En cuanto finalicé la llamada tome dos toallas y entre en la ducha.
Al salir de la ducha me puse un vestido rosa hasta un poco más arriba de las rodillas, ate mi pelo en un rodete y luego me coloque unas sandalias blancas, perfume, y me maquillé natural pero hermosa.
Baje porque más que nada estaba muerta de hambre.
-¿Tan tarde despiertas?-carcajeó tirado en el sillón- te acostaste a las 20:00, no puedo creer que duermas tanto.
-Es que así soy yo-reí nerviosamente mientras caminaba hacía la cocina.
-¿Vas a salir con Jorge por un helado?-su voz se acercaba a la cocina.
-No lo sé, es que mamá y papá vendrán y yo no estaré, así que no puedo salir.-tomé la jarra de jugo y un vaso.
-Vuelve antes de que lleguen.
-Pero tú les dirás.-dije obvia mientras tomaba de mi vaso.
-No lo haré, pero sabes que me debes una.-salió de la cocina con un paquete de galletas en su mano.
-Gracias hermano.-grite para que pudiera oírme.
Sonó el timbre entonces corrí hacía la puerta pero Fran me había ganado y se encontraba saludando a Jorge.
-Voy por mi bolsa.-le sonreí mientras corría escaleras arriba.
Tome la bolsa que más combinaba con mi ropa y luego en ella metí mi celular, plata y cosas que aun que nunca use las llevo en mi bolsa.
-Lo sé, ¿a qué hora llegan?-hablaban los dos hombrecitos.
-Como a las 20:00 más o menos. Pero tráela antes.-le advirtió.
-Okey-volteó a verme- ¿no me saludaras?-sonrió.
-¡¡JORGE!!-grite corriendo hacía el para abrazarlo.
Ambos rieron porque nadie sabía a qué se debía mi alegría, y yo tampoco lo sabía, mentira, claro que lo sabía. Anoche Jorge me confesó que está enamorado de mí. Puede que si haya estado tomado y por eso no sabía lo que decía, pero si hubiera estado realmente tomado no se hubiera puesto de ese modo cuando le dije que estaba confundido.
Pues estaba dispuesta a decirle que yo también estoy enamorada de él.
-¿Ya nos vamos?-dijo cuándo nos separamos.
-Claro.-le sonreí.
Saludó a Fran de la misma manera que siempre lo hace y luego salimos.
-¿Y tu auto?-lo miré extrañada.
-Me lo quitaron por unas semanas.-rio por lo bajo.
-Wooow, ahora no soy la única que se mete en problemas.
-Si mal no recuerdo-comenzamos a caminar- fue tu culpa por querer ir a esa fiesta.
-De todas maneras tu ibas a ir.-lo codeé despacio.
-Pero-me señaló con uno de sus dedos- iba a ir mas temprano, por lo tanto, tendría estacionamiento y no habría estacionado ahí.-sonrió victorioso, después de todo tiene razón.
-Bueno, con que tan listo eres.-reí y puso su brazo en mi cintura.
-¿Hacía donde caminamos?-rio.
-Mmm… no lo sé, creo que hacía una heladería.
-Martina-rio- la heladería queda para el otro lado.
-Ahh que vivo eres.-lo empujé un poquito- ¿Por qué caminamos hacia allá entonces?
-Porque tú caminaste y yo te seguí.
-Eso no es cierto Blanco.
-Sí que lo es-carcajeo acercándose a mis labios- me encanta hacerte enojar.
-Pues a mí no me gusta que lo hagas.-le planté un besito en los labios.
-La heladería si queda para allá.-rio.
-Ahora te mataré.-le pegué un pequeño empujón.
-Bueno ya camina porque si seguimos peleando no llegaremos a las 20:00 a tu casa.
-Okey, ya tómame la mano.-ambos reímos.
-Como digas preciosa.-tomó mi mano con suma suavidad.
-Y bien-dije rompiendo el silencio entre nosotros-tienes algo que explicarme.
-¿Yo?-o en realidad estaba tomado la noche anterior o se estaba haciendo el entupido, la segunda era más convincente.
-Si tu Blanco.-lo miré detenidamente, cada centímetro de su rostro es perfecto- ¿Qué fue lo que dijiste anoche?
-¿Anoche cuándo?-rio, si en verdad estaba tomado, quiero morirme.
-Cuando discutimos por tu culpa.
-¿Por mi culpa? Si siempre que discutimos es por tu culpa.-rio.
-Bueno puede ser que haya sido por mi culpa, pero me explicas lo que dijiste.
Mientras hablábamos llegamos a la heladería.
-Okey, escúchame-se puso en frente mío- pedimos el helado, nos sentamos y luego hablamos de lo que sea que quieras hablar.
-Bien.
Pedimos el helado y como de costumbre no me dejó pagar ni un solo centavo.
Caminamos hacía las mesas de afuera y nos sentamos a tomar el dulce y fresco helado.
-¿Y? explícate Jorgito.-
-Dime que fue lo que dije y así podré explicarte.-una risita pícara se coló en sus labios.
-No diré cosas que ya sabes que has dicho.-definitivamente un trabalenguas.
-Es que no sé lo que dije.-rió echándose para atrás.-dime que fue lo que te dije anoche.
-Que estabas enamorado de alguien.
-Ah sí, de alguien, ya recuerdo.-sonrió- no tienes por qué pedir explicaciones.
-Bien, solo dime quién es.
-Empieza con C-Okey, de eso ya no sé qué pensar.
-¿Quién empieza con C?
-No lo sé. Tú debes adivinar.
-¡Jorge!-le reproché.
-Okey, es una chica.
-¿Te referías a “chica” cuando decías “C”?
-Ajjam-carcajeó estúpidamente.
-No me hace gracia.-dije de mala gana- ya dime.
-Okey, Okey. Es con “T”.
-¿Con “T”?
-¿Trinidad? ¿Tomasa? ¿Tamara?
-No ninguno, y deja de decir nombre porque no te diré.
-Ya, ¿pero empieza con “T” o es otra de tus estupideces?
-No lo sé.
-¡Jorge! Eres un tramposo.
-No lo soy-rio- tu eres una hueca.
-Solo dime quien es.
- Martina, más simple imposible, solo piensa quien puede ser.
-¿Yo la conozco?
-Si.-tomó un poco de su helado.
-Pero Stephie empieza con “S”
-Lo sé, lo sé. Tampoco es para que me tomes de estúpido. Aparte Stephie ya no me gusta.
¡CON “T”! ES UNA LOCURA PENSÉ QUE DIRÍA CON “M” ESTUPIDO JUSTIN
-¿Ya te rindes?
-Podrías haberme dicho antes que si me rendía me lo decías.
-Ya solo dime si te rindes o no.
-Sí, si me rindo.
-Tu.
-¿Yo? –lo más estupido de todo fue que aparte de cara de boba se me cayó el helado al suelo.
