Veintiséis

1.6K 177 22
                                    

26.
4 de febrero del 2016.

Blair entró a la suite refunfuñando, mientras un nervioso Norman seguía sus pasos. Sabía muy bien que la muchacha estaba molesta por su actuar, mas no se arrepentía ni por un instante, de haberle dejado claro a Gerard que sus posibilidades con la joven Scott eran nulas.

—¿Es en serio, Norman? —Refunfuñó, mientras se quitaba el abrigo.

—¡Ese idiota te está pretendiendo! —Se quejó—. ¿No lo has notado o acaso te gusta?

—¡No me gusta! —Se defendió la muchacha—. Yo... sólo... sólo nos besamos un par de veces, ¿sí? —Confesó, tratando de no darle importancia al asunto. No lo logró.

—¡Ah, fantástico, y aun así esperas que no haga nada para recordarle que eres mía!

—¿Tuya? —Blair cuestionó, molesta—. ¿A-ahora soy tuya? —Musitó, recordando que hace sólo unos meses él había negado cualquier sentimiento hacia ella.

—Mi amor —Suplicó Norman, en un suspiro, acercándose a la joven—... te amo. —Susurró, apenas.

Intentó abrazarle, pero ella no se lo permitió, apartándose y tomando distancia de él. Lo amaba, por supuesto, pero aquellos tristes recuerdos del pasado transformaban su cabeza en un lío casi imposible de resolver.

—Quiero saber por qué, Norman. Por qué esperaste tanto tiempo para querer estar conmigo, por qué ahora quieres que sea tuya, por-por qué... por qué le pediste matrimonio a Julia. Por qué no... no que-querías amarme. —Gimió, acongojada, y la expresión de Norman se transformó en una de angustia.

—Bebé, yo... sentía culpa.

—¿Culpa? —Interrogó, sin entender del todo tal confesión.

—Yo —Norman susurró, cabizbajo—... yo... yo conocí a Paul Fields hace un par de años.

Blair frunció sus cejas, a modo de confusión. Reedus sólo fue capaz de soltar un tembloroso respiro, antes de contarle esa parte de la historia que la chica desconocía.

***

Jugueteaba con los dedos de sus manos, cabizbajo, preguntándose qué sucedía dentro de la cabeza de Blair, quien se encontraba al otro extremo de la habitación, al igual que él, en silencio. ¿Lo iba a odiar, después de esto?, se cuestionó, en su interior. Al fin y al cabo, existía la posibilidad de aquello; acababa de confesarle que, de cierto modo, él era responsable de la muerte de Craig.

—No es tu culpa.

Levantó la vista cuando escuchó la dulce voz de la joven. Ella dio unos pasos hasta él, pero, luego se detuvo.

—¿Tú creíste que yo sería capaz de odiarte por eso? —Cuestionó la muchacha, sin embargo, Norman no fue capaz de responder—. Qué mal me conoces —Alzó una de sus manos, señalando hacia la puerta—. Quiero que te vayas, Norman. Ahora.

—Blair, por favor...

—Fuiste capaz de pedirle matrimonio a otra mujer, ¡dormías con ella cada noche, sabiendo que yo estaba enamorada de ti, Norman! ¡siempre lo supiste, y no hiciste nada al respecto!

—¡Porque no te merecía maldita sea! —Gritó—. Aún no te merezco —Murmuró, agitado—, pero, ya no me interesa... te necesito, mi amor.

—Quizás, simplemente, no estamos destinados, Norman. —Concluyó ella, con evidente desilusión en su voz.

—No sabes cuántos años he estado... conteniéndome, Blair. Conteniéndome de amarte. No soportaría ni un maldito segundo más, mi amor —Musitó, desesperado—. Da-dame una oportunidad, bebé, por favor.

Se distanció de él y caminó alrededor del cuarto, abrumada. No sabía qué debía hacer en ese momento, ¿escuchar a su corazón o enfrentar el cruel destino?

—Gerard quiere conquistarme y creo que, si te doy la oportunidad a ti, también tengo que dársela a él —Dijo, rompiendo el silencio, causando la risa del actor. Risa que desapareció, con rapidez, al notar que Blair no bromeaba—. Estoy hablando en serio, Norman.

—Estás loca si piensas que vas a salir con ese imbécil.

—Entonces tampoco saldré contigo. —La mujer se encogió de hombros

—Pe-pero anoche hicimos el a...

—Entonces tampoco saldré contigo. —Repitió.

Miss Nothing - Norman Reedus.Where stories live. Discover now