Diecisiete.

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17.
18 de septiembre del 2015.

           

—¿Qué tal comida china? —Julia le preguntó a Norman, acurrucándose en su hombro, mientras caminaban del brazo por las calles de la ciudad.

El actor, distraído en sus pensamientos, asintió, sin prestarle mucha atención a las palabras de su novia y esbozando una débil sonrisa que convenció por completo a la pelirroja.

Soltó un respiro tembloroso, aguantándose un par de lágrimas que querían escapársele. Sentía el pecho apretado y unas ganas de llorar inmensas. No era para menos, de todos modos, si, tan sólo hace unos minutos, había dejado partir al amor de su vida y sentía que la vida se le estaba yendo junto con ella.

El debate interno que ocurría en su cabeza era insoportable, sin embargo, estaba dispuesto a vivir con ello, porque lo merecía, así como también merecía no tener a Blair. O al menos eso era lo que él, cegado por la culpa, creía.

Norman y Paul Fields se habían conocido cuando el primero tenía treinta años; apenas llevaba un par de meses en la gran manzana y su carrera actoral comenzaba a ascender, cuando Fields le presentó el mundo de las drogas. Todos los artistas usan esta mierda, le dijo Paul a Reedus, y sólo eso fue suficiente para convencer al ojiazul darle una probada a aquel infierno.

Su época de excesos fue más bien corta, sin embargo, en ella cometió un error el cual, unos años después, traería una gran consecuencia que ahora estaba pagando. Y es que, si hubiera sabido cómo acabarían las cosas, Norman nunca hubiese arrastrado a Craig a ese vicio que había terminado con su vida.

Sí, era Norman quien había introducido a Craig Scott en las drogas y también quien se sentía, en gran parte, responsable de su muerte, día tras día.

¿Acaso Blair querría estar con el hombre que había asesinado a su hermano? Claro que no, imbécil, se respondía Reedus, sin siquiera saber la verdadera respuesta que la muchacha le daría. La idea de no merecer a Blair estaba fija en su cabeza, como un mantra, que se había prometido alejarse de ella, de cualquier manera.

Julia le hablaba con entusiasmo, sobre un desfile que realizaría el próximo mes, cuando el ruido y los vibratos de su teléfono celular les interrumpió. Newman frunció el ceño, con una molestia que aumentó aún más, al ver que Reedus había decidido tomar aquella llamada.

—Norman, es Arthur —El padre de Blair habló, al otro lado de la línea, captando de manera instantánea la atención de Reedus. Dejó escapar un fuerte respiro, antes de proseguir—. Norman, ha-ha sucedido algo...

—¿Qué pasó? —Preguntó, asustado.

—Es Blair... le han disparado.

***

Norman entró al Hospital Metropolitano con el pecho agitado y la expresión de desesperación impresa en su rostro. Había corrido una gran cantidad de cuadras, para llegar allí, con Julia tras de él, intentando seguirle el ritmo.

Divisó al padre de Blair, al final del pasillo, conversando con un par de hombres en uniformes de policía y aumentó la velocidad de sus pasos, aproximándose a ellos cada vez con más rapidez. Necesitaba saber qué había pasado y, más importante, necesitaba saber sobre Blair.

Los recuerdos de la última conversación que habían tenido, hace un rato, le aturdían. ¿Cómo había sido capaz de despreciarla de tal manera?

—¿Dónde está? —Cuestionó, acelerado, dejándole ver al señor Scott toda la ansiedad que acumulaban sus ojos—, ¿ella está b...?

—Perdió mucha sangre, Norman —El senador le explicó, triste, sin embargo, tal y como cuando Craig había muerto, no había ni una sola lágrima en su rostro. De todos modos, parecía estar desconcertado e ido de sí mismo—... no-no pudieron salvarla.

Su mentón tembló y las mejillas se le humedecieron de manera instantánea. Sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo y aunque los brazos de Julia le rodearon, en un abrazo, estos no proporcionaban ningún consuelo suficiente como para eliminar toda esa amargura que comenzaba a esparcirse por su alma. Nada, nada, nada en este maldito mundo podría hacerlo.

Blair estaba muerta. Y la vida de Norman se acababa de ir junto con la de ella.

Miss Nothing - Norman Reedus.Where stories live. Discover now