Capítulo 16 | Perdidamente enamorado

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Hacia frio y todo estaba oscuro, apenas podía notar una pequeña lucecita a lo lejos que encontraba a su derecha. Debía ser una puerta porque se notaba el borde fino en la parte inferior. Intento adaptar sus ojos a la oscuridad, pero era imposible... El miedo que sentía, no la dejaba respirar o siquiera ver.

De seguro, estaba sola.

Hizo su segundo intento, esa vez moviéndose un poco para levantarse y caminar hacia la luz. Tampoco podía moverse, sus muñecas y tobillos estaban atados a la silla. Comenzó a moverse con violencia, intentando zafarse, pero... escucho un bebe llorar a lo lejos. Tan bajito que tuvo que detenerse a escuchar. Era un llanto conocido.

Sus ojos se humedecieron de repente, nunca había escuchado ese llanto, pero algo le decía que sí.

—¿Louise? —pregunto, bajito. Trago saliva cuando el llanto se hizo más fuerte y sintió su garganta secarse. Quería soltarse, ver porque el pequeño lloraba. Cada movimiento era inútil.

La puerta se abrió y dejó entrever un sinfín de luz cegadora, que la hizo entrecerrar los ojos. Alguien venia hacia ella y mecía algo entre sus brazos, de seguro era un bebe porque lo hacía con delicadeza. Cuando le dio la atención requerida sintió como su cabeza daba vueltas, su pulso se aceleraba y las ganas de llorar eran inmensas.

—¿Clarence? —susurro en medio de gemidos y agrego apenas audible— ¿Esa es Louise?

No recibió respuesta. Solo la risa ronca de él.

—Dámela, quiero verla... jamás la he visto, por favor.

La persona negó con la cabeza y se dio la vuelta, volviendo a la puerta por donde minutos antes había salido. El bebe comenzó a llorar desconsoladamente y esta lucho por lo menos tenerlo un segundo en sus brazos. Deseaba que le regalara un segundo.

—¡CLARENCE, POR FAVOR! —grito sintiendo su garganta a punto de estallar—. QUIERO VERLA, POR FAVOR, ¡CLARENCE!

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Se levanto con el corazón desbocado.

Miro a su alrededor para comprobar que estaba sola y paso la mano por su cabello. Hacia muchísimo tiempo que no soñaba con lo mismo. Tenía los nervios de punta.

Cubrió su rostro con sus manos y tomo asiento entre las sabanas de seda. Debía controlarse o tendría otro ataque de pánico, y hace mucho que no le daban... De seguro Sephora había tirado las pastillas por el retrete después que se mejorara. No podía darse el lujo de enfermarse de esa forma.

Louise, gimió bajito.

Las lagrimas inoportunas comenzaron a bajar de sus ojos, nublándole la vista de inmediato. Quería que todo acabara. Que el dolor se acabara. Que las pesadillas se acabaran. Quería que... la puerta de la habitación se abrió y le mostro el cuerpo fornido de Gabriel. Él no se había dado cuenta que ella estaba allí, despierta. De forma intuitiva se limpió las lágrimas.

Gabriel se quitó la camisa, mostrando su espalda definida y se giró esbozando una sonrisa.

¿De verdad se había quedado allí la noche anterior?

Forbidden © ( En edición 2023)Onde histórias criam vida. Descubra agora