Sobre el color de las noticias

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Despertó gritando de la tercera pesadilla

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Despertó gritando de la tercera pesadilla. Un ojeroso Sarwan le extendió una jarra que ella bebió con sed, para terminar escupiendo después.

—Es vino suryaniense —explicó él, agotado—. Lo único que he conseguido, pero es bueno. Te ayudará a dormir.

Nirali se enjuagó la boca con el líquido y luego lo echó en una vasija junto a la cama. Se secó las comisuras con la manga, frunciendo el ceño por el sabor amargo.

—No puedo emborracharme antes de ir a cubrir mi puesto en la muralla —protestó—. Están cayendo muchos arqueros, hace falta gente despierta en las almenas.

Para el segundo día, la joven había recuperado el habla y la conciencia total de sus movimientos. Aunque ya no reía ni se implicaba emocionalmente en nada de lo que ocurría. Pasaba de la apatía a la furia explosiva en segundos, y se la notaba incómoda con el resto de los soldados. Sarwan no se apartaba de ella más que lo necesario para dejarla cambiarse o ir a las letrinas de la ciudad.

Deval no coincidía con ellos en los lugares o turnos para cubrir lugares en la defensa de Bunhal, aunque se les aparecía en los momentos más inoportunos. Seguían compartiendo habitación los tres, pero el grupo se había distanciado a partir de la revelación del intento de traición del extranjero.

—Ya sé que hace falta gente —dijo Sarwan—. Pero tú no estás bien despierta. No has dormido en días.

—Sí duermo. De a ratos, maestro. Ve a descansar.


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Al atardecer, al tomar sus lugares en las almenas de la muralla, Deval consiguió ser el compañero de puesto de Nirali. No se desanimó, a pesar de que ella lo ignoró todo lo que pudo, concentrada como estaba en arrojar bolas de fuego a los que intentaban escalar hacia ellos.

El horizonte, más allá de la fosa que circundaba la ciudad, era una masa de soldados azules, caballos, hechiceros esquivando y lanzando sus propios ataques. El enfrentamiento había manchado el paisaje hasta el punto de volverlo irreconocible. Aunque pudieran mantener la posición y los invasores debieran rendirse, los daños al lugar tardarían mucho en revertirse.

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