Veintinueve.

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29.
6 de febrero del 2016.

           

Blair salió de la pequeña oficina en la que se encontraba, con el rosto pálido y algo ida de la realidad. Norman se acercó a ella, apenas la vio, y la encaminó hasta el pequeño sofá que adornaba aquella habitación de la estación de policía de New York. La acurrucó entre sus brazos y le dio suaves caricias en el pelo, pues pudo notar que su novia no lucía en las mejores condiciones emocionales.

—¿Estás bien? —Fue lo primero que le preguntó y ella, sin articular nada, sólo asintió. Luego de unos segundos en absoluto silencio, Blair habló.

—Es sólo que —Susurró, sin saber cómo explicar lo que sentía—... todo es tan...

—Lo sé. —Suspiró el actor, tan confundido como ella.

Su romántica madrugada había sido interrumpida por una llamada del jefe de policías del lugar donde se encontraban. ¿Acaso existía algo tan importante, como para molestarle a las cinco de la mañana? Sí: con un gran cargo de consciencia que pedía ser liberado, Julia Newman había confesado su participación en el crimen que casi termina con la vida de Blair. La noticia había tomado por sorpresa a la pareja, quienes nunca pensaron que la modelo sería capaz de algo así. Claro estaba, que sería formalizada y pasaría una buena cantidad de años en prisión.

Ahora, Scott y Reedus, esperaban a que Arthur y Gerard llegaran, para poder terminar de una vez por todas con todo el infierno que la chica había vivido por meses.

—¿Tienes sueño, bebé? —Norman deslizó la yema de sus dedos por la mejilla de la muchacha y esta negó, notoriamente adormilada. Él rio.

—Sólo un poco —Confesó, en un balbuceo—. Es que, ya sabes, alguien no me ha dejado dormir anoche... —Reclamó, pícara, haciendo énfasis en la palabra 'alguien'.

Reedus sonrió con malicia y la joven Scott hundió el rostro en el cuello de su, ahora, prometido, al mismo tiempo que este la apretaba más contra él, en un intento de protegerla invernal frío. Sintieron un par de pasos acercándose y levantaron la mirada, para encontrarse a los que esperaban.

—He venido lo más rápido que pude —El senador Scott abrazó a su hija, con fuerza, sintiendo cierto alivio al ver que Norman le acompañaba—. Norman. —Le saludó, con un pequeño abrazo.

Gerard se limitó a saludarlos sólo con un pequeño ademán, bastante profesional.

—Me encargaré de los papeleos. —Suspiró, el joven abogado, con cierta desilusión en sus ojos.

Todo el resto asintió, antes de que un derrotado Rhodes se marcharse por el pasillo. Sabía que ya no tenía un espacio ahí, en el corazón de la joven. Nunca lo había tenido, de todos modos.

—¿Estás bien, cariño? —Esta vez fue su papá, el que le preguntó. Ella sólo siseó—. Todo ha terminado, Blair, por fin ha terminado.

—Ha terminado —Musitó ella, sintiendo una gran emoción llenar su pecho. Miró a Norman, el cual aún la mantenía abrazada, con amor y los ojos cristalizándosele—. Por fin ha-ha terminado.

—Ahora sólo nos queda ser felices, bebé —El actor murmuró en el oído de la joven—. Te amo, Blair Scott, y ya muero porque seas mi esposa.

Ella alzó las cejas, sorprendida, y cómo si una ampolleta se hubiese iluminado en su cabeza, una gran idea apareció frente a sus ojos.

—Papá tú... tú oficializaste la ceremonia de Kevin, tu mejor amigo, el año pasado, ¿verdad?—Interrogó la joven y su padre asintió—. E-eres como un ministro de ceremonias, ¿no?

—Algo así —Respondió el hombre, algo confundido—, ¿por qué?

—Quiero casarme, con Norman, ahora. Y quiero que tú lo hagas.

Miss Nothing - Norman Reedus.Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα