Treinta.

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30.
6 de febrero del 2016.  

Blair acomodó los traviesos cabellos que le despeinaban y suspiró, viéndose al espejo. Parecía casi imposible que hace cuarenta minutos estaba en la estación de policía y ahora en la habitación de Norman, arreglándose y a punto de contraer matrimonio. Era impulso arrebatado, sin embargo, a la vez, era lo que más deseaba.

Observó el bello vestido rosa palo que llevaba puesto. No era un vestido de novia, pero, le hacía sentir tan hermosa como uno. Y, es que, al final, todos los detalles de un matrimonio común y corriente le parecían absurdos si, al fin y al cabo, lo más importante era que uniría su vida a la de la persona que más amaba.

Dos golpes en la puerta le alarmaron y antes de poder decir algo, Reedus abrió la puerta, dejándose ver, más atractivo que nunca y vistiendo un elegante esmoquin color negro. Ingresó al cuarto y cerró la puerta, despacio. Ella sólo le observaba, asustada, mientras él se le acercaba.

—Mi-mi amor es de mala suerte que me veas antes de... —Musitó.

—Creo que ya hemos tenido suficiente mala suerte, ¿no? —El actor le preguntó, con una suave sonrisa en sus labios, y ella asintió, riendo bajito. Tomó el rostro de la joven en sus manos y sonrió más amplio—. Estás preciosa, bebé. Soy el hombre más afortunado de todo el mundo —Bajó sus brazos hasta la cintura de la joven Scott y pegó su frente a la de ella—. Creí... creí que querrías una gran boda, con muchos invitados... eso me habías dicho anoche —Le recordó él y ella siseó, en un intento de callarle—. Diablos, yo-yo sólo quiero casarme contigo, mi amor, ahora mismo, pero quiero hacerte feliz también, y si un matrimonio con una gran fiesta es lo que te hace feliz, yo...

—Tú. Tú me haces feliz —Le interrumpió la mujer, sincerándose—. No-no quiero... no necesito nada más que esto —Balbuceó, soltando un torpe beso en los labios del ojiazul—. Tú y yo, sólo eso—. Te amor, Norman Reedus.

— Y yo te amo a ti, Blair Scott —Susurró. Se alejó de la joven unos centímetros y le ofreció su mano—. Entonces, ¿estás lista para ser mi esposa?

***

Arthur esperaba en la sala de estar a que su hija y Norman estuviesen listos. Sobre la pequeña mesita de la sala estar, cinco copas y una botella de champaña. Claire, la mejor amiga de Blair, y Jeffrey, el confidente de Norman, también estaban allí y eran los únicos invitados a la improvisada ceremonia que estaba por realizarse.

De pronto, Reedus y Scott aparecieron, tomados de la mano, radiantes, sonrientes y felices, listos para comenzar el resto de sus vidas unidos.

—Estamos listos —El actor indicó y luego miró a Jeff y Claire—. Gracias por venir.

—Casi no lo logro —Dean Morgan contó—, tenía un vuelo a Georgia hace... —Miró su reloj y rio—... cinco minutos. He logrado hallar un asiento en otro vuelo, así que, Reedus, ¡no puedes negar que soy el mejor padrino de bodas de todo este jodido mundo!

—En verdad, muchas gracias por venir, a ambos. —Blair murmuró, llevándose una mano al pecho.

—¡Siempre supe que te casarías con él! —Claire chilló, emotiva, abrazando a su amiga—. Dios, ¡esto es tan lindo!

—Blair y yo estamos destinados —Norman envolvió a la menor de las Scott con sus brazos, por la espalda—, ¿no es así, mi amor?

—Ajam. —Respondió la joven, alzando sus labios hacia los de su prometido—. Mhm, te amo.

—Y yo a ti.

—¡Ya, basta! —Jeff aplaudió, llamando la atención de los a punto de casarse—. Ya tendrán la luna de miel para hacer esas cosas. Mi vuelo sale en menos de dos horas, así que, ¡es hora de esta jodido y maravilloso matrimonio!

Arthur se puso de pie y luego de abrazar a su hija y al novio, abrió un pequeño cuadernillo, donde había anotado un pequeño mensaje para dar inicio a la ceremonia.

No fue algo largo, pero algo preciso. Norman leyó, o más bien improvisó, sus votos, donde dejó claro lo enamorado que estaba de la muchacha, mientras que Blair no fue capaz de decir algo tan largo; las lágrimas de emoción no se lo permitieron. Finalmente, para sellar todo lo que prometieron, mientras se colocaban los anillos, unieron sus labios, tal y como habían decidido unir sus vidas.

Y así, Norman Reedus y Blair Scott, se volvieron marido y mujer.

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El próximo es el último </3 es triste terminar esta historia, creo que es una de las que más me ha gustado escribir! Muchas gracias por leer! L

Miss Nothing - Norman Reedus.Where stories live. Discover now