Mire el reloj de mi celular y eran las 7:00am ¡OMG! Llego tardísimo, pensé mientras entraba al baño.
Me di una ducha muy corta y salí corriendo a buscar ropa, me vestí normal, una falda de jean, unas chatitas y una remera hasta el ombligo.
Cuando baje Fran ya se había ido, ¿Qué clase de hermano se va y deja a su hermana caminando sola? Si Fran Stoessel, mi hermano.
Solo tuve tiempo de agarrar una manzana e írmela comiendo en el camino.
Llegue tarde, tal cual lo pensé. Estaban los pasillos vacíos y yo corría hacia mi casillero.
-Vamos, Vamos-puse la combinación del candado y saque lo necesario.
Golpee la puerta de mi salón y el profesor de contabilidad salió y me puso cara de pocos amigos.
-Tarde Stoessel-me informo como si no lo supiera y luego gruño. Viejo loco.
-Disculpe-puse cara de niña buena, es la primera vez en el año que me pasa esto y justo me toca con este viejo amargo y arrugado.
-No la puedo dejar pasar, interrumpirá mi clase.
No le dije nada porque le hablaría de mala gana y no quería terminar en detención. Solo retrocedí y el hombre cerró la puerta desafiantemente.
-Imbécil-murmure caminando lentamente hacia mi casillero.
Deje todo y luego me dirige a la cafetería donde desayune como se debe.
Al sonar la campana me retire del lugar vacío para buscar a mis amigos.
-¡Jorge!-exclame corriendo hacia él.
-Hey-me abrazó cuando llegue a donde él se encontraba con los demás.-¿Dónde estabas?
-No me dejaron entrar a clases así que me quede en la cafetería.
Salude a Lodo, Xabi y luego a Rugge. A Fran lo mire de mala manera porque es un cretino.
-Necesito hablar contigo-susurro Jorge.
-¿Ahora?-pregunte cuando Lodo ya no nos veía.
-Sí, ven vamos.-me tomó la mano, aafff como extrañaba eso.
Caminamos hacia uno de los banquitos de madera. Nos sentamos y él sonrió.
-¿Qué es lo que pasa?-pregunte desconcertada.
-No pasa nada.-respondió sonriendo nuevamente.
-¿Por qué siempre sonríes?
-¿Qué debo llorar?-ambos reímos.
-¿Qué ibas a decirme?-dije luego de que paramos de reír.
-¿Te acuerdas de nuestro trato de “amigos”?-hizo comillas con sus dedos, asentí con la cabeza- ¿sigue?
-No lo sé-respondí realmente sin saber, pues en esto yo soy la única que se lo toma de verdad.
-¿Por qué no?
-Porque no sé.
-Vamos, Martina. Te prometí ser como un novio y no cumplí. Juro que esta vez lo hare.
-No lo sé Jorge-agarre un mechón de mi pelo.
-¿Harás lo mismo de la otra vez?
-No Jorge. No quiero. Esta vez no.-dije fríamente. “SI, SI QUIERO” no lo hagas Martina. Era como si mis dos lados hablaran.
-Por favor-sus ojos de súplica nuevamente florecieron.
-Okey-dije finalmente- no quiero terminar peleada contigo ¿sí?
-No te arrepentirás.-contesto besando mi mejilla-Gracias amor.
Bien Jorge.-pensé feliz- Como me mueve el piso con tan solo mostrar su perfecta sonrisa.
Cuando sonó la campana para ir a casa me fui en el auto con Jorge, me dijo que iríamos a almorzar a su casa, pues accedí me gusta estar con él y su familia.
-¡Martina!-exclamo la más pequeña de los Blanco bajando las escaleras-hola, hola, hola-me abrazo tiernamente y la agarre para levantarla.
-Hola mi vida-dije besando su mejilla-¿Cómo estás?
-Bien-respondió con su fina voz- ¿Te quedas a comer?
-Si baby-le dijo Jorge besando su mejilla- si se queda con nosotros.
-Wiii-levantó sus bracitos en tono de victoria- te sentaras a mi lado ¿sí?
-Como tú quieras pequeña.-Jorge sonreía al vernos juntas.
Me senté al lado de Jorge y de Jazzy tal cual ella me había pedido minutos antes. No paró de decir cosas sobre su guardería y de sus amiguitas en esta. Jorge y su hermano Daniel de 9 años hablaban de sus notas en el colegio y sus padres Jeremy y Pattie los felicitaban.
- Martina hacia tanto que no venias-dijo Pattie tomando un sorbo de su gaseosa.
-Sí, es que habíamos tenido una pequeña pelea con Jorge y bueno ya sabe.-todos reímos.
-Es que Jorge es de carácter fuerte-dijo el hermanito de Jorge.
-Cállate-rio Jorge- tú no te quedas atrás- le dijo al pequeño.
Cuando terminamos de almorzar ayudamos a Pattie con los platos y luego nos fuimos con Jazzy por un helado.
-Frutilla y frambuesa-pidió la pequeña en brazos de Jorge.
Comimos cada uno su helado y luego nos cruzamos a la plaza de en frente.
Jazzy jugaba en los juegos.
-¿Te estas aburriendo?-paso su brazo por mis hombros.
-No-acomode mi cabeza en su hombro- contigo la paso bien.
-¿Sabes?-acarició mi cabello suavemente- te quiero mucho.
-Yo también Jorge, sin ti no soy nada.
-Me costó tanto estar peleado contigo.
-A mi igual, no recibir tus mensajes al celular o tus “tengo que decirte algo”. Te extrañe.
Besó mi mejilla.
-Yo también, linda.
Después de dejar a Jazzy en casa de Jorge, me llevó a mí.
-Bueno-me baje del auto.-Nos vemos mañana.
-Claro baby-respondió bajándose el también.- ¿vamos juntos?
-Sí, ¿Cómo no?-se acercó a mí.
-Te quiero.-pronuncio a centímetros de mis labios.
-Yo también te quiero-me tomó de la cintura y me pegó a él.
¡Sí que besa bien!-pensé cuando lo único que hacía era mover mi boca al compás de sus labios. Como me gustaría vivir así, besándolo, si solo eso.
-Nos vemos mañana amor-dijo dando el último beso en mis labios.
Esa mañana no me desperté, pues pase de largo la noche. No dormí pensando en Jorge y en nuestros juegos amorosos.
Cuando me mire al espejo, mis ojeras eran terribles y mis pelos una melena. Necesitaría un día entero para alistarme para ir al colegio.
