “botar” en una llamada telefónica, cosa que no creo para nada, pero otros sí.

No digo que todo ha caído en él, ya que ustedes saben, este tipo de rupturas importantes dividen a la multitud escolar. Algunas —pocas— porristas se van del lado de Kate a consolarla, otras se alegran mucho de que lo ocurrido. Algunos chicos se alegran porque así tienen más oportunidad con Kate y... eso es todo. En esto no hay ninguna mitad y mitad. Todos se alegran porque creen tener alguna posibilidad con la capitana de porristas, puede que finjan estar del lado de su mariscal, pero por dentro, están planeando su siguiente movida. El único que puede salvarse de este comentario es Adam Shelton, su amigo de la infancia y que hasta ahora, ha demostrado ser verdadero.  O al menos, eso es lo que he notado.

A las tres en punto de la tarde, Penny y Tessa decidieron acompañarme al campo de fútbol americano. Les conté acerca de mi ataque de ansiedad del otro día y se preocuparon tanto que dijeron que me acompañarían para asegurarse de que no volviera a suceder. Ellas —al igual que Duckie—, sabían cómo calmarme rápidamente en esas situaciones.

Duckie no dijo nada al respecto, en realidad, se alegró de que ellas me acompañaran, no pregunten por qué, pero su estado de ánimo cambió y hasta caminó con nosotras al campo, se despidió alegremente y se retiró.

Las tres nos miramos a la cara.

—Ese chico definitivamente padece de trastorno bipolar —comentó Tessa.

—No, padece de amor obsesivo —se rió Penny Lane mientras entrábamos al campo.

—Déjenlo ser, está solo siendo Duckie —inquirí encogiéndome de hombros.

—Nina, tienes que dejar de ser tan dulce y buena —Ella puso los ojos en blanco.

—Cierto, aún no sé cómo no le has gritado que deje de ser tan tonto.

—Tessa tiene razón, tú misma dices que contener todo eso puede ser malo.

—Yo no estoy conteniendo nada —repliqué, llegando a las graderías—, ¿bien?

—Claro, claro, como digas —resoplaron con cansancio.

No tengo nada contra nadie, ni tampoco me contengo nada. Duckie solo es él, ellas están conscientes de que siempre ha sido así, y yo ya me acostumbré a ello. Sé que a veces puede llegar a ser un poco insoportable, o ruidoso, o molesto, pero es nuestro amigo, desde hace más tiempo del que recuerdo. Es solo cuestión de paciencia, de mucha, mucha paciencia.

—¡Tenemos un maldito partido en una semana!

Los gritos del Coach se habían tardado en perturbarme.

—¡Concéntrense! ¡No quiero maricas aquí, las maricas que se vayan a jugar barbies o a hacer porras con las chicas! ¡¿Quedó eso claro?!

—Sí, Coach—recitaron todos al unísono, con el cuerpo recto y cabezas levantadas con rigidez.

XOXO, Blogger Girl ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora