Capitulo 23: Lo que no sabía

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-No-terminó confesando Ichigo derrotado. Luego asimiló todo lo que Rukia había dicho y se sorprendió al caer en cuenta de que lord Kuchiki tenía sentimientos, algo que por su actitud, Ichigo creía imposible.-Oye, entonces... ¿Tu padre y tu madre se enamoraron?

-Por supuesto, desde el primer momento. Y eso que fue un matrimonio arreglado y antes del compromiso ninguno se conocía-le respondió Rukia con orgullo y una chispa de brillo en su mirada.

-Que suerte tuvieron. Tienes razón, estoy haciendo un drama de esto. Pero aún así ¿Y si me equivoco al elegir a mi futura esposa? ¿Como saber cual es la indicada?

-Si la ves a los ojos y te caes en ellos como si fueran dos pozos profundos, si al tomarla de la mano sientes una chispa recorrer tu cuerpo y si cuando sonríe piensas que nada más importa entonces es que has encontrado el amor, y sin importar lo que parezca la otra persona terminará amándote también.

-¿Como sabes todo eso? ¿Ya lo has encontrado?

-No-respondió Rukia sin dudarlo.-Mi madre me lo contó y si ella lo dijo es porque así es.

-Es una mujer muy sabia tu madre.

-Por supuesto que lo es-respondió Rukia con una sonrisa y tomó un camino alterno para regresar al castillo pues no debían verlos juntos. Ichigo la vio marchar de pie en donde estaba, por lo que Chad, que había estado todo el tiempo tras de ellos a una distancia en la que no escuchó nada de lo que conversaron, terminó alcanzándolo hasta situarse a su lado y ver la pequeña silueta perderse en los grandes arbustos del jardín. Ichigo aun permanecía sumido en sus pensamientos y cuando por fin reaccionó, le sonrió a su amigo y le dio una palmada en el hombro antes de empezar a dirigirse a su habitación. Esa tarde había descubierto dos cosas que no sabia antes. Una, que Rukia amaba hablar de su madre, y dos, que él amaba a Rukia Kuchiki. Y de no haber sido por la conversación que acababan de tener no se habría dado cuenta ya que ni siquiera había sido la enana quien lo hizo abrir los ojos ante su realidad sino la madre de esta.-Verdaderamente una mujer muy sabia.

...Ö...

Karin era ayudada por dos sirvientas jóvenes a vestirse para recibir a las visitas que llegarían de Kuroville dentro de poco. Su hermana Yusu que ya estaba lista, la reprendía por haberse levantado tarde y no arreglarse a tiempo. En ese aspecto tenía el mismo carácter de su madre, en cambio Karin, aunque le costase aceptarlo, había sacado el lado irresponsable de su difunto padre, siempre importándoles poco las formalidades y queriendo escapar de lo que consideraban sin importancia. Desde el principio Karin sospechó que todo aquello era por otra razón aparte de celebrarle su aniversario. No era tonta y aunque ni Ichigo ni su madre no le habían dicho nada al respecto, unió cabos y termino dando con la verdadera razón. Le molestó saber que solo la usaban como una farsa pero no se enojó, al contrario, sintió pena por su hermano que era quien se llevaba la peor parte. Karin sabía que Ichigo no deseaba casarse de esa manera, que era un espíritu libre, y que si hacia todo aquello era por deber. Ella lo admiraba, de haber estado en su situación hubiera renunciado al trono y se hubiera escapado lo más lejos del reino donde nadie la reconociera y pudiera hacer lo que le venga en gana.

Las sirvientas terminaron de vestirla y peinarla, para luego ponerle los zapatos y las joyas. Una vez lista su hermana se puso de pie y las dos salieron de la habitación tomadas del brazo rumbo a las puertas del castillo donde ya estaba Ichigo y la reina quien suspiró aliviada al verlas llegar.

-¿Por qué tardaste tanto?

-Es que Karin se quedó dormida-respondió su hermana antes de que ella pudiera decir alguna escusa mas valida. “Gracias por apoyarme Yusu”-pensó con sarcasmo.

Corazones en GuerraWhere stories live. Discover now