Capítulo 14 | Hermosa sensación.

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El camino al restaurante que escogió Alexander, se volvió una tortura llena de pensamientos y suposiciones que deseaba que fueran mentira.

—¿Estas bien? —pregunto el chico cuando abordaron la mesa junto al gran ventanal. Los rayos del sol les abrazaba la piel con suavidad, aunque la temperatura en Julio era incomoda en Nueva York, no había demasiado calor.

Ella asintió.

—Estoy bien.

El siguió sin creerle. Siempre había sido demasiado observador y sabía que algo andaba mal con ella, aunque llevara poco tiempo de conocerla. Algo se avecinaba y apenas escuchaba el sonido de lo que era. Deseo haberla conocido antes porque parecía una mujer interesante, una mujer que traía historias, una mujer perfecta para su hermano mayor y que, sin verlo, le tomo cariño.

Noelle tomo la carta del menú entre sus manos y la hojeo apaciblemente, sin saber que tomar del mismo. Había muchas cosas deliciosas.

—¿Eres pelirroja natural? —pregunto Alexander, de nuevo e intento no esbozar una sonrisa cuando los ojos claros de Noelle lo miraron. Se notaba que su mirada burlona la delataba.

—Soy pelirroja natural... Me dijeron que mi abuelo de parte de padre era albino y se casó con una francesa que le daño los genes. Era de piel quemada y los ojos claros, a mi abuelo ni se le veían las pestañas de lo blanco que era. —comento con suavidad, y luego rio bajo.

—¿Y de dónde eres? —murmuro interesando en las palabras que diría su acompañante a continuación. Era misteriosa, aunque no le gustara preguntar demasiado, debía saber algo de su futura cuñada.

Dejo el menú sobre la mesa y se cruzó de brazos, dejando que mechones de su cabello rojizo se escaparan de su coleta.

—¿Gabriel te mando como espía para saber de mi o qué?

El levanto la mirada de su menú y junto sus propias manos por debajo de su barbilla, estudiándola.

—Tengo que saber de la mujer que le quito la amargura a mi hermano. ¿Estoy mal por eso? Puedes hacer lo mismo conmigo cuando termine... claro, de preguntarte.

Ella no evito escapar una risita de sus labios y asintió, dándose por vencida. ¿Había admitido que ella también estaba interesada por su hermano? Eso, no importaba, en lo absoluto... eso le haría olvidar la llamada.

—Nací en Paris, Francia.

—¿Hablas francés?

—Más idiomas de lo que podrías imaginarte; entre ellos francés. —murmuro ella.

El pareció pensar en una pregunta, pero su teléfono lo interrumpió, le dio un pequeño ademan con la mano para que aguardara y vio el número de su madre reflejado en la pantalla.

—¿Me das unos minutos?

—De acuerdo, ve.




Se alejó lo bastante de la mesa como para tomar la llamada, y sin querer hacerlo, una sonrisa se le formo en los labios de solo escuchar aquella voz tan dulzona que su madre tenía. Además de aquel acento latino que poseía.

Forbidden © ( En edición 2023)Where stories live. Discover now