Capítulo 01 | Mirada inolvidable (Pt1)

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—Es una broma, ¿verdad? —inquirió, dejando aquella montaña de papeles a un lado y apretándose el puente de la nariz. Su hermana, Cristal Belanger, era el sinónimo de peligro. Nunca terminaba de meterse en problemas, y eso, a medida que pasaba el tiempo, comenzaba a estresar a Noelle.

Recordó rápidamente cuando apenas estaba en el jardín de infantes, y Cristal ya tenía una víctima que le hiciera los trabajos fáciles que daba la señora Duphree.

Jamás entendió lo que sucedía dentro de aquella cabecita. Su intención era jugar con los hombres desde temprana edad, y parecía no perder el hábito acorde pasaban los años.

Ella bufo y estuvo segura de que rodeo los ojos porque era evidente que la conocía como la palma de su mano. Irguió la espalda, acomodo el teléfono en su oreja y tanteo el peso de su cuerpo en sus piernas, le estaba colmando la paciencia. Pensó que moviéndose podría deshacerse de la notica que su hermana estaba por darle.

Pero en esa ocasión, no se trataba de chicos, sino que del tema que sus padres ya la tenían hasta la coronilla, el dinero, el dinero que Cristal se gastaba en "cosas sin sentido" como decía su padre.

—Nunca bromeo, Elle, lo digo en serio... —casi estaba segura de que se estaba riendo de ella, y eso la enfureció más—, tan solo hice algunos desarreglos en la tarjeta de crédito.

—No es cuestión de dinero —explico suavemente y suspiro—. Se trata de lo comprando compulsiva que eres. ¿Cómo te vas a gastar miles de dólares en maquillaje en solo una semana? ¿Estás loca?

Escucho la risa característica de su hermana, como diciéndole «Calma, Elle, no es para tanto».

—Eran los últimos que quedaban.

—No me importa, estas así... —hizo un gesto en el aire en dirección a la silla que tenía enfrente, como si ella estuviera allí—, De que te quiten la tarjeta de crédito y yo no voy a hacer que lo eviten.

—Elle... —dijo con ese tono que la hacía doblegarse—, no puedes permitir que me quiten la tarjeta de crédito. Prometo no cometer el mismo error.

Sintió de repente como una corriente caliente subió por sus piernas y le impidió reprenderla. ¿Cuándo iba a decir la verdad? Le costaba mucho creerle porque siempre prometía lo mismo y terminaban en la misma odisea.

Escucho que le daba un ligero toque a la puerta y se relajó, en seguida la cabeza rubia de Alice, su asistente, se hizo presente.

—¿Tiene un minuto? —pregunto bajito para no interrumpir la conversación. Noelle le asintió y se dio por vencida, ya no sabía que más decirle a su hermana menor.

Reunió todas las fuerzas posibles y le pidió a Dios que le diera paciencia, y esperanza, porque no pedía seguir con la misma situación. La presión de sus padres, y las travesuras de Cristal. O terminaría loca.

—Cristal, hablamos cuando llegue a casa, por favor.

La chica refunfuñó y colgó sin mediar palabra. Otro berrinche más y la tendría fuera de sus cabales. Alice tomo asiento en la silla que minutos antes estuvo reprendiendo y abrió la agenda. ¡Dios, cuanto odiaba esa maldita agenda!

—Dime.

Lucho contra sí misma para controlarse, no debía dejar que los problemas personales influenciaran su entorno de trabajo, el único refugio que le quedaba. Alice, su asistente, era dos años mayor que ella y no podía creer que estuviera ya casada. Bueno, la cabellera larga y rubia platinada le daba una ventaja exótica, además de su piel canela y ojos grisáceos.

Forbidden © ( En edición 2023)Onde histórias criam vida. Descubra agora